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The Brutalist ha dejado una marca imborrable en el cine de 2025, consolidándose como una de las películas más aclamadas del año. Tras ganar el Golden Globe a Mejor Película Drama, brilló en los Premios Oscar con estatuillas a Mejor Actor, Mejor Banda Sonora y Mejor Fotografía. Dirigida por Brady Corbet, esta ambiciosa obra de 215 minutos no solo resalta la magistral actuación de Brody como László Tóth, sino que también convierte la arquitectura brutalista en un poderoso relato sobre trauma, arte y supervivencia. Su estética imponente y la manera en que retrata estos espacios invitan a muchos viajeros y amantes de la temporada de premios a cuestionarse: ¿dónde se filmó realmente?
Parte del impacto de The Brutalist radica en cómo su historia y su puesta en escena están profundamente entrelazadas. La película nos sumerge en la vida de László Tóth, un arquitecto húngaro superviviente del Holocausto que llega a Estados Unidos en busca de una nueva oportunidad. Su talento no pasa desapercibido para el industrial Harrison Van Buren (Guy Pearce), quien le encarga el diseño de un instituto monumental, convirtiéndose en el catalizador de un conflicto entre la visión artística del arquitecto y los intereses comerciales de su patrón.
El éxito de The Brutalist radica en su capacidad para conjugar dos narrativas: la historia personal de un arquitecto inmigrante que lucha por reconstruir su vida y la visión universal del brutalismo como una expresión artística que, como señala el director Brady Corbet, representa edificios que “piden ser vistos” y que fueron creados por personas que “luchaban por su derecho a existir”.
Budapest, Hungría
“The Brutalist” fue filmada principalmente en Budapest, Hungría, aprovechando tanto sus estudios de sonido como sus locaciones históricas para representar los Estados Unidos de los años 50 con un presupuesto limitado de aproximadamente 10 millones de dólares. La diseñadora de producción Judy Becker, conocida por transformar ciudades americanas en otras para películas como “American Hustle” y “Carol”, dirigió un exhaustivo proceso de búsqueda de locaciones durante tres meses.
Entre los principales escenarios de The Brutalist se encuentran:
- Zona industrial de Budapest (Ferencváros): Esta área representó la Filadelfia industrial de los años 50. Aunque históricamente no fue un destino turístico, en la actualidad alberga un complejo cultural con el Teatro Nacional, el Palacio de las Artes y el Museo Ludwig de Arte Contemporáneo. También es conocida como el “distrito de la cerveza artesanal” por la abundancia de bares que ofrecen cervezas locales de barril.
- Almacén de cereales Mahart Gabonatárház Kft (Isla Csepel): Este histórico edificio de 13 pisos, construido en la década de 1920, sigue en funcionamiento y sirvió como escenario para escenas en las que el protagonista, László Tóth, trabaja paleando carbón. La isla Csepel, ubicada en el río Danubio, se extiende desde el sur de Budapest hasta la frontera entre los condados de Pest, Bács-Kiskun y Fejér.
- Sinagoga de la Plaza Teleki: Situada en una plaza destacada por su palacio barroco, esta sinagoga se usó para recrear momentos clave en la historia del protagonista.
- Catacumbas de Budapest: Este sitio subterráneo fue el escenario de una escena de fiesta ambientada en Italia, donde se produce un tenso enfrentamiento entre el protagonista y su empleador.
Esta elección de locación resulta particularmente significativa considerando que la trama sigue a un arquitecto húngaro emigrando a Estados Unidos, creando un paralelo entre la historia de ficción y la realidad de la producción.
Tóalmás, Hungría
Tóalmás, un pequeño pueblo en Hungría, combina historia, naturaleza y relajación, por lo que ofrece a los visitantes una experiencia auténtica. Su principal atractivo es el castillo de Andrássy, una joya arquitectónica rodeada de jardines bien cuidados que, además, evoca la elegancia de siglos pasados. Por otro lado, para los amantes del aire libre, los alrededores cuentan con rutas de senderismo y espacios ideales para la observación de aves que puede aprovechar si lo visita.
El castillo de Andrássy, además de ser un punto de interés en Tóalmás, ha trascendido su valor histórico para convertirse en un referente cinematográfico. Su versión en Tiszadob fue seleccionada como locación para representar la imponente mansión de Harrison Van Buren en The Brutalist. Diseñado entre 1880 y 1885 por Artúr Meinig para el conde Gyula Andrássy, este castillo no solo destaca por su estética neogótica y romántica, sino también por su simbología arquitectónica: cuatro entradas representan las estaciones del año, doce torres simbolizan los meses, cincuenta y dos habitaciones evocan las semanas y 365 ventanas aluden a los días del calendario. Su elegancia y riqueza histórica lo convirtieron en el escenario ideal para la película.
