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Cinco paisajes colombianos para vivir la conexión con la naturaleza

Cinco destinos en Colombia donde los bosques invitan a conocer, cuidar y disfrutar la biodiversidad.

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Leidy Barbosa
22 de abril de 2025 - 07:11 p. m.
A pesar de que en realidad es un bosque seco tropical, el desierto de La Tatacoa es conocido por sus impresionantes paisajes, sus formaciones rocosas y su cielo estrellado.
A pesar de que en realidad es un bosque seco tropical, el desierto de La Tatacoa es conocido por sus impresionantes paisajes, sus formaciones rocosas y su cielo estrellado.
Foto: Cortesía Civitatis
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El Día de la Tierra es una invitación a mirar con mayor atención los ecosistemas que nos rodean, especialmente los bosques, que cumplen un papel esencial en el equilibrio ambiental y en la vida cotidiana. En Colombia, estos territorios cubren el 53 % del país y son mucho más que árboles: son fuentes de agua, alimentos, medicinas y protección frente al cambio climático. Pero además, son espacios donde la naturaleza y el turismo se encuentran, ofreciendo experiencias que conectan a los visitantes con la biodiversidad y con formas más conscientes de habitar el planeta.

Viajar por estos ecosistemas permite no solo conocer paisajes únicos, sino también reconocer su fragilidad y el papel que todos jugamos en su conservación. A propósito de esta fecha, presentamos una selección de destinos en Colombia donde los bosques y otros entornos naturales ofrecen rutas de aprendizaje, descanso y admiración por la riqueza que sostiene la vida.

1. Páramo de Chingaza

El Parque Nacional Natural Chingaza, ubicado a solo 50 km de Bogotá, es un refugio estratégico de biodiversidad y patrimonio cultural en el corazón de los Andes colombianos. Con más de 76.600 hectáreas, resguarda cuencas hidrográficas que abastecen cerca del 90 % del agua que consumen Bogotá y municipios vecinos. Sus ecosistemas van desde el páramo, donde el frailejón domina el paisaje y habita el emblemático oso de anteojos, hasta el bosque andino y subandino —entre los 1.000 y 2.000 m s. n. m.— que actúan como esponjas naturales, capturando, almacenando y liberando el agua que sostiene la vida en las cuencas bajas.

El ecoturismo se ha consolidado como una actividad fundamental en Chingaza, atrayendo a visitantes interesados en la naturaleza y la historia precolombina. El parque ofrece diversos senderos con distintos niveles de dificultad, como Laguna de Chingaza, Lagunas de Siecha y Suasie, permitiendo a los visitantes adentrarse en sus diversos ecosistemas y experimentar la riqueza de sus bosques andinos.

Para acceder al parque es obligatorio realizar una reserva previa, contar con una póliza de accidentes y riesgos, y realizar los recorridos acompañados por un guía autorizado. Además, Chingaza es el primer parque nacional de Colombia en contar con infraestructura adaptada para visitantes con discapacidad, como el Sendero Los Sentidos Babilonia, y ofrece opciones de hospedaje que incluyen albergues y zonas de camping gestionadas por la Corporación de ecoturismo comunitario Corpochingaza.

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2. Desierto de la Tatacoa

El Desierto de la Tatacoa, la segunda zona desértica más grande de Colombia después de la península de la Guajira, en realidad, no es propiamente un desierto sino un bosque seco tropical único, donde los árboles pierden sus hojas como estrategia de supervivencia durante los períodos de sequía. Este territorio es Patrimonio de la Humanidad por su belleza natural y su invaluable valor geológico y paleontológico, albergando el importante yacimiento fosilífero de La Venta, que ha proporcionado información crucial sobre la vida en una antigua selva tropical húmeda. Este ecosistema singular también alberga especies exclusivas como el tití cabeza blanca, el puma y el lobo pollero, convirtiéndolo en uno de los principales atractivos ambientales y turísticos de Colombia.

Los visitantes pueden disfrutar de diversas actividades en la Tatacoa, como la observación astronómica en los observatorios OATA y Astrosur, que ofrecen vistas privilegiadas del cielo nocturno. También pueden recorrer El Cuzco (zona del desierto rojo) a través de un sendero circular de una hora que revela formaciones rocosas únicas y paisajes lunares, o explorar Los Hoyos (desierto gris) con la posibilidad de refrescarse en una piscina natural. Además, el Museo de Historia Natural la Tatacoa, fundado en 2014, exhibe más de 1,700 piezas fósiles, incluyendo restos de mamíferos, reptiles, peces y aves.

