#Dante2018 y las infinitas formas de leer La Divina Comedia

Dante y Virgilio ya no caminan solos. Miles de usuarios de Twitter alrededor del mundo los acompañan en una lectura digital y colectiva que está transformando la forma de interactuar en redes sociales.

28 de enero de 2018 - 09:21 p. m.
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Ha pasado casi un mes desde que el profesor argentino Pablo Maurette invitara a sus seguidores de Twitter a leer La Divina Comedia de Dante Alighieri. El propósito de esta inusual convocatoria era emprender una lectura abierta, masiva y simultánea de uno de los grandes poemas de la literatura occidental y comentarlo a través del hashtag #Dante2018.

"¿Están hartos de Tinder, de Happn, de Badoo? ¿Quieren conocer gente como ustedes para iniciar vínculos duraderos, profundos, bellos? Vengan a #Dante2018. Hablaremos de demonología, torturas infernales, medioevo y epicureismo", escribió Maurette en su perfil de Twitter, el 27 de diciembre del año pasado.

Las reglas de este viaje a las profundidades de la selva oscura estaban claras: un canto por día empezando el 1º de enero y terminando el 10 de abril. Cien cantos. Cien días. Las condiciones para participar eran obvias: 1) el libro, 2) un ratito todos los días, 3) Twitter, 4) abandonar toda esperanza.

En palabras del escritor colombiano Juan Esteban Constaín, el único compromiso ineludible era “leer toda la obra, del Infierno al Paraíso, en una lectura compartida y universal”.

Lo que empezó como una intuición, como un experimento, como un juego entre amigos, se convirtió rápidamente en el fenómeno digital del mes. Y si #Dante2018 no pierde la fuerza que ha adquirido en estos días maravillosos y sigue ganando adeptos dispuestos a terminar de escalar la montaña inversa del infierno, atravesar las terrazas del purgatorio y subir por los hilos concéntricos del paraíso podría consolidarse como uno de los acontecimientos editoriales más importantes del año.

Dante y Virgilio ya no caminan solos. Miles de personas alrededor del mundo, en varios idiomas y con distintos saberes, los acompañan. La barca de Caronte está llena. Se han subido intelectuales colombianos como Humberto Ballesteros, doctor en literatura italiana, quien se propuso escribir un ensayo diario interpretando el canto correspondiente, o el poeta centroamericano Luis Chávez, que escoge los mejores versos, los traduce y los publica en su cuenta de Twitter.

En este multitudinario descenso al infierno también hay espacio para los principiantes. Los jóvenes que se acercan por primera vez a la obra de Dante, los twitteros empedernidos, las amas de casa, los enamorados, todos ellos se han sumado con una pasión insospechada a este recorrido sin precedentes, y están a punto de conformar el club de lectura más grande de la historia.

¿Cómo fue posible el milagro?, ¿dónde ha estado la clave del éxito?, ¿cuál puede ser el papel de internet y de las redes sociales en este proceso?

La Divina Comedia tiene esa extraña capacidad de hacerle sentir a cada lector que está escrita exclusivamente para él. El Infierno puede ser leído de infinitos modos. Los pecados universales parecen propios. Las culpas que atormentan a toda la humanidad se sienten únicas.

“La Comedia es un libro que tiene tantos significados y tantas interpretaciones como lectores, un libro perfecto: Dante va por él guiado por Virgilio, y el lector sigue sus huellas y hace el mismo viaje y se descubre a sí mismo, del Infierno al Paraíso. Ahí, en el texto, está el universo entero: en él se refleja la cara del que se asome a leerlo, su alma”, escribió Constaín en una columna titulada: Dante 2018.

Quizás estas características, sumadas a la capacidad que tienen las redes sociales para transgredir el orden preestablecido y romper las jerarquías, han hecho posible la histórica maratón de #Dante2018.

En la naturaleza aforística de Twitter, en su capacidad de entablar relaciones entre desconocidos en tiempo real, en su inmediatez y en su viralidad pueden esconderse los cimientos de una comunidad lectora que cada día se reúne a discutir los pasajes más emocionantes de la obra de Dante.

Por unos instantes, Twitter dejó de ser escenario de insultos, banalidades y peleas políticas para convertirse en una biblioteca comunitaria gratuita y multicultural, en un foro interdisciplinario, en una especie de ágora de la antigua Grecia.

En estos días han salido a relucir las fotografías de las primeras ediciones del libro, se han diseñado memes alusivos a la obra, han aparecido retratos de Dante en lego, en vinilo, en acuarela, se han publicado videos e ilustraciones de cada canto. Incluso, se han formado varias parejas de jóvenes que se encuentran en las librerías de América Latina con el único propósito de comprar La Divina Comedia.

Contra todos los pronósticos, han sido muchos más los usuarios que a medida que pasan los días y los cantos se van sumando a la lectura colectiva, que los que abandonan el barco.

Vale la pena recordar experiencias similares como el proyecto digital para leer “En busca del tiempo perdido”, de Marcel Proust, y el de “Don Quijote de la Mancha”, de Miguel de Cervantes, que, si bien no tuvieron el mismo éxito que #Dante2018, nos sirven para confirmar que las redes sociales pueden tener los usos que como sociedad queramos darles.

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