Lo que promete (y preocupa) de la inteligencia artificial

La segunda generación de la IA es una de las tendencias en el evento de tecnología de consumo más importante del mundo. Si bien hay avances significativos, este nuevo desarrollo supone aún más retos en la protección de la información personal que estará alojada en la red.

David Carranza LAS VEGAS*
11 de enero de 2019 - 03:00 a. m.
Los carros del futuro en el Consumer Electronics Show (CES), en Las Vegas (EE. UU.) / David Carranza
Los carros del futuro en el Consumer Electronics Show (CES), en Las Vegas (EE. UU.) / David Carranza

Los carros que se dirigían al Consumer Electronics Show (CES), en Las Vegas (EE. UU.), por momentos quedaban estacionados en la calle. El tráfico empeoraba a medida que se estaba más cerca del evento. Este año, los asistentes descubrirían que ese tiempo muerto en la movilidad es uno de los problemas que quieren atajar las compañías interesadas en el transporte del futuro.

La intención de empresas como Panasonic es que para el 2030 entren en funcionamiento vehículos que, además de autónomos, tengan todo un sistema de entretenimiento dentro de las cabinas.

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Las promesas de desarrollo tecnológico en el CES 2019 siguen en línea con lo que se ha visto en los últimos años: inteligencia artificial, vehículos autónomos, internet de las cosas y la red 5G. Sin embargo, con el tiempo se complejizan los sistemas. En esta edición de la feria no solo los carros eran autotripulados, sino que se hicieron demostraciones en las que las ventanas se pueden convertir en pantallas para que los pasajeros se distraigan durante el viaje.

Panasonic presentó dos prototipos de esta clase de vehículos. Uno de ellos es el Space L. “L es de living, vivienda o habitación. La idea es que puedas tener una cabina que parezca la habitación de la casa en la que vives”, dijo Mario González, vocero de la compañía para Latinoamérica.

El vehículo ofrecería varios servicios adicionales al transporte. “El interior tiene materiales táctiles que se convierten en controles, pantallas en donde hay sensores que te dicen: ‘Oye, tienes un ritmo cardíaco muy acelerado, tu presión también está alta y veo que estás muy alterado, entonces te voy a poner música relajante, voy a bajar el nivel de la luz y te voy a proporcionar un aroma que te va a relajar’”, explicó González.

Esto es lo que algunos expertos llaman el segundo nivel de la inteligencia artificial (IA). Se trata de que ahora los dispositivos, además de obedecer órdenes, sean capaces de entender las necesidades y los propósitos de los usuarios.

“La siguiente generación de IA va a hacer posible las verdaderas máquinas inteligentes”, dijo Ip Park, jefe de tecnología de LG durante su presentación en la feria. Lo que ofrece esta nueva ola de dispositivos es que los sistemas puedan “leer las intenciones del consumidor y sugerir las mejores formas de lograrlas. De ese modo podemos finalmente liberarnos del problema de escoger”.

Esta dinámica permitiría, por ejemplo, que las neveras recomienden un plato al usuario según los alimentos que almacenan. Incluso, que proyecten la receta sobre la puerta y, de ser necesario, le den la orden al horno para que se precaliente.

Esta hiperconectividad de las cosas es presentada por las compañías de tecnología como ahorro de tiempo y mejoramiento de la calidad de vida. Sin embargo, un ecosistema de dispositivos inteligentes conectados entre sí, que cuentan con una cantidad de información importante sobre los hábitos de consumo de los usuarios, se vuelve un riesgo para los consumidores en términos de seguridad digital.

Para Kenneth Hong, director global de comunicaciones de LG, el asunto es meramente transaccional. Si el consumidor quiere que su lavadora pronostique cada cuánto va a necesitar ponerse en funcionamiento, es necesario que esté conectada con el calendario de actividades del usuario. Es decir, para que un dispositivo tenga esa capacidad tecnológica y pueda hacer mejores predicciones es indispensable proveer datos de la persona que lo va a usar. “No puedes tener al mismo tiempo privacidad y dispositivos con funcionalidades inteligentes”, dijo Hong a El Espectador.

El nivel de transparencia de las empresas con sus consumidores seguirá a prueba con las tendencias que imperan en el mercado. Sin embargo, el cuidado de los datos también recae en los usuarios y es un aspecto en el que, según los expertos, no se ha hecho el énfasis suficiente ni existe la educación apropiada.

“Los consumidores tienen que ser más inteligentes para saber lo que dan y lo que no”, explicó Hong. El representante de la marca surcoreana cree que los usuarios deben medir qué tanta información ofrecen, para qué fin y en qué momento. Incluso, estas decisiones pueden empezar por acciones tan básicas como desactivar los sistemas de geolocalización en determinadas circunstancias.

Si bien el concepto de “casas inteligentes” fue uno de los más celebrados en el CES 2019, aún no hay un consenso sobre lo que este significa. Es decir, desde qué momento se puede considerar que un hogar da el paso de conectividad conjunta de sus equipos para crear un ecosistema digital que le ayude a mejorar su estilo de vida.

En lo que sí están de acuerdo las compañías de tecnología es en que es indispensable que los usuarios cedan información importante sobre sus vidas para que puedan disfrutar de la inteligencia artificial que los dispositivos ofrecerán. Hong fue enfático al referirse a ese tema: “Si no quieres que nuestra nube tenga tu información, no compres un televisor inteligente”.

* Artículo posible por invitación de LG Electronics.

Por David Carranza LAS VEGAS*

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