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Conozca la iglesia en Roma decorada con 4.000 huesos humanos

La Cripta de los Capuchinos en Roma es un museo subterráneo único, donde los huesos de miles de frailes forman composiciones artísticas que invitan a reflexionar sobre la vida, la muerte y la fe.

Redacción Turismo

05 de julio de 2025 - 05:00 p. m.
La Cripta de los Capuchinos en Roma es un museo subterráneo único, donde los huesos de miles de frailes forman composiciones artísticas que invitan a reflexionar sobre la vida, la muerte y la fe.
Foto: Shutterstock
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Entre los muchos secretos que guarda Roma, pocos resultan tan desconcertantes como el que yace bajo la iglesia de Santa Maria della Concezione. En pleno corazón de la ciudad, a pocos pasos de la plaza Barberini, se esconde un museo poco convencional: una serie de criptas decoradas con los restos óseos de cerca de cuatro mil personas. Conocida como la Iglesia de los Capuchinos, este lugar no solo desafía la noción tradicional de arte y memoria, sino que también invita a reflexionar sobre la muerte, el tiempo y la espiritualidad desde una perspectiva tan macabra como fascinante.

¿Cuál es la historia de esta iglesia?

La Iglesia de Santa María de la Concepción de los Capuchinos, ubicada en la Via Veneto de Roma, es un destacado ejemplo del barroco romano. Su construcción fue promovida por el Papa Urbano VIII, pero quien realmente impulsó el proyecto fue su hermano, el Cardenal Antonio Barberini, miembro de la orden de los capuchinos. La primera piedra se bendijo el 4 de octubre de 1630, día de San Francisco, y fue el propio Papa quien celebró la primera misa pocos meses después, el 8 de septiembre.

El diseño arquitectónico de la Iglesia de Santa María de la Concepción de los Capuchinos fue obra de Michele da Bergamo, arquitecto pontificio, quien trabajó en ella hasta su muerte en 1641. Fiel al estilo de las iglesias capuchinas, el templo cuenta con una sola nave y capillas laterales elevadas, separadas por cancelas de madera. El altar mayor, hecho en mármol por encargo directo del Papa Urbano VIII, luce en su base el escudo de la familia Barberini. Una pared divide el presbiterio del coro posterior, donde aún se conservan tres filas de asientos con bancos de madera tallada que datan de 1739.

En su interior, la iglesia guarda un valioso conjunto de obras de arte barroco, convirtiéndose en un museo religioso. Entre las piezas más sobresalientes están San Miguel Arcángel de Guido Reni, La burla de Cristo de Gherardo Delle Notti (Gerrit van Honthorst), El éxtasis de San Francisco de Domenichino, así como obras de Pietro da Cortona, Lanfranco y Andrea Sacchi. Estas pinturas adornan las capillas laterales, aportando solemnidad y belleza al recinto.

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El pavimento está cubierto por lápidas funerarias, siendo la más destacada la del Cardenal Antonio Barberini, fundador de la iglesia y el convento. Su tumba, situada en el centro del templo, cerca del altar mayor, lleva una inscripción escrita por él mismo: Hic iacet pulvis, cinis et nihil (“Aquí yace polvo, ceniza y nada”).

Sin embargo, no estamos aquí por eso, sino por el espacio que más impacta a los visitantes: la cripta. Esta está dividida en seis capillas decoradas con los restos de unos 4.000 frailes capuchinos fallecidos entre los siglos XVI y XIX. Fue creada en 1631, cuando el cardenal Barberini ordenó trasladar los restos de miles de hermanos desde el antiguo convento de Via dei Lucchesi. Lo particular de esta cripta es que los huesos fueron dispuestos de forma ornamental a lo largo de las paredes, creando composiciones decorativas que mezclan simbolismo, arte y devoción.

De hecho, allí no solo reposan frailes, sino también personas pobres de Roma, cuyos restos fueron sepultados bajo el suelo de la capilla. Algunos esqueletos se conservan completos, vestidos con el hábito franciscano, mientras que otros huesos individuales se usaron para formar cúpulas, rosetones y otros patrones artísticos. Cada noche, antes de dormir, los capuchinos bajaban a la cripta a rezar y reflexionar sobre la muerte y la resurrección.

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Algo curioso es que en una de las capillas puede leerse una frase que resume la filosofía de los franciscanos: “Como vosotros, nosotros éramos; como nosotros, vosotros seréis”.

¿Qué podrá ver en la cripta?

