¿Qué es exactamente un juguete? En términos simples, es un objeto pensado para jugar, entretener, divertir o incluso enseñar. Tradicionalmente, se asocia con la infancia, pero en realidad, su alcance va mucho más allá. Un balón puede ser una herramienta deportiva, sí, pero también es un juguete. Lo mismo ocurre con una Barbie, un carro de colección o un set de LEGO de mil piezas, aunque su caja diga “+18”.
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Para entender mejor qué entra (y qué no) en esta categoría, vale la pena mirar el Sistema ESAR (Jeu d’Exercice, Symbolique, d’Assemblage, de Règles), una clasificación francesa que organiza los juegos y juguetes en cuatro tipos:
Ejercicio: repetir acciones por el simple placer de hacerlas.
Simbólico: asignar nuevos significados a los objetos.
Ensamblaje: construir, montar, crear.
Juego con reglas: seguir normas con un objetivo claro, como ganar.
En esta última categoría —el juego con reglas— es donde los videojuegos encajan de forma natural. Tienen objetivos, estructuras definidas, exigen habilidades y, por supuesto, entretienen. También pueden enseñar, emocionar y conectar a quienes juegan.
Entonces, si cumplen con todas esas funciones, ¿por qué seguimos dudando de si los videojuegos son juguetes?
La evidencia histórica muestra que desde su primera comercialización se le consideró un juguete. Aun así, eso no significa que más de medio siglo después sigan siendo un juguete o al menos solo eso, pues los antecedentes demuestran que actualmente se les trata más como un electrodoméstico.
Para Ángela Díaz Granados, psicóloga infantil, no se trata de un juguete, “porque realmente no es algo tangible, más allá del control y su interacción con la pantalla. Aun así, no es un secreto que el mundo tecnológico va avanzando tan rápido que nadie quiere quedarse atrás. Adicionalmente, hay algunas familias que todavía están bastante ocupadas y permiten que sus niños más pequeños interactúen con este tipo de entretenimiento, que en mi consideración es más un juego, que un juguete”.
La experta señala que si bien la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado en su última actualización que los menores de seis años no deberían estar expuestos a las pantallas, en caso de ser imprescindible, por aspectos escolares o familiares, este no debe propasar los 30 minutos al día. Lo que también incluye los videojuegos, aunque la psicóloga recalca que son niños muy pequeños para este tipo de juegos.
“El apoyo de los padres es muy importante. Siempre la recomendación es que los adultos se involucren en el juego de sus hijos al menos 30 minutos al día. Sin importar el tipo de juego que hagamos, por ejemplo, los rompecabezas. Con el juego los niños pueden empezar a tener avances en etapas de desarrollo. Por eso los tiempos de calidad en familia deben convertirse en una rutina. Un espacio libre solo para padres e hijos”, afirmó.
Por su parte, desde la industria de los videojuegos sí puede considerarse un juguete, “aunque con un alcance mucho más amplio que los tradicionales. Los videojuegos no solo entretienen, también funcionan como una herramienta para desarrollar distintas capacidades: desde la coordinación y la motricidad fina, hasta actitudes como la concentración, la resolución de problemas y el trabajo en equipo. A diferencia de otros juguetes, su potencial se multiplica porque logran adaptarse a diferentes edades, contextos e intereses”, le explicó a este diario Iván Cáceres, manager de productos de Gaming en OPBG, un fabricante de periféricos para videojuegos.
Cáceres enfatizó en que los videojuegos, como cualquier otro juguete, pueden darle bienestar emocional a un niño o adolescente. No considera que sea una característica exclusiva de otros tipo de juguetes como un set de construcción o un juego de mesa, pues esto mismo también se puede hacer dentro de un título, solo que a través de una pantalla.
“Encasillarlos en un solo tipo de juguete sería reducir la enorme diversidad que ofrecen. Los videojuegos pueden reunir las características de casi todos los juguetes existentes: pueden ser de motricidad fina, educativos, de simulación, de creación, musicales y mucho más. De hecho, funcionan como una especie de “juguete universal”, capaz de estimular diferentes áreas según el tipo de juego. Por eso, más que un juguete, los videojuegos se han convertido en una herramienta cultural y de aprendizaje que evoluciona con cada generación", concluyó el experto.
