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Netflix venderá en Colombia tarjetas prepago para acceder a sus servicios

Reed Hastings, CEO de la empresa, habló sobre el futuro de la televisión en una visita a Bogotá en la que también visitó la grabación de Narcos.

Santiago La Rotta
03 de diciembre de 2015 - 06:48 p. m.
Reed Hastings, CEO de Netflix. / Cortesía: Netflix
Reed Hastings, CEO de Netflix. / Cortesía: Netflix

¿Cuál es el próximo paso en la evolución tecnológica de la televisión? “La inclusión de HDR en el video”. La respuesta resulta modesta, acaso sobria, si se tiene en cuenta que esta es una técnica que modifica cosas como el contraste y la coloración de la imagen y que ya es ampliamente usada en el mundo de la fotografía; y lo es aún más si se tiene en cuenta que las palabras son de Reed Hastings, CEO y cofundador de Netflix.

Para ser una compañía que es posible sólo gracias a la tecnología, la visión a largo plazo de Netflix resulta algo más bohemia, por decirlo de alguna forma: la piedra angular en el futuro de la empresa es la inversión en contenido, el desarrollo de más y mejores series, películas, documentales…

Aunque las cifras varían un poco, se estima que en Colombia hay un millón de personas que acceden a plataformas de streaming de video. Por otro lado, los números del Ministerio TIC aseguran que hay más de 10 millones de conexiones a banda ancha en el país. Lo que el cruce de ambos datos dice es que el mercado para este tipo de servicios está prácticamente intacto.

La estrategia de Netflix, según el propio Hastings, pareciera lejos de ofrecer innovaciones técnicas de cara al usuario y se centra, casi exclusivamente, en la producción de contenido. Esta es una tarea que a veces se hace localmente para servir una demanda global. “Tener grandes series y películas es la razón por la que la gente entra a Netflix”.

Narcos ha sido una de nuestras grandes apuestas localmente y la serie ha resultado un éxito en todo el mundo. Ayer estuve visitando la grabación acá en Colombia y creo que la gran lección que nos está dejando este producto es que la buena narrativa, contar buenas historias, es lo mejor que podemos hacer”.

Toda revolución presenta obstáculos. Lo que ha sucedido en el mundo de la televisión no es un asunto diferente: el cambio entre el modelo lineal (la televisión clásica) y el de demanda por internet ha tomado un cierto tiempo y aún hoy no termina de cumplir algunas de sus promesas más básicas, como la disponibilidad de cualquier contenido en cualquier lugar al mismo tiempo.

No es la primera vez que Hastings lo dice, aunque no por eso deja de ser relevante: “El modelo de la televisión lineal se acabará en 20 años”. Sin embargo, los problemas de licenciamiento probablemente sigan por siempre, según el mismo Hastings. “Nosotros estrenamos nuestras series en simultánea para todo el mundo. Pero no creo que, por ejemplo, HBO vaya a querer licenciar contenido en nuestra plataforma”.

La compañía lleva años en un agresivo plan de expansión internacional que le ha permitido diversificar su base de usuarios (actualmente, un tercio de estos viene de fuera de EE.UU.). Ahora, la conquista de mercados extranjeros se ha enfocado en Asia y es ahí en donde Hastings está apostando mejor mano. En septiembre de este año, el servicio entró a Japón y lo hizo duplicando la oferta de contenido local que usualmente está disponible en la plataforma.

Pero la globalización incluye, claro está, hacerle frente a problemas globales en temas como cobertura de banda ancha y acceso a tarjetas de crédito, el método de pago por excelencia en Netflix.

Sobre este último punto, Hastings anunció durante su visita a Bogotá, que en 10 días se podrán conseguir, en tiendas locales, tarjetas prepago para entrar a Netflix. Este es un servicio que ya existe en otros mercados, como México, en donde comenzó a funcionar hace seis meses.

Contrario a lo que ha ocurrido en otras industrias, con otras compañías, Netflix ha estado ciertamente al margen de peleas legislativas que afecten su modelo de negocios. Quizá el mayor peligro que tendría, desde el punto de vista de la regulación, tiene que ver con la neutralidad de red, un principio que, en palabras simples, estipula que todo contenido en la web debe ser tratado de la misma forma: sin preferencias, ni bloqueos, ni intermitencias.

No resulta sorpresivo, entonces, que la compañía haga parte de un movimiento mundial que defiende este principio, una batalla que resulta conveniente para Netflix, pero que en últimas también lo es para los usuarios. “Este es el gran peligro que acecha a internet, la pérdida de la neutralidad de la red. Es algo por lo que abogamos en todos lados. En Latinoamérica, Chile introdujo una de las primeras leyes en el mundo para blindar este aspecto, así como Brasil (en donde existe el Marco Civil de Internet)”.

“No hemos tenido problemas con las leyes de ningún país en buena parte porque nuestro modelo de negocios no implica el despliegue de publicidad. Cuando se ofrecen avisos, se captura información para poder enfocar mejor el material publicitario. No es porque seamos mejores que otras compañías, sino es simplemente por la forma como funcionamos”.

Esto no quiere decir que Netflix no recopile información, sino que cuando lo hace la utiliza para posicionar mejor sus propios productos. Uno de los grandes retos de la compañía es reducir el tiempo que un usuario emplea en encontrar el contenido que quiere ver. En últimas, la meta es que el sistema pueda sugerirle a cada persona exactamente lo que desea consumir en la plataforma. “En nuestro escenario ideal, la perfección, el usuario prendería su televisor y el sistema le arrojaría no 10 ni cinco opciones de programas, sino apenas una: justo el contenido que la persona quiere ver. Creo que esto no va a suceder en mi tiempo de vida, aunque cada vez mejoramos más en este tema” dijo Todd Yellin, vicepresidente de innovación de producto de la empresa, en una entrevista anterior con este diario.

El análisis de datos y la programación de sistemas de inteligencia artificial, así como el mejoramiento de la interfaz del usuario, representan elementos del lado más tecnológico de una empresa que se define cada vez más como una productora de contenido; Hastings asegura que al menos 1.000 personas trabajan en los algoritmos que manejan el sistema de sugerencias del servicio.

¿Qué implicaciones sociales tiene el cambio de modelo de la televisión? Para ser el líder de su propia revolución, Hastings, se toma un segundo extra en esta respuesta: “Creo que la inversión en contenido es una forma de apoyar la generación de ingresos. Y si los ingresos crecen, esto redunda en la creación de más series y películas. Esto estimula la competencia, algo que también beneficia al usuario. Lo que sucede acá no es muy diferente de lo que pasa usualmente con la entrada de nuevas tecnologías, un movimiento que suele hacer daños en algunos sectores, pero que termina trayendo beneficios en otros. Por ejemplo, la entrada de la telefonía celular prácticamente acabó con las líneas fijas, pero también impulsó otra serie de cambios. Estamos experimentando algo similar”.

Por Santiago La Rotta

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