Tras elegir esta locación, el equipo de producción complementó la mansión de Van Buren con modelos arquitectónicos inspirados en el brutalismo y elementos de edificios reales en Hungría para la película. La diseñadora de producción Judy Becker combinó la estética brutalista con referencias a los campos de concentración de la Segunda Guerra Mundial. Entre los espacios utilizados para complementar el castillo, destaca el embalse József Gruber en Budapest, con sus columnas curvas de apariencia futurista y su silo de hormigón.
Carrara, Italia
Para las escenas de selección de mármol en The Brutalist, el equipo de filmación se trasladó a la histórica ciudad de Carrara, en el norte de Toscana, Italia, reconocida mundialmente por su excepcional mármol blanco extraído de los Alpes Apuanos. Las Canteras de Bettogli y Bombarda fueron las locaciones principales, ofreciendo un escenario imponente con sus vastas paredes de mármol talladas a lo largo de siglos. Estas excavaciones, activas desde la época romana, han sido fundamentales para la identidad cultural y económica de la región. La filmación también incluyó tomas en la tradicional Antica Drogheria Riacci y en la famosa Ruta del Mármol, destacando el paisaje singular donde las montañas blancas pse funden con la ciudad.
Además, la ciudad de Carrara, con su impresionante Duomo gótico-románico decorado con mármol local y la emblemática Piazza Alberica, proporcionó el contexto cultural perfecto para las escenas italianas de la película. Este entorno, rico en historia rebelde y tradición trabajadora, ofrece un contrapunto al brutalismo arquitectónico que domina otras partes de la narrativa, mostrando el contraste entre materiales tradicionales y modernos que enfrenta el protagonista László Tóth en su evolución artística.
Sin embargo, la ciudad no solo es un destino clave para los amantes de la arquitectura y la escultura, sino también un lugar ideal para quienes buscan experiencias auténticas. Los visitantes pueden recorrer las históricas canteras de mármol en visitas guiadas que muestran el proceso de extracción y la imponente belleza de las montañas blancas. El Museo Cívico del Mármol ofrece una visión sobre la importancia de esta piedra en el arte y la historia, con exposiciones de esculturas y herramientas tradicionales. Además, la ciudad cuenta con talleres artesanales donde es posible ver a los escultores en acción y hasta participar en sesiones para aprender técnicas básicas de tallado y si a usted lo que le gusta es la naturaleza, los senderos de los Alpes Apuanos permiten disfrutar de vistas panorámicas y conectar con el entorno montañoso.
Venecia, Italia
Para las escenas finales de “The Brutalist”, el equipo de filmación eligió el majestuoso Palacio Ca’ Giustinian en Venecia, Italia, sede oficial de la Bienal de Arquitectura, para crear un epílogo donde László Tóth recibe reconocimiento internacional por su obra. El director Brady Corbet empleó una técnica innovadora, combinando filmaciones en formato Betamax con material de archivo de la Bienal de 1980, logrando así insertar a su arquitecto ficticio en un contexto histórico real y cerrando el círculo narrativo. Esta elección de locación no solo proporcionó un marco visualmente llamativo para la conclusión de la película, sino que también estableció un contraste entre la arquitectura clásica veneciana y las creaciones brutalistas del protagonista, simbolizando la evolución del arte arquitectónico y la eventual aceptación de Tóth en el canon artístico después de años de lucha y marginación.
Venecia, conocida como “La Serenísima”, ofrece un telón de fondo incomparable con su rica historia artística y arquitectónica, desde la emblemática Plaza de San Marcos y el Campanile hasta el majestuoso Palacio Ducal, símbolos de la época dorada de la República Veneciana. La ciudad, con sus icónicos puentes como el de Rialto y el de los Suspiros, sus museos como las Galerías de la Academia y la Colección Guggenheim, y sus tradiciones paseos en góndola proporciona el marco perfecto para la escena final de la película, donde el trabajo de Tóth finalmente trasciende las limitaciones comerciales y personales para ser celebrado como una contribución significativa a la arquitectura mundial.
Si desea visitarla, Venecia ofrece una amplia variedad de experiencias para los turistas que buscan sumergirse en su atmósfera única. Recorrer el Gran Canal en vaporetto permite apreciar la belleza de los palacios históricos que flanquean sus orillas, mientras que perderse en las laberínticas callejuelas revela plazas escondidas, pequeñas iglesias con obras maestras y tiendas de artesanía local. Los amantes del arte pueden visitar la Bienal de Venecia, uno de los eventos culturales más importantes del mundo, o explorar la isla de Murano para conocer la tradición del soplado de vidrio.
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