La negociación con la Unión Europea
El jefe de la delegación colombiana cuenta su experiencia y los alcances de este acuerdo comercial.
Santiago Pardo* / Especial para El Espectador
Para Colombia, la exitosa culminación de las negociaciones con la Unión Europea constituyó un significativo paso en el propósito de ahondar la inserción de nuestro país en la economía internacional. Este acuerdo hace parte de una agenda prioritaria de acuerdos comerciales dentro de la cual, afortunadamente para Colombia, se han concluido satisfactoriamente los procesos con socios claves como Estados Unidos, Chile, los países del Triángulo del Norte de Centroamérica, Canadá y los miembros de EFTA, y se avanza actualmente con el Asia-Pacífico en el caso de la negociación con Corea.
La inicialización del acuerdo efectuada el 19 de mayo en Madrid, fue precedida por años de discusiones, iniciativas y procesos de negociación para profundizar nuestro relacionamiento con la Unión Europea, no sólo en lo económico, sino también en lo político y en materia de cooperación. Solamente luego de un largo camino de diálogos y discusiones con la UE, que involucraron elementos como el cambio del formato de la negociación de un esquema bloque a bloque a un acuerdo multipartito, Colombia ha concretado un viejo anhelo, para hacer realidad los innumerables e innegables beneficios que traerá el acuerdo para nuestra sociedad en las décadas venideras.
Buena parte de la población tendrá seguramente en mente únicamente las discusiones que sobre el sector lácteo se mantuvieron al final del proceso, pero vale la pena recordar la real magnitud de las oportunidades que abre este acuerdo para nuestro país, pues la UE es el principal bloque económico mundial, y a su vez es nuestro segundo socio comercial y fuente de inversión extranjera directa. El acuerdo abre de manera permanente y certera este mercado a nuestras exportaciones de bienes y servicios, y fija reglas claras para los mayores flujos de inversión.
Los cierres de las negociaciones nunca son fáciles, dada la importancia de la multiplicidad de temas que se deben definir y la necesidad de encontrar un buen balance para el país, el cual efectivamente alcanzamos con la UE. Al respecto, se definieron en la novena ronda, en los últimos días de febrero, todos los elementos del cierre, tales como la apertura de productos claves para Colombia como el banano, el azúcar y la posibilidad de continuar utilizando en el comercio preferencial las zonas francas y el Plan Vallejo, entre varios otros, y se dejó pendiente la definición del tema lácteo para luego ser acordado con la acertada intervención del presidente Uribe a nuestro regreso a Bogotá.
Sobre este tema en específico, cabe resaltar que se pactaron unas condiciones que permitirán al sector lácteo contar con una apertura controlada por casi dos décadas y se eliminó la posibilidad de que lleguen productos con subsidios a la exportación. A lo anterior se suman las medidas de política pública y sectorial que el Gobierno ha dispuesto para ayudarle al sector a enfrentar la realidad de una economía cada vez más abierta.
Como suele suceder en varios casos, en el desarrollo de las negociaciones comerciales en determinados momentos el debate público se polariza y se centra en aspectos específicos y se pierden transitoriamente los elementos de contexto general y las reales consecuencias de los compromisos pactados con los socios comerciales. Sin embargo, para el Gobierno Nacional es grato observar que la gran mayoría de nuestros ciudadanos comparten la opinión de que el acuerdo con la UE es altamente positivo.
Será muy importante que en las negociaciones futuras y los debates venideros se presenten todos los elementos de juicio sobre los impactos generales de estos procesos y sobre los verdaderos efectos de los compromisos para los diferentes sectores económicos.
* Jefe Negociador Internacional, Ministerio de Comercio, Industria y Turismo
Para Colombia, la exitosa culminación de las negociaciones con la Unión Europea constituyó un significativo paso en el propósito de ahondar la inserción de nuestro país en la economía internacional. Este acuerdo hace parte de una agenda prioritaria de acuerdos comerciales dentro de la cual, afortunadamente para Colombia, se han concluido satisfactoriamente los procesos con socios claves como Estados Unidos, Chile, los países del Triángulo del Norte de Centroamérica, Canadá y los miembros de EFTA, y se avanza actualmente con el Asia-Pacífico en el caso de la negociación con Corea.
La inicialización del acuerdo efectuada el 19 de mayo en Madrid, fue precedida por años de discusiones, iniciativas y procesos de negociación para profundizar nuestro relacionamiento con la Unión Europea, no sólo en lo económico, sino también en lo político y en materia de cooperación. Solamente luego de un largo camino de diálogos y discusiones con la UE, que involucraron elementos como el cambio del formato de la negociación de un esquema bloque a bloque a un acuerdo multipartito, Colombia ha concretado un viejo anhelo, para hacer realidad los innumerables e innegables beneficios que traerá el acuerdo para nuestra sociedad en las décadas venideras.
Buena parte de la población tendrá seguramente en mente únicamente las discusiones que sobre el sector lácteo se mantuvieron al final del proceso, pero vale la pena recordar la real magnitud de las oportunidades que abre este acuerdo para nuestro país, pues la UE es el principal bloque económico mundial, y a su vez es nuestro segundo socio comercial y fuente de inversión extranjera directa. El acuerdo abre de manera permanente y certera este mercado a nuestras exportaciones de bienes y servicios, y fija reglas claras para los mayores flujos de inversión.
Los cierres de las negociaciones nunca son fáciles, dada la importancia de la multiplicidad de temas que se deben definir y la necesidad de encontrar un buen balance para el país, el cual efectivamente alcanzamos con la UE. Al respecto, se definieron en la novena ronda, en los últimos días de febrero, todos los elementos del cierre, tales como la apertura de productos claves para Colombia como el banano, el azúcar y la posibilidad de continuar utilizando en el comercio preferencial las zonas francas y el Plan Vallejo, entre varios otros, y se dejó pendiente la definición del tema lácteo para luego ser acordado con la acertada intervención del presidente Uribe a nuestro regreso a Bogotá.
Sobre este tema en específico, cabe resaltar que se pactaron unas condiciones que permitirán al sector lácteo contar con una apertura controlada por casi dos décadas y se eliminó la posibilidad de que lleguen productos con subsidios a la exportación. A lo anterior se suman las medidas de política pública y sectorial que el Gobierno ha dispuesto para ayudarle al sector a enfrentar la realidad de una economía cada vez más abierta.
Como suele suceder en varios casos, en el desarrollo de las negociaciones comerciales en determinados momentos el debate público se polariza y se centra en aspectos específicos y se pierden transitoriamente los elementos de contexto general y las reales consecuencias de los compromisos pactados con los socios comerciales. Sin embargo, para el Gobierno Nacional es grato observar que la gran mayoría de nuestros ciudadanos comparten la opinión de que el acuerdo con la UE es altamente positivo.
Será muy importante que en las negociaciones futuras y los debates venideros se presenten todos los elementos de juicio sobre los impactos generales de estos procesos y sobre los verdaderos efectos de los compromisos para los diferentes sectores económicos.
* Jefe Negociador Internacional, Ministerio de Comercio, Industria y Turismo