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Del guante teléfono al helicóptero espía, inventos invadieron el Cebit

Estos son algunos de los más innovadores inventos del mayor salón del mundo de la high-tech, el Cebit de Hannover, en el norte de Alemania.

AFP
08 de marzo de 2013 - 10:03 a. m.
investigador asistente del Centro de Investigación Alemán sobre Inteligencia Artificial,Dennis Mronga, ajustando un brazo del Robot AILA, en un mostrador de la feria informática CeBIT./ EFE
investigador asistente del Centro de Investigación Alemán sobre Inteligencia Artificial,Dennis Mronga, ajustando un brazo del Robot AILA, en un mostrador de la feria informática CeBIT./ EFE

Desde el guante que se transforma en teléfono hasta el helicóptero espía en miniatura, el mayor salón del mundo de la high-tech, el Cebit de Hannover, en el norte de Alemania, augura un futuro cada vez más tecnológico gracias a los nuevos inventos.

Ideal para los que viven en países fríos, el guante desarrollado por la empresa china Winnershine Technology permite llamar por teléfono sin congelarse las manos.

Conectado al teléfono por bluetooth, este guante de lana verde tiene un auricular en la tarjeta y un micro en el dedo meñique y está a la venta por el 12,50 dólares.

Hay que gastarse bastante más para poder emular a James Bond con los platillos volantes, aviones o helicópteros espías del chino Woddon Industrial Limited.

El último "iConCopter", cuya comercialización está prevista en los próximos meses, se venderá a unos 299 euros, explica el responsable comercial Harry Chen. Con un radio de 50 metros, este modelo mini de helicóptero, pilotado con ayuda de un smartphone, hace fotos y vídeos de lo que se le pide que observe.

La misma empresa propone también una pelota de golf controlada por smartphone, para ayudar a los aficionados a este deporte a mejorar su técnica. El principio es simple: la pelota está en el suelo y tras bajarse la aplicación, el jugador agarra su teléfono como si se tratara de un club de golf y hace el movimiento de golpear la pelota. La pelota detecta entonces la velocidad y el ángulo del golpe e inicia su trayectoria.

Inventos más serios invaden también los stands del mayor salón del mundo de la high-tech, como este bolígrafo-scaner desarrollado por PenPower Technology, en Taiwán.

Este bolígrafo liso negro puede escanear el texto de un libro o de una hoja de papel simplemente pasando por encima del mismo. La imagen aparece instantáneamente en el smartphone y el texto escaneado puede traducirse a otro idioma.

Lanzado el mes pasado con un precio de 130 euros, este bolígrafo futurista logra reconocer varios idiomas asiáticos, como el japonés, el chino y el coreano y traducirlos por ejemplo al inglés, dice el responsable de la empresa Shin Kuo.

Otra innovación mundial es la tarjeta de cumpleaños vídeo creada por el estadounidense Spreengs. Se puede incluir un vídeo que se activa cuando el destinatario lo abre.

Basta con bajar un vídeo o un diaporama de fotos a través de un puerto USB a la pequeña pantalla en el interior de la tarjeta SIM, que cuesta entre 25 y 45 euros en función de su capacidad.

Los amantes de las novedades tecnológicas podrán permanecer conectados todo el tiempo gracias al reloj Cookoo, que indica cuándo ha recibido un correo electrónico. Conectado al smartphone, este reloj, que salió al mercado en enero por 129 euros, toma fotos, que transfiere directamente al teléfono, y permite oír música sin tener que sacar el smartphone del bolsillo.

Inventos originales, aunque no sean revolucionarios, atraen a los visitantes del Cebit, como esta radio en forma de grifo de ducha o de claqueta de cine que en realidad es un despertador que se apaga cuando se hace el célebre gesto de un director de cine.

El británico Satzuma está orgulloso de presentar su mini-nevera del tamaño de una lata que funciona simplemente enchufándola al ordenador. "Nada mejor que una cerveza fría a lo largo de la jornada sin tener que levantarse del escritorio", dice la responsable comercial, Michaela Grill.

Pero el salón también propone otros inventos como una chaqueta que da abrazos, desarrollada por una empresa de Singapur, que tiene unas pequeñas cámaras de aire que se pueden inflar para simular la sensación de un “achuchón”. O un programa informático que permite a personas con discapacidad crear obras de arte a partir de la simple actividad cerebral que se registra con la ayuda de un gorro.  

Por AFP

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