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Los dispositivos móviles son un acompañamiento indispensable en nuestra vida, acompañándonos a todas partes: la oficina, el gimnasio, la playa e incluso el baño. En este constante ir y venir, el riesgo de que los celulares entren en contacto con el agua está siempre presente. Desde un vaso derramado en la mesa hasta una caída accidental en la piscina, las situaciones que pueden provocar un “chapuzón” en los productos tecnológicos son más comunes de lo que pensamos.
De hecho, según las estadísticas de algunos sitios de estadísticas como Demandsage, Consumer Affairs y Ansonalex, los accidentes relacionados con agua representan una de las principales causas de daño a dispositivos móviles, superando incluso caídas o fallos técnicos. Esto no es sorprendente, considerando que alrededor del 70 % de las personas admite usar sus teléfonos en lugares como la cocina o el baño, donde los líquidos son un riesgo constante.
Comprender la probabilidad de que un celular se moje no solo permite ser más conscientes del cuidado que debemos tener, sino también valorar la importancia de características como la resistencia al agua, un factor que se convirtió en un punto de venta clave en el mercado de los smartphones.
Cuando un celular entra en contacto con agua, las consecuencias pueden variar desde fallos temporales hasta daños irreversibles en el hardware o la batería. Esto ocurre porque el agua, especialmente si es salada o contiene minerales, puede provocar cortocircuitos en los componentes electrónicos internos. Aunque muchos dispositivos actuales cuentan con certificaciones de resistencia al agua, como IP67 o IP68, estas tienen limitaciones y no garantizan protección total frente a accidentes en todas las condiciones.
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Por ello, saber cómo actuar rápidamente en caso de que el dispositivo se moje puede marcar la diferencia entre un pequeño susto y la pérdida total del celular. Además, conocer qué no hacer es igual de importante para evitar agravar el problema.
La preparación y la información no solo ayudan a minimizar el impacto de estos accidentes, sino que también pueden ahorrar tiempo, dinero y estrés al lidiar con reparaciones o reemplazos.
¿Qué hacer cuando un dispositivo móvil se moja?
Ante un accidente que involucre agua o líquidos, es fundamental seguir ciertos pasos para evitar daños irreparables en el dispositivo móvil. Según recomendaciones generales de Samsung, estas son las acciones esenciales:
- Apagar el dispositivo de inmediato
Apagar el teléfono previene cortocircuitos que podrían dañar componentes internos. Si tiene batería extraíble, se deben retirar la batería, la tarjeta SIM y otros accesorios. En modelos con batería fija, puede apagarse manteniendo pulsados simultáneamente los botones de Bajar volumen y Lateral durante 3-4 segundos.
- Secar el dispositivo
Se recomienda eliminar toda la humedad visible con un paño limpio y seco, enfocándose en áreas como el puerto de carga o el conector de auriculares. El uso de bastoncillos de algodón puede ayudar a alcanzar zonas difíciles.
- Lavar residuos extraños si es necesario
Si el dispositivo estuvo en contacto con líquidos como agua salada o bebidas, es importante enjuagarlo suavemente con agua limpia durante 1-3 minutos para eliminar salinidad o impurezas que puedan acelerar la corrosión. Luego, si debe secarse.
- Dejarlo secar al aire
El dispositivo debe colocarse en una zona ventilada o con aire frío, evitando el uso de secadores o fuentes de calor directo, que podrían dañar los componentes internos.
- Consultar a un servicio técnico
Incluso después del secado, la humedad interna puede persistir. Por ello, es recomendable llevar el dispositivo a un servicio técnico especializado antes de intentar encenderlo nuevamente.
- Conocer los límites de la protección del dispositivo
Muchos teléfonos actuales cuentan con certificaciones como IP68, que garantizan cierta resistencia al agua, pero esta tiene límites definidos por tiempo, profundidad y condiciones específicas.
¿Qué no hacer con un celular mojado?
Cuando un dispositivo móvil se moja, no solo es crucial saber qué hacer para mitigar el daño, sino también conocer qué prácticas evitar para no agravar la situación. Una de las acciones más importantes es resistir la tentación de encender el dispositivo mientras aún esté húmedo. Aunque pueda parecer un paso lógico para verificar si sigue funcionando, hacerlo puede causar cortocircuitos en los componentes internos.
Además, nunca se debe conectar el dispositivo a la corriente para cargarlo mientras todavía haya rastros de humedad. Este error común no solo puede agravar los daños internos, sino que también representa un peligro significativo, ya que los circuitos mojados son propensos a fallos eléctricos.
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Otra práctica que debe evitarse es el uso de fuentes de calor directo, como secadores de pelo, radiadores o incluso exponer el teléfono al sol. Aunque puede parecer una solución rápida, el calor intenso puede dañar permanentemente los materiales plásticos y componentes electrónicos del dispositivo. Asimismo, sacudir el teléfono enérgicamente para intentar drenar el agua puede ser contraproducente, ya que el movimiento podría facilitar que el líquido se filtre aún más hacia los circuitos internos.
Conocer estas precauciones es tan importante como actuar rápidamente tras el contacto con líquidos, por el hecho de que muchas de las decisiones impulsivas que se toman en estos momentos suelen empeorar el daño. Por ello, siempre es recomendable seguir métodos comprobados y, de ser necesario, acudir a un servicio técnico especializado.
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