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El campo se conecta con internet satelital

La señal a través de antenas es, según expertos, la mejor alternativa para cubrir zonas remotas. Sin embargo, para tener una capacidad óptima, la inversión tiene que ser constante.

María Alejandra Medina C.
26 de julio de 2014 - 01:50 p. m.
Antenas de internet satelital. / Cortesía
Antenas de internet satelital. / Cortesía

En Colombia, el número de conexiones a internet de banda ancha no supera los 9 millones, según cifras del Ministerio de Tecnologías de las Información y las Comunicaciones. En este escenario los menos beneficiados han sido los habitantes de las áreas rurales. La situación es consecuencia, en parte, de obstáculos como el limitado despliegue de infraestructura terrestre y acceso a dispositivos. La internet satelital se muestra, entonces, como una opción para disminuir la brecha de conectividad.

Bansat es la empresa que está instalando esta tecnología por primera vez en el país. Con un hub en Bogotá y el telepuerto en Arica (Chile), operado por la compañía Media Networks, Bansat espera poder acercar el acceso a internet a 100.000 agricultores y pequeños y medianos empresarios en departamentos como Risaralda, Antioquia, Caldas, Quindío, Huila, Valle del Cauca y Chocó, inicialmente. “Ya hemos estado en comités con ganaderos y cafeteros para implementar la tecnología en el sistema de producción”, dijo Luis Manuel Faviani, director de Operaciones de Bansat, en conversación con El Espectador.

El servicio de internet satelital funciona a través de la banda Ka, la cual, si bien está en capacidad de manejar gran volumen de información, es propensa a sufrir afectaciones por cambios en las condiciones medioambientales. Ante eso, Faviani asegura que en las pruebas que se han hecho no se han presentado problemas de continuidad en la señal y que Bansat cuenta con una tecnología para la modulación adaptativa. “Un ejemplo de cómo funciona es como si yo estuviera hablando con otra persona de arco a arco en el Campín vacío. A medida que vaya entrando la gente, nos vamos a ver y escuchar cada vez menos”. Cuando las condiciones atmosféricas cambian, la antena y el hub se adaptan e inyectan más potencia, según Faviani.

Abul Rizvi, secretario del Departamento de Comunicaciones de Australia, quien estuvo de visita esta semana en Colombia, asegura que sin duda la tecnología óptima depende de las condiciones. El acceso satelital es una alternativa para áreas remotas. La capacidad que se necesita, sin embargo, tiene que ser muy alta. “Un satélite individual de alta capacidad puede llegar a costar US$1.000 millones y aun así habría latencia por las altas distancias que la señal tiene que viajar”.

En Australia, el Gobierno ha invertido en dos satélites propios, que entrarán a operar en 2016, luego de que los satélites comerciales se quedaran cortos en el servicio que ofrecían.

El satélite disponible para Colombia es propiedad del operador español Hispasat. La inversión en investigación y lanzamiento fue cercana a los US$300 millones. Del mismo dispositivo se alimentan los servicios en México, Perú, Chile, Argentina y Brasil.

En materia de seguridad, el director de operaciones de Bansat afirma que la información es encriptada al momento de transmitirla y sólo la puede desencriptar el telepuerto en Arica.

A nivel de Latinoamérica, la mayor velocidad que se ofrece es de 18 Mbps, mientras que en Colombia el límite de velocidad por ahora será de 6 Mbps para descarga y 20 Gb de capacidad mensual para planes corporativos. Los costos del servicio oscilarán entre los $65.000 y $350.000.

En total, la inversión en Colombia ha sido de US$6 millones y se han creado 30 puestos de trabajo directos.

“Hay que eliminar el mito que tenemos de trabajar sobre una red satelital. Con esta nueva tecnología tenemos la misma velocidad de los enlaces terrestres”, dice Faviani. “Es mucho más fácil de implementar porque no depende de infraestructura terrestre”.

Al respecto, la Comisión de Regulación de Comunicaciones (CRC) asegura que la normatividad para este servicio no se diferencia de la que aplica para el resto de tecnologías (microondas, terrestre, entre otras), y que pueden denominarse de banda ancha, siempre y cuando cumplan con una velocidad de más de 1 Mbps. “Es positivo que haya nuevos agentes y proveedores”, dijo Nicolás Silva, coordinador de Regulación de Infraestructura de la CRC. Para Silva, este tipo de servicios no sólo son un complemento para llegar a lugares donde, a pesar de la acción del Gobierno, no hay acceso a internet, sino que pueden ser una competencia interesante, incluso en áreas ya conectadas, si se ofrecen precios que se ajusten al público.

 

 

mmedina@elespectador.com

@alejandra_mdn

Por María Alejandra Medina C.

 

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