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La feria que sobrevivió a los nazis y la Guerra Fría

El encuentro de electrónica de consumo más grande del mundo cumple 91 años. En el camino también ha sido centro de reveses políticos.

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Maria Alejandra Medina C.
09 de septiembre de 2015 - 12:26 a. m.
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Este año en IFA Berlín, la feria de electrónica de consumo más importante del mundo, la atención se la han robado los wearables o tecnologías vestibles, particularmente los relojes inteligentes, como el recién lanzado Samsung Gear 2. Para el público, de fondo crece la expectativa de que esos dispositivos empiecen realmente a trabajar en conjunto con todos los artículos del hogar y la vida cotidiana.

La idea de controlar toda la casa con un clic, al igual que los televisores curvos y la tecnología 4K en aparatos como el teléfono inteligente Sony Z5 y la laptop híbrida de Toshiba, llamada Satellite, están también entre las novedades para resaltar de esta edición. Pero, ¿qué es IFA, el encuentro de la industria que termina mañana en Berlín, Alemania?

La Internationale Funkausstellung (IFA) comenzó en diciembre de 1924. Entonces se llamó la Gro?e Deutsche Funk-Austellung, la Gran Exposición Alemana de Radio. Fue una iniciativa de la Asociación de la Industria de Radio de ese país y atrajo a 242 exhibidores. El motivo principal fue exponer los últimos adelantos en ingeniería de radio, el medio de comunicación que desde finales del siglo XIX estaba revolucionando el mundo.

Se convirtió en un evento anual, nunca con menos de 200 exhibidores. En 1926 fue la inauguración de la emblemática torre de radio que identifica a Messe Berlín, el centro de exposiciones de 150.000 metros cuadrados que hasta hoy es la casa de IFA. La feria nació siendo de talla mundial, para ser vitrina de los hitos en la historia de la electrónica.

Albert Einstein daría el discurso inaugural en la séptima versión de IFA, en 1930. “Cuando piensen en la radio, piensen también en la forma cómo el ser humano ha venido a poseer tan maravillosa herramienta para la comunicación”, dijo. Sólo tres años más tarde, el escenario sería totalmente diferente.

Con la llegada de la Alemania nacionalsocialista en 1933, el ministro de la Propaganda, Joseph Goebbels, se pondría al frente del evento, que contó 256 exhibidores ese año, hasta 1939. Al mando, Goebbels promovió el lanzamiento del Volksempfänger, literalmente “el receptor del pueblo”, un radio de menor costo que hizo asequible esta tecnología para el ciudadano alemán.

Dice Heidemarie Wawrzynn en su libro Nazis in the Holy Land que la falta de cercanía de la gente en las regiones con las noticias del régimen hacía temer que los ciudadanos se estuvieran informando con las noticias del enemigo. Entonces Goebbels mandó desarrollar el receptor del pueblo, una efectiva herramienta de propaganda, que llevó discursos e himnos nacionalsocialistas a los oídos de los alemanes.

En el ’39, la feria pasó a ser también de televisión, con los primeros adelantos de esa tecnología, pero asimismo sería el último año de Goebbels con la batuta. La Segunda Guerra Mundial barrió con la feria, hasta que en 1950, con una nación y una economía tratando de recuperarse, volvió a aparecer.

El evento se llevó a cabo también en Fráncfort en 1957 y 1959. Pero un nuevo bache se abrió en 1961. Dos semanas antes de la apertura de la feria, los soviéticos dieron inicio a la construcción del Muro de Berlín. De todas formas, el presidente federal Heinrich Lübcke decidió seguir. Según The Huffington Post, esta decisión, la de llevar a cabo una feria puramente capitalista, era desafiante para la República Democrática Alemana.

En efecto, la feria se mantuvo firme hasta 1991, paseándose cada dos años entre Berlín, Stuttgart y Düsseldorf, pero al principio apenas con poco más del centenar de exhibidores. Reconstruye el Huffington Post que en efecto era difícil ser anfitrión de un evento de comercio en un punto con una situación crítica en cuanto a vías y formas de acceso como Berlín.

Aun así, IFA estuvo vigente durante 30 años, hasta la caída del Muro. En ese momento el número de exhibidores se disparó: de más de 300 hasta 571 entre el 89 y el 91. En 1993 ya eran 741 de 33 países. Desde 2006 se lleva a cabo, de nuevo, de forma anual.

En esta versión, la feria recibió a más de 1.600 expositores y 150.000 visitantes, con la esperanza de superar los 4 mil millones de euros en pedidos, previos a la época navideña, que ha logrado en las últimas versiones.

IFA ha visto el paso desde las primeras ondas de radio, a las primeras de la televisión, la telefonía móvil e internet. Pero también ha sido lugar y testimonio de los reveses políticos del siglo XX, frente a los cuales se mantuvo para ser hoy, de lejos, vitrina obligada de la electrónica mundial y, por lo tanto, anticipo de los elementos que seguirán transformando la vida de las personas.

 

 

 

Por Maria Alejandra Medina C.

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