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Hacer senderismo en solitario no significa estar completamente solo, sino elegir una forma distinta de viajar: sin amigos ni conocidos, pero acompañado por el propio ritmo y por quienes comparten la misma ruta. Esta experiencia permite descubrir nuevos paisajes y, al mismo tiempo, conocerse mejor, con la libertad de tomar decisiones propias y sin adaptarse a preferencias ajenas.
Por eso, a continuación compartimos algunos consejos clave para prepararse antes de lanzarse a la aventura y disfrutar del mundo natural de forma segura y consciente.
No vaya totalmente solo
Aunque hablamos de senderismo “en solitario”, es importante aclarar que esto no significa aventurarse completamente solo a la montaña sin ningún tipo de acompañamiento. La recomendación es clara: siempre es más seguro ir con una agencia o guía especializado. Más allá de lo inspirador que pueda parecer recorrer un sendero por cuenta propia, hay riesgos reales que no deben subestimarse, como accidentes, cambios climáticos repentinos o desorientación. Además, en zonas de alta montaña, páramos o selvas, suele no haber señal de celular ni acceso a internet, lo que limita la posibilidad de pedir ayuda en caso de emergencia.
Contar con un guía o integrarse a un grupo organizado no solo brinda seguridad, sino también la posibilidad de aprender sobre el entorno, la cultura local y las condiciones del terreno. Estas personas conocen los caminos, están capacitadas para responder ante imprevistos y pueden hacer que la experiencia sea mucho más enriquecedora. Por eso, esta recomendación no debe verse como una limitación, sino como una forma responsable de disfrutar del senderismo en entornos naturales.
Además, es esencial conocer y respetar las normas del lugar que se desea visitar. En el caso de los Parques Nacionales Naturales de Colombia, el ingreso está estrictamente regulado: se exige contar con un guía certificado y un seguro vigente. Esta no es una medida arbitraria, sino una forma de proteger tanto a los visitantes como a los ecosistemas frágiles que habitan estas áreas. Si se quiere explorar zonas naturales que no hacen parte del sistema de parques, es indispensable tener un buen conocimiento del terreno, asegurarse de que la ruta no atraviese propiedad privada y, sobre todo, contar con experiencia previa en caminatas de este tipo, es decir, que al menos haya hecho dos o tres veces esa ruta para tener la seguridad de aventurarse solo. Salir sin la preparación adecuada puede convertirse fácilmente en una situación de riesgo.
Por otro lado, si se encuentra en otro país donde es más común practicar senderismo en solitario o acampar de manera independiente, también es importante informarse previamente sobre las condiciones y regulaciones locales. Aunque la autonomía puede parecer más accesible en ciertos destinos, no significa que se deba bajar la guardia. Investigar sobre la señalización de los senderos, la seguridad de la zona, la presencia de fauna silvestre, los permisos necesarios y las recomendaciones específicas para caminantes solitarios es clave para evitar contratiempos. Aquí compartimos algunos consejos adicionales que pueden ser útiles al emprender una travesía en solitario fuera del país.
Haga amigos
Perder el miedo a caminar sin conocidos no significa aislarse. Al contrario, el senderismo es una excelente oportunidad para abrirse a nuevas conexiones. Muchas personas se animan a salir solas precisamente para conocer a otros con intereses similares. Compartir una caminata con desconocidos que disfrutan del aire libre puede convertirse en una experiencia muy enriquecedora y también en una gran excusa para hacer nuevos amigos.
Pero, ¿como buscar un grupo para hacer una caminata solo? Una buena opción para empezar es unirse a caminatas organizadas por agencias o colectivos de senderismo locales. Estos espacios suelen reunir a personas diversas, muchas de las cuales también van por su cuenta. En estos grupos se da de forma natural la conversación, el apoyo mutuo y el intercambio de anécdotas.
Además, puede inscribirse en rutas o actividades promovidas por casas de cultura, institutos de deporte o programas turísticos de los municipios, incluso hay jornadas de turismo regenerativo, como ir a plantar árboles. Son espacios accesibles y seguros donde, además de disfrutar del paisaje, puede aprender sobre el entorno y conocer gente interesante. Hacer senderismo es también una forma de ampliar la red de amistades: socialice, comparta historia y disfrute el camino.
Siempre vaya preparado
Siempre que vaya a hacer senderismo, incluso si se trata de una ruta corta, es fundamental ir bien preparado. Lo ideal es llevar el menor peso posible para no fatigarse innecesariamente y poder disfrutar más del recorrido. Una mochila de entre 15 y 20 kilos suele ser suficiente para una excursión de un día, pero debe incluir lo esencial para garantizar una caminata segura y cómoda.
