Las autoridades acusan a este servicio de mensajería encriptada, particularmente popular entre los movimientos antivacunas, de pasividad respecto a la difusión de discursos de odio.
Quienes se oponen a la vacunación contra el coronavirus vienen movilizándose desde hace varias semanas en Alemania, donde se manifiestan con regularidad mediante mítines, a veces acompañados por incidentes con las fuerzas del orden.
Es muy probable que las tensiones alcancen otro nivel tras la presentación al parlamento el miércoles de una iniciativa de vacunación obligatoria, que tiene el respaldo del canciller Olaf Scholz pero que divide claramente a la sociedad.
A mediados de diciembre, la Policía alemana realizó una redada en Dresde, donde incautó armas tras la difusión de amenazas de muerte, captadas en un grupo de la app, contra el ministro-presidente de Sajonia, favorable a la vacunación.
La ministra del Interior quiere presentar antes de Semana Santa un plan que obligue a Telegram a eliminar mensajes de odio, así como identificar a sus autores.