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En lo profundo de la selva amazónica, donde los sonidos de la naturaleza reemplazan al ruido de los motores y el aire se respira puro, existe un lugar que parece detenido en el tiempo. Puerto Nariño, conocido como el “pesebre natural de Colombia”, no es solo un destino, sino una experiencia de conexión con la tierra, el agua y las culturas ancestrales que habitan esta región.
¿Qué hace de especial a Puerto Nariño?
Ubicado a orillas del río Loretoyacu y del Amazonas, a 87 kilómetros de Leticia y cerca de la frontera con Perú, este encantador solo se puede visitar por vía fluvial, en un recorrido de aproximadamente dos horas en lancha desde Leticia.
La riqueza natural que rodea al pueblo brinda experiencias inolvidables para quienes aman la biodiversidad amazónica. En el Lago Tarapoto, declarado sitio Ramsar, es posible avistar delfines rosados y grises, manatíes, caimanes negros, jaguares y especies en peligro como el mono nocturno. También se puede admirar el impresionante árbol estrangulador, característico de los bosques de la región. Otro lugar destacado es la Reserva Wochine, donde florece la majestuosa Victoria regia, considerada la flor acuática más grande del mundo, junto con tortugas y caimanes que habitan las aguas tranquilas del lugar.
Sin embargo, esto no se queda así, pues según la reina consorte, ellos también es un tesoro cultural. En su territorio conviven cerca de 22 etnias indígenas, entre ellas los ticuna, cocama y yagua, que enriquecen la experiencia del visitante con su hospitalidad, tradiciones y conocimiento ancestral. Las casas del pueblo, con sus coloridas fachadas de madera, se alinean junto al río Loretoyacu, cuyas aguas oscuras, teñidas por la descomposición vegetal, reflejan la esencia del ecosistema. Desde el mirador central, se obtiene una vista panorámica de toda la población y de la selva que se extiende hasta el río Amazonas, un escenario imponente que confirma por qué este es uno de los destinos de turismo sostenible más valiosos de Colombia.
Aquí le dejamos cuatro recomendaciones si quiere visitar el lugar:
Lago Tarapoto
Los lagos de Tarapoto son un conjunto de lagos y lagunas ubicados en el Trapecio Amazónico, al sureste del departamento del Amazonas, muy cerca de la frontera con Perú. Están en el municipio de Puerto Nariño, a solo 20 minutos del pueblo principal, y se conectan con el río Amazonas. Lo interesante es que este es un lugar con una biodiversidad impresionante: allí viven animales como el jaguar, el caimán negro, el manatí amazónico y la nutria gigante, además de contar con más de 800 tipos de plantas.
Este lugar ofrecen una amplia variedad de actividades ecoturísticas que permiten a los visitantes sumergirse en uno de los ecosistemas más ricos del planeta. Entre las principales atracciones se encuentra el avistamiento de fauna, donde los recorridos en bote permiten observar de cerca especies emblemáticas como los delfines rosados, las nutrias gigantes y una gran diversidad de aves como garzas, martines pescadores y tangaras.
Los visitantes también pueden realizar senderismo y exploración por la selva tropical circundante, y tener encuentros culturales significativos con las comunidades indígenas locales (tikuna, cocama y yagua) que habitan la región.
Mirador Naipata
El mirador Naipata II es una estructura de madera de 18 metros de altura en la parte alta del casco urbano de Puerto Nariño, ofreciendo las mejores vistas panorámicas de esta región amazónica. Su nombre, que significa “casa en el árbol” en lengua ticuna, resulta especialmente apropiado para esta torre de observación ubicada en la colina detrás del pueblo. Desde este punto estratégico, los visitantes pueden contemplar una vista que abarca los ríos Amazonas y Loretoyacu, el lago Correo y el caño Zancudillo, mientras la vegetación selvática se extiende hasta donde alcanza la vista.
La experiencia en el mirador va más allá de las simples vistas panorámicas, y es que es un lugar privilegiado para el avistamiento de aves y una oportunidad única de practicar turismo sostenible en lo que se conoce como el “Pesebre Ecológico de Colombia”.
Fundación Natutama
El Centro de Interpretación Natütama, cuyo nombre en lengua ticuna significa “mundo bajo el agua”, ofrece una experiencia única para descubrir los secretos del ecosistema acuático amazónico que normalmente permanecen ocultos bajo la superficie del río. A través de dos módulos especializados, los visitantes pueden explorar réplicas de anacondas, pirarucus, pirañas, nutrias de río, tortugas y delfines rosados tallados a tamaño real, acompañados de pinturas realistas que recrean los paisajes del bosque inundado, las playas nocturnas y los escenarios asociados al tiempo sagrado de las historias ancestrales. Esta experiencia guiada e interpretativa incluye videos informativos sobre delfines de río y manatí amazónico, proporcionando una ventana privilegiada hacia la vida acuática que difícilmente se puede observar durante las visitas convencionales a la vida silvestre.
El lugar va más allá de ser un simple centro de interpretación, desarrollando una importante labor educativa y de conservación en la región amazónica. La visita no solo resulta educativa y entretenida para los turistas, sino que cada aporte económico contribuye directamente a los programas de monitoreo y educación que la fundación implementa para la conservación natural y cultural del ecosistema.
Río Loretoyacu
El Río Loretoyacu es un importante afluente del Amazonas que fluye a través del Trapecio Amazónico, marcando la frontera entre Perú y Colombia en esta región de extraordinaria biodiversidad. Su curso se origina en el río Yaguas, ubicado en la región peruana de Loreto, desde donde atraviesa las provincias loretanas de Putumayo y Mariscal Ramón Castilla antes de dirigirse hacia la zona baja del Trapecio Amazónico. Finalmente, el río ingresa al territorio colombiano a través del municipio de Puerto Nariño en el departamento de Amazonas, donde culmina su recorrido desembocando en el majestuoso río Amazonas.
La etimología del nombre Loretoyacu refleja la rica herencia cultural y lingüística de la región amazónica, resultado de la fusión de dos tradiciones idiomáticas distintas. La primera parte, “Loreto”, proviene del departamento peruano del mismo nombre, cuyo significado en italiano es “lugar poblado de laureles”, mientras que “yacu” deriva del quechua y significa “agua”.
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