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De paseo por Georgetown, un exclusivo sector de Washington

A orillas del río Potomac se levanta uno de los barrios más encantadores de la capital estadounidense. Calles empedradas, majestuosas casas del siglo XVIII, coloridas vías comerciales y un imponente campus universitario le dan vida a este lugar.

Mariana Suárez Rueda
19 de octubre de 2016 - 08:00 p. m.
Imponentes sobresalen las cúpulas de los edificos góticos de Georgetown, la universidad católica más antigua de Estados Unidos. /iStock
Imponentes sobresalen las cúpulas de los edificos góticos de Georgetown, la universidad católica más antigua de Estados Unidos. /iStock

28 de agosto de 2016. Dos de la tarde. Ese domingo terminaron las vacaciones de verano de los 15.780 estudiantes de la Universidad de Georgtown. Los padres que acompañaban a sus hijos primíparos a instalarse en su nuevo hogar no podían ocultar las lágrimas. Muchos jóvenes tampoco. Era una mezcla de nostalgia por separarse de su familia y de alegría de poder formarse en una de las instituciones más prestigiosas del mundo.

Caminar por las 42 hectáreas del campus, en donde estudiaron personalidades como el expresidente de Estados Unidos Bill Clinton y los reyes Felipe VI de España y Abdullah II de Jordania, es toda una experiencia. Es imposible no deleitarse con la magnificencia de sus edificios estilo gótico y la tranquilidad que reina en sus jardines. La mano de los jesuitas se siente por todas partes.

Georgetown, sin embargo, es mucho más que esta fascinante institución. Este pintoresco barrio de Washington D. C., que desde 1871 dejó de ser una localidad independiente del estado de Maryland para integrarse al distrito de Columbia, que forma parte de la capital estadounidense, es un agradable sector para caminar y descubrir otra cara de la ciudad.

El paseo comienza a orillas del Potomac, un río de 665 km que fluye hasta la bahía de Chesapeake y por el que además de barcos navegan en el verano pequeñas embarcaciones con turistas, yates, kayacs y padles. Exclusivos restaurantes con vista al agua y las colinas de en frente dan la bienvenida. El camino pasa por entre árboles y chorros que saltan del suelo en los días cálidos para mojar a los niños que corren sin descanso.

La subida es empinada, pero en la medida en que se llega a la cima se hace evidente la recompensa: calles empedradas adornadas con casas de colores transformadas en vitrinas, pequeños restaurantes; árboles, muchos árboles que se hacen más altos y frondosos en la medida en que se avanza hacia las áreas residenciales en las que llaman la atención las viviendas de tres y cuatro pisos, con fachadas de ladrillo y puertas muy altas, blancas, verdes o rojas que dan cuenta de la sofisticación de sus habitantes.

A pesar de que Georgetown fue fundada en 1751, su espíritu se siente joven. La vida transcurre al ritmo de los estudiantes que llenan los andenes, locales de comida y almacenes de la calle M y Wisconsin, las vías principales, y alegran las noches con sus risas y música. Aunque todas las grandes marcas se encuentran en cualquiera de estas dos calles, también abundan las boutiques y los negocios de pasteleros artesanales.

De hecho, aquí se encuentra la que es considerada la mejor tienda de cupcakes del mundo. La fila para comerse uno de estos pastelillos le da la vuelta a la cuadra. Sus propietarias son las hermanas Katherine y Sophie Kallinis, quienes han abierto tiendas en otras ciudades y tienen su propio programa de televisión: DC Cupcakes.

Buena comida, un ambiente distendido en medio de una arquitectura extraordinaria, compras y la magia que irradia el Potomac hacen que este vecindario sea un escenario imperdible durante unas vacaciones en la capital de Estados Unidos.

Por Mariana Suárez Rueda

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