¿Turismo?, ¿salud?, ¿bosques? Aunque parezcan conceptos diferentes, existe una palabra que las sintetiza de manera correcta: baños de bosque, una técnica de la medicina alternativa utilizada en la prevención y cura de enfermedades físicas/mentales a partir de la inmersión a los bosques nativos. Una práctica que cada vez coge más fuerza en la industria de los viajes alrededor del mundo y que sin duda nuestro país poco a poco se une a esta tendencia gracias a los 31 millones de hectáreas protegidas a lo largo y ancho de su geografía, según el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.
“El paisajismo naturalista de Colombia, además de encantar a propios y extranjeros, posee propiedades altamente impactantes para el beneficio del ser humano que se comprueba fácilmente si se cuenta con orientación interdisciplinaria, es decir, con profesionales del área de la salud convencional y alternativa, expertos en biofilia, permacultura, entre otras ramas de las diferentes ciencias”, afirma Rita Kotov, una alemana experta en neurociencia aplicada, quien por amor a este país decidió aportar al desarrollo económico, a la salud y a la reforestación y protección del mundo verde de Colombia, creando Metanoia, un campo acondicionado para realizar sesiones de shinrin yoku (baños de bosque), ubicado en La Calera, Cundinamarca.
Si bien es cierto que este país se ha convertido en un atractivo para los procedimientos estéticos logrando capitalizar a más de 69.000 extranjeros entre 2019 y 2023, según el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, el mindful travel y el turismo OM (yoga y vacaciones) ha evidenciado un crecimiento en números de receptores anuales del 15 %, tal como lo comparte Booking.com, un sector del cual es parte Metanoia como uno de los primeros espacios en Cundinamarca capacitado para llevar a cabo la práctica de conexión total con la naturaleza boscosa.
El aumento de la actividad de las células natural killer (NK) para la defensa del sistema inmune ante cualquier patógeno y la ampliación de los niveles intracelulares de proteína anticancerígenas son algunos de los beneficios que la ciencia ha podido comprobar al tomar intervenciones cortas en campos airados y forestales guiada con expertos, un interesante concepto que se ha enfocado en la lupa de los turistas por encima de destinos de playa y ocio.
A los dos tópicos mencionados se suma la importancia de la técnica de origen oriental para el corazón y la salud mental de los pacientes, pues además de reducir la presión arterial, la frecuencia cardíaca y regular el nivel de cortisol para liberar el estrés, también comprime el alto nivel de ansiedad, confusión, entre otras patologías psicológicas negativas que son frecuentes en la sociedad actual.
“Metanoia fue creado para mejorar la calidad de vida de las personas y aportar a las finanzas personales, pues en Colombia, independiente de las posiciones en contra o favor del sistema de salud actual, la prevención primaria y secundaria requiere menos recursos monetarios que las enfermedades en etapas crónicas”, enfatiza la colombiana Alejandra Santamaría, médica deportóloga y entrenadora mental del mismo proyecto.
Metanoia y sus baños de bosques, además de contribuir al sector turístico que aporta el 4,9 % del PIB nacional, también se rige a lo establecido por la Organización Mundial de la Salud, que afirma que el 85 % de las enfermedades tienen un origen emocional, recomendando a los individuos utilizar mecanismos alternativos a la tecnología y las ciencias exactas, según el último Plan Integral sobre la Salud Mental 2013-2020.
¿Cómo practicar shinrin yoku?
La Asociación de Terapia de Bosque y Naturaleza de Estados Unidos indica que hay una serie de pautas necesarias para beneficiarse del shinrin yoku:
- Conectar con la naturaleza: hay que desplazar la mente a lo largo del paisaje, de tal manera que se abran los sentidos, se cultive la presencia propia y se comunique la persona con la tierra.
- No tener prisa: los paseos de baño de bosque no tienen como primer objetivo hacer ejercicio físico. La asociación prefiere evitar el término senderismo, porque esto implica un esfuerzo físico. Normalmente estos paseos son de un kilómetro y medio, y duran entre dos y cuatro horas.
- Prestar atención: frenar y abrir los sentidos. Dejar que los mensajes de la tierra y la naturaleza entren profundamente en la mente y en los corazones.
- Dedicarle tiempo: el baño de bosque no es cosa de una única vez y desarrollar una relación significativa con la naturaleza lleva tiempo.
- Dejarse guiar por un experto: como el yoga, la meditación o el ejercicio, el baño de bosque se aprende mejor con un guía calificado.
- Pasear no lo es todo: el paseo es importante, pero hay otras rutinas que ayudan a profundizar en la relación con la naturaleza. Algunas de ellas son sentarse o comunicarse con otras especies.