El agua es clave: lleve al menos dos litros, incluso en recorridos breves. También es recomendable llevar algo de comida: un snack si la ruta es corta, o un tupper o bocadillo si es más extensa. La ropa debe adaptarse al clima, teniendo en cuenta que en la montaña este puede cambiar rápidamente. Use varias capas para ajustar la temperatura corporal según sea necesario. En caso de frío, no olvide incluir gorro, guantes y ropa térmica.
El calzado es otro aspecto clave: utilice botas de senderismo adecuadas, ya usadas previamente para evitar ampollas o molestias. Además, lleve siempre un botiquín básico, una linterna pequeña (preferiblemente frontal) y una bolsa para llevarse toda su basura. La preparación no solo mejora la experiencia, sino que es una muestra de respeto por uno mismo, por los demás y por la naturaleza. En esta nota le explicamos de manera amplia que es lo básico que debe considerar llevar.
Conozca la ruta
Como señala Carlos Avellaneda, socio y fundador de Caminantes del Retorno, antes de iniciar cualquier ruta es fundamental conocer las condiciones climáticas, el tipo de terreno —ya sea bosque, páramo o montaña— y la presencia de obstáculos naturales como ríos, quebradas o tramos técnicos. También es clave verificar si el sendero está bien señalizado, si requiere equipo especial como cuerdas o bastones, y si cuenta con infraestructura básica como barandas o puntos de apoyo. Esta información es vital para prepararse adecuadamente y reducir los riesgos.
La planificación también juega un papel crucial. Es importante estudiar el recorrido con antelación: saber cuántos kilómetros son, cuánto desnivel acumula, si es una ruta circular o lineal, y definir puntos de descanso a lo largo del camino. Las pausas frecuentes ayudan a evitar el agotamiento y facilitan la recuperación física. Asimismo, se deben establecer rutas de evacuación y contar con medios de comunicación confiables, especialmente en zonas donde no hay cobertura. Para quienes están comenzando, lo mejor es optar por rutas de un solo día y con un nivel físico moderado.
Finalmente, no subestime la importancia de los detalles logísticos. Consulte mapas físicos de la zona y mantenga su teléfono con batería completa; llevar una batería externa también es recomendable. Infórmele a alguien de confianza sobre la ruta que va a seguir y el tiempo estimado de regreso. Y si el pronóstico anuncia lluvias o tormentas, lo más sensato es reprogramar. En la naturaleza, la experiencia se gana poco a poco: lo importante es avanzar con prudencia y respeto por el entorno.
Otros consejos clave
Según Avellaneda, algo básico que debe considerar es lo siguiente:
- Evalúe su condición física antes de la salida: Es importante ser honesto consigo mismo sobre el estado físico actual. Elija rutas que estén dentro de sus capacidades y, si es necesario, comience con recorridos sencillos para ir ganando resistencia. Forzarse en exceso puede ser peligroso, especialmente en terrenos exigentes o a gran altitud.
- Lleve copia de su documento de identidad y datos de contacto de emergencia: En caso de accidente, esta información será clave para recibir ayuda rápida y adecuada. Algunos senderistas también llevan una tarjeta con información médica básica (alergias, grupo sanguíneo, medicamentos).
- Aprenda nociones básicas de orientación: Aunque vaya con guía o grupo, saber leer un mapa, reconocer puntos de referencia y entender la señalética de los senderos puede ayudar a no desorientarse. Además, es útil llevar una brújula o descargar mapas sin conexión.
- Respete la capacidad de carga de los senderos: Infórmese si el lugar que va a visitar tiene límites de visitantes por día o reglas especiales. Estos límites buscan proteger los ecosistemas y garantizar una experiencia segura y de calidad para todos los caminantes
- Sea flexible y sepa cuándo dar marcha atrás: Avellaneda puntualiza que una buena planificación no solo implica trazar una ruta y preparar el equipo, sino también estar dispuesto a cambiar de planes si las condiciones lo requieren. El clima puede empeorar, el terreno volverse inestable o el cuerpo simplemente no responde como se esperaba. En esos casos, lo más sensato —y valiente— es saber detenerse, modificar la ruta o incluso regresar. Reconocer los límites propios y priorizar la seguridad no es una señal de debilidad, sino una muestra de experiencia y respeto por la montaña. La naturaleza no se adapta a nosotros; nosotros debemos aprender a movernos con ella.
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