Reseña: los obstáculos de Need for Speed Payback

Lentitud, repetición y un perverso sistema de microtransacciones hacen que el juego no cumpla las expectativas.

Ruben Barboza
03 de enero de 2018 - 01:53 a. m.
La trama se centra en vencer en carreras callejeras a las diferentes pandillas de la ciudad. / Cortesía - Electronic Arts
La trama se centra en vencer en carreras callejeras a las diferentes pandillas de la ciudad. / Cortesía - Electronic Arts

Need for Speed: Payback se siente como un esqueleto. Al terminar de jugarlo es inevitable pensar que el contenido es escueto no por la falta de ideas, sino por el poco desarrollo de éstas, que quisieron implementar con un modelo de progresión similar al de un RPG, el cual al principio parece muy llamativo y prometedor, pero que tristemente se apoya demasiado en el perverso sistema de microtransacciones que se ha popularizado en estos últimos años. (Lea también: FIFA 18: Un juego cada vez más bonito)

Por eso uno termina viéndose obligado a realizar las mismas carreras ya completadas una y otra vez para avanzar a paso lento en el contenido del juego, lo que termina sintiéndose profundamente aburrido.

Y eso es una lástima, porque hay que resaltar que es un videojuego con un estilo de carreras arcade que lo hace bastante adictivo cuando comienzas a jugarlo y navegas el mapa de Fortune Valley. (También le puede interesar: "Crash Bandicoot N Sane Trilogy": una dosis de nostalgia muy bien hecha)

La historia

La serie Need for Speed se ha caracterizado por asemejarse en gran parte a la serie de películas de Rápido y furioso, y esta entrega no es la excepción: está plagada de los clichés del género, tan atractivos en la actualidad.

El protagonista de la historia es Tyler Morgan, quien lidera una banda de corredores dedicada a competir en las calles y, por qué no, a realizar robos a alta velocidad de vehículos de otras pandillas y cabecillas de la ciudad de Fortune Valley. Sin embargo, nuestra banda es engañada y traicionada por La Casa, organización que ejerce control sobre toda la ciudad. Es por ello que nuestros personajes deben reagruparse para retomar de nuevo las calles y logran su venganza contra este temido cartel. Sólo falta Vin Diesel.

Como ven, la historia posee todos los elementos típicos. Por eso mismo se torna predecible y en su ejecución cae en varios baches que dejan mucho que desear, como que los personajes son poco carismáticos y los intercambios entre ellos generan, en ocasiones, pena ajena. Mala señal.

La trama se centra en vencer por carreras callejeras a las diferentes pandillas de la ciudad. Estas competiciones varían entre las clásicas carreras callejeras y aquellas con vehículos todoterreno, las de aceleración, derrape y escape. Estas últimas son las que se centran en transportar personas o realizar robos mientras te confrontas con la Policía intentando huir exitosamente de la fechoría.

El juego

El juego ofrece para cada actividad una categoría de vehículos acorde a los objetivos del reto, los cuales deberás mejorar para avanzar en las diferentes competiciones. Al vencer a un cierto grupo de bandas se abren unas misiones que ponen a mover los engranajes de la historia. Estas misiones tienen el tono cinemático y bombástico que nos esperábamos y le dan un esperado cambio de ritmo al juego.

Como se dijo al inicio, la jugabilidad es muy adictiva. Además, por el estilo propio de Need for Speed, los vehículos son más sencillos de maniobrar y modificar a comparación de juegos mucho más técnicos en sus mecánicas, como Forza 7.

Tenemos nuestros propios garajes, donde podremos desbaratarlos y volverlos a armar a nuestro antojo. Todo esto facilita que los jugadores no levanten el pie del acelerador por largos períodos. Y, créanme, pisarán ese acelerador a fondo por las mismas pistas ya transitadas un gran número de veces, pues para mejorar un vehículo en particular y estar al nivel del siguiente reto se necesita invertir bastante tiempo en el sistema de progresión del juego, que se centra en un modelo de cartas, llamadas Speed Cards, que mejoran los atributos dependiendo de la parte del vehículo que esté ligada a dicha carta, que podrás obtener de varias formas.

La primera aparece tras finalizar una carrera y te otorgará el derecho a una carta, que bien puede o no mejorar tu vehículo. La segunda es por medio de compras en las tiendas, las cuales refrescan sus inventarios cada media hora si no hay nada que nos sirva, o intercambiando un grupo de tres cartas en la misma tienda, para obtener una aleatoriamente, donde sólo podrás elegir un atributo de la carta que obtendrás.

Es un sistema en esencia prometedor, pero lento. El dinero no te alcanzará y te veras volviendo a competir en las pistas ya vencidas para ganar más dinero y cartas y estar a la altura del siguiente reto, hasta que tu carro, por más que lo modifiques, no dará la talla con nuevos vehículos de las pandillas. Por ello deberás comprar otro y modificarlo de nuevo, y vamos a necesitar más plata y más cartas…

Es un proceso lento, que torna el juego en algo monótono y frustrante, no porque el sistema en sí sea malo, sino porque estaremos haciendo lo mismo muchas veces para dar un paso adelante. Y si te encuentras fastidiado de tanta repetición, ¿cuál es la solución que te ofrecen? Comprar con dinero real los paquetes de cartas Premium en las tiendas para acelerar el proceso, por supuesto. Genios.

Pareciera que el juego estuviera diseñado para que uno repita partes de relleno una y otra vez, mientras te invita a que visites la tienda para gastar dinero real y acelerar el proceso. Por ello, lo más veloz del juego es sin duda como se va en picada el factor de diversión después de un buen tiempo.

Por Ruben Barboza

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