Si usted ha sentido curiosidad por visitar la cripta subterránea de la Iglesia de Santa María de la Concepción de los Capuchinos, debe saber que está dividida en varias capillas temáticas, donde los restos humanos se disponen en formas simbólicas que invitan a la reflexión sobre la vida, la muerte y la espiritualidad. A continuación, un recorrido por sus espacios más representativos:

  • Cripta de los Tres Esqueletos:

En esta sala reposan tres esqueletos juveniles, que según el Museo de la Cripta de los Capuchinos en su página web, simbolizan la fragilidad de la vida y la inevitabilidad de la muerte. Uno de ellos, figura central de la composición, sostiene una guadaña y una balanza, representando a la vez la muerte y el juicio divino. La cripta está decorada con motivos florales hechos de huesos, y las lápidas conmemoran a frailes venerados por su santidad.

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  • Cripta de las Tibias y los Fémures:

Esta capilla destaca por su riqueza ornamental. Las paredes laterales contienen nichos con estatuas de capuchinos, entre ellos el Hermano Antonio de Cantón y el Padre Raimundo de Olot, conocido por traducir la biografía de San Francisco al árabe. Huesos y calaveras decoran arcos, capiteles, bóvedas y la pared del fondo. Un candelabro central, junto a una calavera alada y un hueso sagrado, completan la decoración.

  • Cripta de las Caderas:

Aquí, las paredes laterales albergan figuras de capuchinos yacentes bajo arcos, mientras que en el fondo destaca una composición hecha con cráneos y huesos largos. Tres capuchinos están representados en nichos, uno de ellos bajo un dosel decorado con vértebras y coronado con estrellas óseas. La bóveda muestra bandas cruzadas formadas por cuencas, vértebras y escápulas, y un rosetón central hecho de huesos de los hombros. Las cruces en el suelo marcan la sepultura de siete religiosos y evocan los instrumentos de la crucifixión.

  • Cripta de las Calaveras:

En esta sala, las figuras de frailes yacentes o de pie están ubicadas en nichos adornados con calaveras. En el centro de la pared del fondo hay un reloj de arena alado, símbolo del paso inevitable del tiempo. La bóveda contiene bandas hechas con húmeros y fíbulas, y una esfera central decorada con flores y costillas. El corredor sorprende con triángulos de mandíbulas, cruces en el suelo y una lámpara colgante en forma de estrella, todo elaborado con huesos.

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  • Capilla para la Misa:

Este espacio está dedicado a la celebración de la Misa de Difuntos. El altar alberga una pintura de Jan François Courtois que representa a la Virgen María con el Niño y las almas del purgatorio. A sus lados se encuentran tabernáculos de mármol. También se conservan el corazón de Maria Felice Peretti (+1656) y la tumba de Giuseppe Matteo Orsini (+1660), figuras vinculadas a la historia del convento.

  • Cripta de la Resurrección:

Decorada con cráneos, tibias y fémures en formas triangulares, contiene dos figuras de capuchinos bajo arcos solemnes. La bóveda luce cornisas de vértebras y rosetas hechas con huesos sagrados. En el suelo reposan siete frailes, mientras que una pintura al fondo representa la resurrección de Lázaro, recordando la promesa cristiana de la vida eterna. Corazones coronados, escudos y una calavera emergiendo de cuencas completan la decoración del pasillo.

¿Cómo ir a este lugar?

La visita al Museo y la Cripta de los Capuchinos requiere una entrada válida, que permite un único acceso y no es reutilizable. Esta debe conservarse en buen estado durante todo el recorrido, ya que el personal está autorizado a solicitarla en cualquier momento. Es importante llegar con puntualidad, ya que no se permite el ingreso después del horario de cierre, incluso si se cuenta con entrada.

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Aunque los precios no están detallados en la página oficial, se ofrecen distintas modalidades de acceso:

  • Entrada general, reducida y para grupos, con audioguía incluida.
  • Servicios educativos, disponibles solo en italiano.
  • Visitas privadas en horario nocturno, bajo programación especial.

Se recomienda seguir todas las indicaciones del personal durante la visita para garantizar una experiencia respetuosa y segura para todos los asistentes.

Ojo, la entrada incluye tanto el acceso al museo como a la cripta. No es posible visitar únicamente la cripta de forma separada.

Requisitos y recomendaciones:

  • Vestimenta adecuada: Al tratarse de un lugar sagrado, se exige cubrir hombros y rodillas para poder ingresar.
  • Menores de edad: Solo pueden acceder si están acompañados por un adulto responsable.
  • Objetos personales: Bolsos grandes u objetos no permitidos deben dejarse en las áreas destinadas para ello. Este servicio es gratuito.
  • Consumo de alimentos y bebidas: Está prohibido ingresar con comida o bebidas, con excepción de botellas de agua.
  • Fotografías y grabaciones: No está permitido tomar fotos ni videos en ningún momento del recorrido. En caso de incumplimiento, el personal puede solicitar la eliminación del material.
  • Mascotas: No se admiten animales dentro del museo ni la cripta

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