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Un viaje de San Francisco a Los Ángeles tarda hoy poco menos de una hora en avión. Si las ideas del sudafricano Elon Musk pasan del papel a la realidad, en unos diez años ese mismo trayecto demorará sólo 30 minutos en un nuevo medio de transporte bautizado Hyperloop, que puede alcanzar los 1.200 kilómetros por hora, y que se sumaría a los tradicionales trenes, autos, barcos y aviones.
El usuario viajará a través de tubos de acero en unas cápsulas de aluminio de menos de dos metros diámetro. Irá acompañado de otros 27 pasajeros. Y no tendrá que temer por su bienestar porque “es más seguro que viajar en avión”, en palabras de su creador. “Habría una aceleración inicial y una vez que el viaje alcance la velocidad ideal, el usuario no se daría cuenta de que realmente se está moviendo. Es muy parecido a viajar en un avión”, aseguró Musk este martes en la presentación oficial de su proyecto.
Un mes atrás los medios empezaron a especular sobre los detalles de Hyperloop, luego de que Elon Musk anunciara a través de su cuenta de Twitter que en la segunda semana de agosto presentaría los diseños del que él llamó “el transporte del futuro”, que sería impulsado con energía solar.
La expectativa no era gratuita si se tiene en cuenta que Musk ha sido noticia en los últimos años por sus “atrevidos emprendimientos” en el mundo de la tecnología y la ingeniería: es cofundador de Paypal, que revolucionó el sector automotriz con el primer carro eléctrico, y es CEO de la compañía de viajes espaciales privados SpaceX. Incluso se le ha comparado con el billonario detrás del personaje de ficción de Iron Man.
¿Cómo funcionará Hyperloop? Antes de conocerse los detalles periódicos españoles lo habían descrito como “una mezcla entre el Concorde, un cañón de riel y una mesa de hockey”. Y estaban muy cerca de los diseños de Musk, quien explicó que su diseño está compuesto por un sistema de tubos de vacío (dos tubos, en sentidos contrarios), con unas cápsulas impulsadas magnéticamente a alta velocidad.
Las cápsulas tendrían en la punta un compresor-ventilador que desplazaría aire desde la parte frontal hacia la trasera, y ese mismo aire formaría una especie de colchón sobre el que se desplazaría el vehículo sin necesidad de ruedas ni rieles y con una escasa fricción. Según Musk, su idea se acerca más a los sistemas de aire que eliminan la fricción del disco del hockey de mesa, que al mecanismo que utiliza un tren de levitación magnética.
Al interior de las cápsulas el pasajero irá reclinado en un espacio de unos 130 centímetros de ancho y 110 centímetros de alto. El diámetro interno del tubo es de 330 centímetros. No tiene ventanillas y, en cambio, tendrá un sistema especial de entretenimiento para los viajeros. El sistema de tubos estará a una elevación de unos seis metros, pero se plantea que también existan tramos bajo tierra.
El costo del diseño inicial, que está contemplado para recorrer los 560 kilómetros que separan a Los Ángeles de San Francisco, es de unos 6.000 millones de dólares (cada pasaje costaría unos US$20). “Creo que es la solución correcta para casos específicos de gran densidad de tráfico entre ciudades situadas a menos de 1.500 kilómetros una de otra; a partir de ahí el vuelo supersónico sería más rápido y barato”, dijo Musk pero descartó que sea él quien se vaya a dedicar a materializar este proyecto a corto plazo. En sus palabras, se trata de “un concepto abierto para que cualquiera en el mundo pueda trabajar en él”.