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Colombia avanza con paso firme hacia un turismo más inclusivo. Rutas multisensoriales, espacios culturales adaptados y transporte accesible forman parte de una oferta que busca garantizar el derecho a viajar para todas las personas, sin importar su condición física, sensorial o cognitiva. Esta transformación no solo responde a un compromiso ético, sino también a una visión estratégica: atraer a un segmento de viajeros que crece de forma sostenida en el mundo.
Un estudio liderado por ProColombia, basado en fuentes nacionales e internacionales, mapeó las principales iniciativas de turismo accesible en el país, identificando avances significativos en infraestructura, servicios y coordinación institucional. A partir de este diagnóstico, la entidad ha perfilado una estrategia de promoción internacional que posiciona a Colombia como un destino preparado para recibir a viajeros con diversas necesidades de accesibilidad.
“El turismo accesible es una prioridad en nuestra estrategia de promoción internacional. En Colombia entendemos que hablar de inclusión es hablar de calidad, sostenibilidad y competitividad. Queremos que todos los viajeros, sin importar sus condiciones, puedan vivir la belleza de nuestro país con dignidad, emoción y conexión real con el entorno”, afirmó Carmen Caballero, presidenta de ProColombia.
Según datos de ONU Turismo, en 2024 más de 1.300 millones de personas viven con alguna discapacidad. A esto se suma el crecimiento del turismo sénior: cerca del 50 % de los mayores de 60 años tienen algún tipo de discapacidad y viajan cada vez con más frecuencia. Este público suele hacerlo en temporada media o baja, con estadías prolongadas y acompañados, lo que representa una oportunidad concreta para dinamizar la industria turística durante todo el año.
Colombia ha comprendido esta oportunidad y ha comenzado a estructurar su oferta bajo los principios del diseño universal, que busca eliminar barreras físicas, comunicativas y actitudinales para garantizar una experiencia equitativa. Así nacen iniciativas como las rutas sonoras en el Valle del Cauca y Antioquia, donde personas con discapacidad visual pueden identificar aves a través del canto y el tacto, o el programa “Navegando con Sentidos” en Caldas y Quindío, que propone recorridos por ríos y bosques a través del olfato y el oído, incluyendo cenas sensoriales con los ojos vendados.
En el Parque Nacional Natural Chingaza, el sendero Babilonia ha sido adaptado inicialmente para personas sordas, y hoy se amplía para recibir a aquellas con discapacidad visual y motora. También la Red Cultural del Banco de la República ha adaptado museos y contenidos en ciudades como Bogotá, Cartagena y Santa Marta, ofreciendo visitas guiadas en lengua de señas, actividades táctiles y propuestas inclusivas para personas con discapacidad intelectual, visual, auditiva y adultos mayores.
Las principales ciudades del país también han avanzado en infraestructura accesible. Bogotá, Medellín y Cali, certificadas como Destinos Turísticos Inteligentes, han integrado la accesibilidad a sus sistemas de transporte, espacios públicos y oferta cultural. Museos con señalización en braille, transporte adaptado, semáforos inteligentes, parques con accesos inclusivos y hoteles capacitados son hoy una realidad que permite a más personas disfrutar del país con autonomía y seguridad.
Con estas acciones, Colombia da un paso decisivo hacia un turismo más justo, diverso y sostenible. La inclusión deja de ser un ideal y se convierte en un valor estratégico que potencia la competitividad del país en el escenario internacional. Más que una adaptación, se trata de una invitación: descubrir Colombia sin barreras.
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