En tierras panches
Además de los petroglifos, el municipio del Nilo atrae visitantes gracias a su clima cálido, piscinas naturales, caminatas ecológicas y el avistamiento de aves. Un paraíso colombiano por descubrir.
Redacción Buen Viaje
Los panches fueron los primeros habitantes de la región en la que hoy se encuentra Nilo, un municipio de Cundinamarca en las inmediaciones de la Base de Tolemaida, que comienza a consolidarse como un atractivo destino para vacacionar cerca de Bogotá.
Dicen algunas crónicas que se caracterizaban por sus costumbres seminómadas y que sacrificaban personas y se comían todo menos la cabeza, que colgaban en sus bohíos como si fuera un trofeo. A pesar de haber sido uno de los pueblos que más se resistieron a la conquista española, desaparecieron. Sin embargo, los vestigios de su arte rupestre permanecen en la vereda La Fragua y son visitados por decenas de personas los fines de semana.
Además de los petroglifos de los panches, Nilo cuenta con varios parques y reservas naturales que lo han convertido en un lugar ideal para el turismo de naturaleza. En el parque El Manantial, por ejemplo, se puede disfrutar de una piscina natural y de caminatas por paisajes montañosos. Mientras que en el parque Maná Dulce, el avistamiento de aves es el gran atractivo.
El clima cálido, con una temperatura que ronda los 27ºC, y una altura de sólo 336 metros sobre el nivel del mar, hacen de este municipio, que vive de la ganadería y la agricultura (café, banano, mango, naranja, mandarina, guanábana, papaya y maíz), un lugar acogedor. Al punto que inversionistas y constructoras han comenzado a poner sus ojos en estos 224 kilómetros cuadrados.
Édgar Augusto Galeano, director de proyectos de ingeniería civil en Obras y Diseños S.A., explica que Nilo se suma a un listado de municipios que se han convertido en nuevos polos de desarrollo, como La Vega y La Calera en Cundinamarca, Restrepo en el Meta, Monguí en Boyacá o Jericó en Antioquia. Condominios de casas campestres que se funden con la vegetación, como Terrazas de Nilo, prometen atraer nuevos visitantes a esta exuberante zona del país.
Los panches fueron los primeros habitantes de la región en la que hoy se encuentra Nilo, un municipio de Cundinamarca en las inmediaciones de la Base de Tolemaida, que comienza a consolidarse como un atractivo destino para vacacionar cerca de Bogotá.
Dicen algunas crónicas que se caracterizaban por sus costumbres seminómadas y que sacrificaban personas y se comían todo menos la cabeza, que colgaban en sus bohíos como si fuera un trofeo. A pesar de haber sido uno de los pueblos que más se resistieron a la conquista española, desaparecieron. Sin embargo, los vestigios de su arte rupestre permanecen en la vereda La Fragua y son visitados por decenas de personas los fines de semana.
Además de los petroglifos de los panches, Nilo cuenta con varios parques y reservas naturales que lo han convertido en un lugar ideal para el turismo de naturaleza. En el parque El Manantial, por ejemplo, se puede disfrutar de una piscina natural y de caminatas por paisajes montañosos. Mientras que en el parque Maná Dulce, el avistamiento de aves es el gran atractivo.
El clima cálido, con una temperatura que ronda los 27ºC, y una altura de sólo 336 metros sobre el nivel del mar, hacen de este municipio, que vive de la ganadería y la agricultura (café, banano, mango, naranja, mandarina, guanábana, papaya y maíz), un lugar acogedor. Al punto que inversionistas y constructoras han comenzado a poner sus ojos en estos 224 kilómetros cuadrados.
Édgar Augusto Galeano, director de proyectos de ingeniería civil en Obras y Diseños S.A., explica que Nilo se suma a un listado de municipios que se han convertido en nuevos polos de desarrollo, como La Vega y La Calera en Cundinamarca, Restrepo en el Meta, Monguí en Boyacá o Jericó en Antioquia. Condominios de casas campestres que se funden con la vegetación, como Terrazas de Nilo, prometen atraer nuevos visitantes a esta exuberante zona del país.