Diversidad, naturaleza, cultura y misticismo. Estas palabras no alcanzan a describir por completo lo que significa el Pacífico colombiano. Esta región, abrazada por la selva tropical y acariciada por el océano Pacífico, es un universo donde la exuberancia de la vida y la profundidad del alma confluyen. Es tierra fértil, viva y ancestral, un territorio aún por explorar en su totalidad, pero que ya empieza a enamorar al mundo.
Una joya que está siendo descubierta
Según cifras del Fondo Nacional de Turismo (Fontur), cada año el Pacífico colombiano recibe cerca de 200.000 turistas, en su mayoría nacionales, aunque con un crecimiento constante del interés internacional. A corte de junio de 2024, los datos indican que la estadía promedio va de 3 a 5 días, con una tendencia al alza gracias a la creciente oferta de ecoturismo, turismo de aventura, experiencias culturales y espirituales.
Las principales motivaciones para visitar esta región son el ecoturismo (40 %), el turismo de aventura (30 %), el disfrute de playas y relajación (20 %) y el descubrimiento de su cultura y gastronomía (10 %). Una combinación que convierte al Pacífico en uno de los destinos más auténticos y prometedores del país.
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Un espectáculo natural: el avistamiento de ballenas
Uno de los mayores atractivos del Pacífico colombiano es el avistamiento de ballenas jorobadas, un fenómeno natural que cada año entre julio y octubre convierte a la región en una especie de “sala de partos” del océano. Estos colosos del mar llegan desde la Antártida para dar a luz a sus crías en las cálidas y tranquilas aguas del Pacífico.
Lugares como Bocagrande (Nariño), Parque Nacional Utría, Bahía Solano y Nuquí (Chocó), Gorgona (Cauca), Bahía Málaga y Buenaventura (Valle del Cauca) se transforman en santuarios vivos donde la naturaleza se muestra con toda su majestuosidad.
“Se estima que entre el 15 de julio y el 15 de octubre se registra el mayor número de individuos en el Pacífico colombiano”, señala Parques Nacionales Naturales de Colombia.
El avistamiento debe hacerse con responsabilidad. Las autoridades ambientales y comunidades locales trabajan en conjunto para garantizar el bienestar de las especies, promoviendo prácticas sostenibles como mantener una distancia prudente, limitar el número de embarcaciones y asegurar el acompañamiento de guías intérpretes ambientales.
Cultura viva: entre tambores, saberes y sabores
El Pacífico colombiano también es cultura y resistencia. Esta región concentra el 41 % de la población afrodescendiente y el 25 % de las comunidades indígenas del país, según Fontur. La diversidad étnica se refleja en cada expresión artística, en cada plato y bebida tradicional, en cada festividad. No en vano, la región celebra más de 50 ferias y festivales al año, que incluyen manifestaciones religiosas, musicales, gastronómicas y espirituales.
Una de las expresiones más poderosas es el viche, una bebida artesanal destilada a partir de la caña de azúcar, que encarna la historia, la espiritualidad y la resiliencia de las comunidades negras. Gracias a su valor patrimonial, el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, junto con Fontur, impulsan la Ruta del Viche, un recorrido etnocultural que va desde Tumaco (Nariño) hasta Nuquí (Chocó), pasando por Buenaventura (Valle del Cauca), Bahía Solano (Chocó) y Cali, capital del Valle.
“El viche no es solo una bebida; es el alma líquida de un pueblo que ha resistido, que ha creado y que ha sabido mantener su herencia viva”, señala Fontur.
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Ecoturismo y turismo con sentido
Además del avistamiento de ballenas, el Pacífico colombiano ofrece experiencias que despiertan todos los sentidos. Desde navegar por manglares en champas o canoas, hacer kayak en Bahía Málaga (Valle del Cauca), hasta bucear entre arrecifes y tiburones de coral en la Isla Gorgona (Cauca). También se puede disfrutar de las aguas termales de Jurubirá, cerca de la playa de Morromico en Nuquí (Chocó); tomar un curso de cocina o degustar las delicias del reconocido restaurante Zotea, en Coquí, Nuquí, o recorrer la selva húmeda y contemplar el mar en el Parque Nacional Natural Utría (Chocó), un lugar único por su diversidad de ecosistemas, que van desde el marino hasta el selvático.
Y en cada trayecto, una historia por descubrir: comunidades que abren sus puertas al visitante, albergues ecológicos comprometidos con la sostenibilidad, mujeres que lideran iniciativas productivas y jóvenes que reafirman su identidad a través del arte, la cocina y la música. El turismo en el Pacífico no es solo recreación, es una invitación a mirar con respeto, a viajar con propósito y a participar del desarrollo consciente de una región que por años fue olvidada, pero que hoy brilla con luz propia.
Un llamado al viajero consciente
Visitar el Pacífico colombiano implica más que hacer turismo: es asumir un compromiso con el entorno y sus comunidades. No se trata de conquistar, sino de ser un huésped respetuoso. Escuchar a sus pueblos, cuidar la selva, consumir productos locales y valorar cada experiencia son acciones claves. La sostenibilidad no puede verse como una opción, sino como el principio fundamental del turismo actual.
El Pacífico no es solo un destino: es un territorio donde convergen naturaleza, cultura y resistencia. Es un espacio vivo, que guarda memorias y proyecta futuro, una joya que Colombia ofrece al mundo. Su riqueza está en su autenticidad y el valor de quienes lo habitan.
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