Evolución de los videojuegos como juguete
Luego del descalabro en Estados Unidos que significó la crisis de los videojuegos en 1983, Nintendo, antes de ser el gigante del Gaming que es ahora, comenzó la fabricación y venta la consola que lo cambiaría todo.
En el país del sol naciente se llamó Family Computer (Famicom) y se comercializaba como un juguete, pues la imagen de los videojuegos no estaba tan desprestigiada como al otro lado del pacífico. En suelo estadounidense, la rebautizaron Nintendo Entertainmet System (NES), y como su traducción presume, allá era más un sistema de entretenimiento.
La razón para diferenciar de tal manera una misma plataforma fue que para los consumidores norteamericanos los videojuegos eran un juguete de moda que pronto dejaría de ser atractivo. Al venderse como un centro de entretenimiento se le acercó a la categoría de electrodoméstico.
En cambio, para los asiáticos los videojuegos sí seguían siendo un juguete, además de su preferencia por las consolas y juguetes pequeños. Algo que puede explicar las pobres ventas de Xbox en Japón, pues en esa nación la compañía estadounidense ni siquiera llega a los 2,5 millones de plataformas vendidas en los últimos 20 años, casi que el mismo tiempo de existencia de la empresa.
Sony y la PlayStation que cambió las reglas
Para 1994, Nintendo ya estaba establecido como el sistema de juego de los más pequeños, pero había un segmento sin explotar; el de los adolescentes. Fue en ese momento que Sony entró en la industria ofreciendo un juguete para este tipo de público. Aquellos que no eran niños, pero tampoco adultos.
Una filosofía que mantiene hasta hoy, de allí su nombre, PlayStation o estación de juego por su traducción literal. Es a partir de la incursión de esta multinacional nipona en el mercado, que el Gaming se aleja de las estanterías dedicadas únicamente a los juguetes, y se acerca más a la de los electrodomésticos u ocios digitales.
No es en vano que actualmente podamos encontrar y comprar consolas en Pepe Ganga, una tienda colombiana completamente diseñada para exhibir juguetes, pero también en centros de tecnología como Falabella, Éxito, Alkosto, Ktronix y tantas otras grandes superficies.
Beneficios psicológicos del juego en general
De acuerdo con Granados, la influencia del entorno físico en la parte emocional de los niños, en su seguridad y en su autoestima es importante, porque los va a hacer sentir capaces de desenvolverse en su propio espacio adaptado a ellos. Por eso, muebles de acceso fácil (camas, cajas organizadoras o algunas soluciones de IKEA.) no solo deben estar en su habitación, sino también extrapolados a otras habitaciones o lugares dentro de la casa.
“El juego, en general, los diferentes tipos de juegos acordes a las edades y a las etapas de desarrollo de los niños y adolescentes, es el lenguaje más natural de la infancia. A través de él los niños desarrollan habilidades a nivel cognitivo, como la atención, la resolución de conflictos, la creatividad y por supuesto son un canal de bienestar emocional. Es la forma en que ellos procesan todo lo que viven, liberan tensiones, estrés y fortalecen la conexión con los espacios de juego en casa, el colegio y obviamente con sus cuidadores”, finalizó.
No obstante, hace la salvedad de que en el caso puntual de los videojuegos, cualquiera sea la edad del menor, la recomendación es no consumir este tipo de ocio digital en horas de la noche. Esto puede perturbar sus horas y calidad en el sueño. Puntualmente en adolescentes, si la noche es su único espacio para jugar, recomienda que sea dos horas antes de la hora de dormir estipulada por sus padres.
En conclusión, psicología, expertos e industria pueden estar de acuerdo en que un videojuego es un juguete, pero no cualquier juguete. Requiere de una atención al detalle y una precisión milimétrica para que sea un beneficio y no una problemática. Algo más en lo que se asemeja a otros tipos de juguetes, esos que acompañaron nuestra infancia y ahora hacen parte de la vida de los más pequeños.
¿Y si te dijéramos que los videojuegos ya no son juguetes? Entonces… ¿Por qué siguen en la lista de regalos para niños? 🤔 ¿Son puro entretenimiento o son algo más complejo? Te leemos 👇