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Cómo empacar para tres semanas de playa sin llevar ropa de más

Planificar el equipaje para tres semanas en la playa no tiene por qué traducirse en una maleta desbordada. Siguiendo una estrategia sencilla y eficaz, puede viajar con lo justo, sin renunciar a la comodidad ni al estilo.

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12 de julio de 2025 - 07:00 p. m.
Al limitar la cantidad de prendas, se simplifica la toma de decisiones diarias sobre qué vestir.
Al limitar la cantidad de prendas, se simplifica la toma de decisiones diarias sobre qué vestir.
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EI, la cooperativa estadounidense especializada en equipamiento para actividades al aire libre, ha promovido durante décadas un enfoque de viaje minimalista y funcional. Su método para empacar es simple y efectivo: no importa cuánto dure el viaje, solo se necesita ropa para siete días. El resto se soluciona con lavados durante el trayecto. Esta estrategia no solo ahorra espacio y peso, sino que también permite mayor libertad y flexibilidad al desplazarse.

Una regla eficiente: empacar para 7 días, incluso en viajes de 21

La propuesta de REI consiste en organizar la maleta en bloques semanales. Si se eligen bien las prendas y se planifica realizar pequeñas coladas, no es necesario empacar para los 21 días. La clave está en optar por ropa versátil y funcional, que pueda reutilizarse fácilmente.

Camisetas básicas, vestidos que también sirvan como pareos, o faldas que combinen con distintas partes superiores permiten múltiples combinaciones con menos piezas. Los colores neutros facilitan aún más el proceso, ya que todo puede combinarse entre sí.

Siguiendo esta lógica, una maleta optimizada para tres semanas de vacaciones en la playa puede incluir:

  • Cuatro camisetas ligeras
  • Tres pantalones o shorts cómodos
  • Dos bañadores
  • Dos vestidos o pareos
  • Seis prendas interiores
  • Cinco pares de calcetines
  • Un sombrero o gorra
  • Dos pares de calzado (uno cómodo para caminar y otro más informal)
  • Una capa ligera para las noches

Con lavados periódicos, esta selección es suficiente para cubrir todas las necesidades sin cargar de más.

Calzado, tejidos y lavado: factores clave

El calzado representa uno de los elementos más voluminosos al empacar, por lo que es recomendable limitarlo a lo esencial: un par cómodo para caminar, otro más ligero o adecuado para salidas nocturnas, y unas chanclas para la playa. Reducir el número de pares es una de las formas más eficaces de ahorrar espacio.

Los materiales también son determinantes. Tejidos como lino, algodón fino o fibras sintéticas que no se arruguen y se sequen con rapidez son ideales para climas cálidos. Para mantener la maleta controlada, conviene prever un sistema básico de lavado: jabón en barra, una cuerda portátil o el uso de lavanderías locales. Muchos viajeros aplican esta práctica con naturalidad, lo que les permite recorrer largas distancias llevando solo lo justo.

Este enfoque no solo reduce el estrés a la hora de hacer la maleta, sino que también evita el pago por equipaje adicional y permite mayor facilidad para cambiar de alojamiento o destino. Además, al limitar la cantidad de prendas, se simplifica la toma de decisiones diarias sobre qué vestir. En resumen: menos ropa implica más libertad —y más espacio para lo realmente importante—.

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