Turismo

Fiesta a ritmo de arpa y maracas

En su edición número 50, la celebración más importante de los llanos colombianos honrarán a su fundador, Miguel Ángel Martín. El joropódromo y el reconocimiento por parte de la Unesco, serán algunos de los momentos más destacados de este encuentro entre la música, el baile y la naturaleza.

Redacción Especiales
28 de junio de 2018 - 08:38 p. m.
Cortesía
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El Meta tiene mucho que regalarle a Colombia: impresionantes paisajes, una fauna que vale la pena contemplar, una gastronomía exquisita, unos amaneceres que embrujan y unos atardeceres majestuosos. En resumen, una riqueza cultural como pocas en el mundo y en cuya cima se encuentra el joropo, la máxima expresión de amor a la tierra llanera.

Precisamente, esta danza, una de las más representativas de Colombia, celebra, desde ayer y hasta el próximo domingo, su torneo número 50. La celebración llanera por excelencia tendrá lugar en la capital del departamento, Villavicencio, y será dedicada a su padre fundador, el maestro Miguel Ángel Martín.

Martín, como el joropo, llevaba en su esencia la cultura venezolana, por su padre, y la colombiana, por su madre. Era apenas lógico, entonces, que dedicara su vida a promover un ritmo tan representativo para ambos países, nacido del mestizaje entre los ritmos flamencos de los andaluces y las danzas indígenas tradicionales.

Así, el compositor fue uno de los principales promotores del uso del arpa en esta música, la Academia Folclórica del Meta, el Festival de la Canción Colombiana y, en 1965, el Torneo Internacional del Joropo. La fiesta, además, fue pensada como una manera de celebrar la transición del Meta en 1959, de intendencia nacional a departamento.

Hoy, el torneo es una de las fiestas más movidas y coloridas del país. Los músicos, con su incesante toque de cuerdas, marcan el ritmo para que las parejas hagan gala de sus coloridos trajes típicos y sus complejos zapateos. Quizá, el mejor momento para disfrutar semejante espectáculo es el Joropódromo, un desfile a campo abierto, por las calles de Villavicencio, en el que niños, jóvenes y adultos de las principales academias de baile e instituciones de la región muestran sus mejores pasos en forma de desfile.

Si bien hay que esperar hasta el domingo para vivir este momento, el Torneo tiene otros espacios que toda la familia puede disfrutar. Para los amantes del deporte, en la noche de hoy habrá un bicipaseo por el corredor turístico Suria Cocuy, uno de los principales corredores naturales de la capital del Meta.

Mañana, vaya a la calle de las talabarterías y celebre el día dedicado a los exponentes de este oficio, tal vez encuentre ese objeto de cuero que siempre ha buscado. Si eso no es lo suyo, ese mismo día habrá tres conciertos de joropo, uno en honor a Miguel Ángel Martín, en la plazoleta Los Centauros, una cabalgata llanera que atravesará la ciudad y las primeras audiciones públicas del torneo en el Parque las Malocas. Una vez allá, vale la pena recorrer el sendero de mitos y leyendas y conocer la réplica de un típico caserío llanero.

Si las disciplinas deportivas con animales le llaman la atención, el viernes se arranca el encuentro de aparte y encierre de ganado, también en Las Malocas, que además será el anfitrión del Festival Gastronómico, donde se expondrá lo mejor de la cocina llanera, seguramente el mejor lugar para probar una buena mamona. Ese mismo día tendrá lugar la ceremonia de entrega del certificado de la Unesco a los portadores de la manifestación Cantos de Trabajo de Llano Colombo-Venezolano, que ahora es reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

El sábado, además de las audiciones del Torneo, habrá un encuentro departamental de trabajo de llano, una tarde de coleo en Las Malocas y un gran concierto en honor al padre del evento, con algunas de las voces más importantes del llano, como el “Cholo” Valderrama y Reynaldo Armas. Finalmente, el domingo, junto al Joropódromo, se hará la premiación de los ganadores del Torneo, que además se presentarán.

Con esta agenda, el torneo se configura como una gran vitrina de la cultura llanera. Una que vale la pena visitar para conectarse con la música, el baile y la naturaleza. Como recomendación final, y si se anima, visite la Ruta del Piedemonte Llanero, que visita el balneario de las Salinas de Upin y los termales de Guaicaramo; o si está con niños, el Bioparque Los Ocarros, donde aguardan la flora y fauna típica de la región, desde anacondas y cocodrilos del Orinoco, hasta nutrias, chigüiros y osos.

Por Redacción Especiales

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