Una mente móvil

Hace más de seis años, cuando los usuarios usaban sus teléfonos móviles sólo para hacer llamadas y tomarse fotos (no existían los chats, el acceso a internet y al correo electrónico, los traductores, informes del estado del tiempo y un sinfín de opciones para todos los gustos), Juan Camilo Nates, un ingeniero electrónico de la U. de los Andes, recibió la propuesta de un hombre que toda su vida había estado en el mundo de las telecomunicaciones, su padre, quien lo entusiasmó con la idea de meterse en el negocio de las aplicaciones para celulares.

Después de hacer una maestría en microelectrónica en Francia, Nates regresó al país para darle vida a Colombia Games. Una empresa que al comienzo sólo se dedicó a desarrollar juegos para móviles, pero que después del éxito de sus creaciones incursionó en el campo de las aplicaciones a la medida y ahora es una de las encargadas de nutrir la tienda de Nokia (Ovi Store) en Colombia.

Llegar hasta este nivel no ha sido una labor sencilla. Nates confiesa que parte del secreto de su compañía es haber encontrado un equipo de programadores y creativos capaces de salirse de lo empresarial y de pensar en lo que los usuarios de celulares quieren en términos de aplicaciones: juegos, redes sociales, entretenimiento y consultas de información general.

Lorena Vallejo, de comunicaciones corporativas de Nokia, explica que desde hace tan sólo dos años comenzó el boom de las aplicaciones por cuenta de que ahora los usuarios buscan personalizar sus equipos y descargar las que más les interesan, les parecen divertidas y les facilitan sus tareas académicas o laborales.

Colombia es uno de los países que están comenzando a descubrir el potencial que tienen como modelo de negocio las aplicaciones. De hecho, Nates admite que a medida que pasa el tiempo la competencia se ha vuelto más reñida y resalta que lo importante es hacer productos de calidad que entretengan y le hagan la vida más fácil a los usuarios.

Hace más de seis años, cuando los usuarios usaban sus teléfonos móviles sólo para hacer llamadas y tomarse fotos (no existían los chats, el acceso a internet y al correo electrónico, los traductores, informes del estado del tiempo y un sinfín de opciones para todos los gustos), Juan Camilo Nates, un ingeniero electrónico de la U. de los Andes, recibió la propuesta de un hombre que toda su vida había estado en el mundo de las telecomunicaciones, su padre, quien lo entusiasmó con la idea de meterse en el negocio de las aplicaciones para celulares.

Después de hacer una maestría en microelectrónica en Francia, Nates regresó al país para darle vida a Colombia Games. Una empresa que al comienzo sólo se dedicó a desarrollar juegos para móviles, pero que después del éxito de sus creaciones incursionó en el campo de las aplicaciones a la medida y ahora es una de las encargadas de nutrir la tienda de Nokia (Ovi Store) en Colombia.

Llegar hasta este nivel no ha sido una labor sencilla. Nates confiesa que parte del secreto de su compañía es haber encontrado un equipo de programadores y creativos capaces de salirse de lo empresarial y de pensar en lo que los usuarios de celulares quieren en términos de aplicaciones: juegos, redes sociales, entretenimiento y consultas de información general.

Lorena Vallejo, de comunicaciones corporativas de Nokia, explica que desde hace tan sólo dos años comenzó el boom de las aplicaciones por cuenta de que ahora los usuarios buscan personalizar sus equipos y descargar las que más les interesan, les parecen divertidas y les facilitan sus tareas académicas o laborales.

Colombia es uno de los países que están comenzando a descubrir el potencial que tienen como modelo de negocio las aplicaciones. De hecho, Nates admite que a medida que pasa el tiempo la competencia se ha vuelto más reñida y resalta que lo importante es hacer productos de calidad que entretengan y le hagan la vida más fácil a los usuarios.