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Una historia en 140 caracteres

Rosaura Ochoa divide su tiempo entre el Twitter, su blog personal y asesorar a empresas acerca de cómo mejorar su presencia ‘on-line’.

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Santiago La Rotta
30 de junio de 2010 - 09:27 p. m.
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“Hay días en que mi Twitter es bipolar”. Es difícil culparla. Son, hasta el momento de la escritura de esta nota, 38.706 tweets, 12.061 seguidores y 5.181 personas a las que sigue. Con semejantes cifras de presencia en línea es apenas entendible que, de tanto en tanto, Rosaura Ochoa tienda a perder un poco la cabeza, la cabeza digital. Ah, también está su blog y esa especie de chat, que también se da a través de Twitter, en el cual alguien le escribe, o la menciona, al menos un par de veces cada minuto.

Un buen día de este año la firma Llorente y Cuenca, empresa especialista en consultoría en comunicaciones, la llamó para ofrecerle un empleo en México. “Sí, me interesa”, dijo Rosaura. El único problema era que desde hacía siete años vivía en Estados Unidos.

“Laquesefue” es el nombre de Ochoa en Twitter, aunque también es una suerte de estado del alma: la que se fue de México a Estados Unidos, la que se fue del periodismo para comenzar una nueva carrera como radióloga. Sí, radióloga de radiología, no de especialista en la radio. La ruta establecida la llevaría de la sala de redacción al consultorio.

En medio del cambio de país, idioma, trabajo, rutina, vida, Rosaura descubrió el seductor llamado de los nuevos medios, el canto de sirena de los blogs, Twitter y todas aquellas plataformas que invitan a conversar con el inmenso vacío de la red, a gritarle a la nada de la fibra óptica lo que yo pienso. Sin saberlo, Ochoa no sólo regresaba a la escritura, herramienta perdida en el cruce de la frontera, sino que comenzaba a hacer una especie de hoja de vida formada de migajas, de tweets, entradas en su blog… El rastro de las migajas, como en Hansel y Gretel, llevó a la llamada con la oferta de trabajo y, con ésta, la vuelta a México: “Laquesefue”, “laqueregresa”.

Hoy en día Rosaura Ochoa se dedica a asesorar a diferentes empresas para que mejoren, no sólo su presencia en línea, sino que aprovechen las bondades de la web social dentro de su modelo de negocios. Además de esto, continúa siendo activa twittera y bloguera, medios en los cuales dedica buena parte de sus clics y golpes de teclado a hablar de la incidencia que la tecnología tiene sobre la vida privada, la cultura empresarial, el mundo entero.

En momentos en el que la palabra “consultor” abarca toda suerte de pecados, Ochoa comprende las redes sociales no sólo como una herramienta de marketing empresarial, sino como una forma de establecer vínculos entre el ciudadano y las entidades comerciales, vínculos que deben reforzar el compromiso del comerciante a cumplirle al comprador. “Las redes ayudan a que las empresas sean más responsables con sus clientes. Mi trabajo consiste en idear estrategias y planes para acercar la industria al consumidor desde la web social”.

Paradójicamente, esta mexicana de amables maneras, no es especialista en dispositivos. Es más, no la entusiasman demasiado. “Yo me metí de lleno en esto cuando salió el iPhone. Antes sentía que los aparatos no eran lo mío y pues poco a poco he ido aprendiendo cómo manejar todo en este mundo. La verdad es que la web social me cambió la vida: me devolvió la posibilidad de escribir cuando pensé que ya no podía hacerlo”.

Por Santiago La Rotta

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