3. Tame, Arauca

Tame, ubicado en el suroccidente del departamento de Arauca en la Orinoquia colombiana, es un municipio de gran importancia histórica conocido como la “Cuna de la Libertad”. Fue ahí donde se encontraron por primera vez Simón Bolívar y el general Francisco de Paula Santander, y donde nació el Ejército Nacional de Colombia. Con más de 23,000 habitantes y situado a 331 kilómetros de Bogotá, Tame posee todos los pisos térmicos, desde nevados hasta sabanas inundables, albergando más del 40% del Parque Nacional Natural El Cocuy.

El municipio se caracteriza por ser un destino que conjuga riqueza natural, historia libertadora y expresiones culturales vivas. Su entorno natural, marcado por una abundante red hidrográfica y bosques de galería, ofrece escenarios ideales para el ecoturismo. Ríos como el Tame, el Macaguana y caños como el Gualabao —este último envuelto en leyendas locales— invitan al descanso, al contacto con aguas cristalinas y a la exploración. Espacios como Las Cachamas, la Chamiza y la histórica Laguna de la Vieja completan esta oferta de turismo de naturaleza a pocos minutos del casco urbano.

Desde Tame también se organizan rutas hacia el majestuoso Parque Nacional Natural El Cocuy, lo que lo convierte en punto estratégico para quienes desean adentrarse en los paisajes nevados de la cordillera oriental. A esto se suman sus parques ecoturísticos y conmemorativos, como el Parque Los Libertadores, el Parque del Encuentro y el Parque Central General Santander, lugares donde se revive el legado del proceso de independencia nacional.

4. Parque Nacional Natural Amacayacu

El Parque Nacional Natural Amacayacu, creado en 1975 y ampliado en 1987, abarca una vasta extensión de 267,241 hectáreas en el corazón del Amazonas colombiano, representando cerca del 40% de esta región. Este santuario natural se ha convertido en un importante banco genético y espacio de investigación, albergando especies únicas como el tití leoncito (el primate más pequeño de América) y la flor de loto más grande del mundo. Su biodiversidad es impresionante, pues es un espacio de bosque húmedo tropical con más de 5.000 especies de plantas, 468 especies de aves (casi un tercio del total en Colombia), más de 150 especies de mamíferos (incluyendo 12 especies de primates), y el mayor número de reptiles calculado en el país, entre los que destacan caimanes, anacondas, boas y tortugas. Además, en sus aguas habitan especies emblemáticas como el delfín rosado y el manatí.

El parque ofrece experiencias únicas para los visitantes, quienes pueden acceder desde Leticia tomando una lancha que recorre 57.5 kilómetros hasta Mocagua, el primer límite del área protegida. Las comunidades indígenas tikunas, que ocupan el 18% de la superficie total del parque, prestan servicios ecoturísticos y ofrecen recorridos guiados donde comparten sus costumbres y conocimientos ancestrales.

5. Ciénaga de La Caimanera

La Ciénaga La Caimanera, ubicada en Coveñas, Sucre, es un destino ecoturístico que se ha posicionado como una alternativa a las playas tradicionales del Caribe colombiano. Con más de 2,125 hectáreas entre manglares y mar, este ecosistema único se forma en la confluencia de agua dulce y salada, creando un hábitat vital para la biodiversidad marina. La experiencia principal es un recorrido guiado de aproximadamente dos horas en canoa (sin motores para proteger el ecosistema), donde los visitantes pueden observar de cerca diversas especies de manglar, incluyendo el manglar rojo utilizado en la región para construcciones debido a su resistencia. El lugar, designado como Distrito de Manejo Integrado, es hogar de 157 tipos de garzas, cangrejos trepadores, zorros mapaches, iguanas y numerosas especies de peces como el lebranche, el barbudo y la sierra, que utilizan este ecosistema para desovar y habitar, representando entre el 35% y 40% de los peces de la región.

La Ciénaga ha sido protegida para fines turísticos mientras se preserva su ecosistema, convirtiéndose en un lugar ideal para la observación de aves, paseos en bote y conexión con la naturaleza. Este santuario ecológico representa una de las joyas naturales de Colombia, ofreciendo una aventura auténtica para aquellos que buscan descansar mientras se sumergen por completo en la naturaleza.

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Leidy Barbosa

Por Leidy Barbosa

Periodista de la Universidad Externado de Colombia, con énfasis en la producción audiovisual y en animación digital. Apasionada por temas medioambientales y sociales.@leidyramirezbLbarbosa@elespectador.com

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