Los habitantes, movidos por el milagro, levantaron una iglesia a pesar de la incredulidad del párroco de entonces y, tiempo después, aquella aldea llena de fe se convirtió en el pueblo de Barichara, el lugar para el descanso o, como dicen algunos, el pueblito más lindo de Colombia.
Barichara, a 110 km de Bucaramanga, es perfecto para recorrerla a pie. Bajo esos 21 grados de temperatura, es fácil iniciar una caminata que conduzca al Parque Natural de la Chorrerera, una parada fija para apreciar la naturaleza y caer sumido ante la imponencia de las cascadas.
Otro de los paseos tradicionales del lugar es ir hacia Guane, la población colonial que queda a pocos kilómetros. Para eso, se sigue el que se conoce como Camino Real: partir desde la glorieta Piedra de Bolívar y emprender un viaje ecoturístico de dos horas que evoca a los aborígenes guanes.
En el pueblito es muy común hospedarse en fincas, hoteles o casas coloniales. Hay una, Casa Barichara (carrera 11 Nº 5-18), en la parte más alta, que brinda la tranquilidad y el descanso que se espera de los días santos. Sea para grupos de máximo 15 personas o parejas, es una gran opción.
Con buena oferta de restaurantes y deliciosos dulces de arequipe, Barichara no sólo es ideal para hacer una pausa en el agite de la rutina, sino que también es un destino para practicar deportes extremos como torrentismo, rafting, rappel o canotaje, ya que queda muy cerca de San Gil.
Quienes visiten Barichara deberán comprar artesanías, tejidos o figuras talladas en piedra, contemplar el valle del río Suárez y visitar el Taller de Artes y Oficios y la casa de Aquileo Parra.