Turismo

Lima, un lugar que siempre sorprende

Entre sabores, colores e historias de sus habitantes, Lima es una ciudad que con su magnetismo cautiva al turista. Planes para disfrutar al máximo la capital del país inca.

MARÍA ALEJANDRA MORENO TINJACÁ
03 de diciembre de 2019 - 02:22 p. m.
En el malecón de Miraflores, los turistas pueden encontrar espacios para descansar o hacer ejercicio.  / Getty Imagesv
En el malecón de Miraflores, los turistas pueden encontrar espacios para descansar o hacer ejercicio. / Getty Imagesv

Al aterrizar en el aeropuerto internacional Jorge Chávez, en la ciudad de Lima, se inicia una experiencia en la que las imágenes, los sonidos y los sabores te ponen alerta. Por excelencia, el país inca se destaca por su alta gastronomía y la relación que se ha creado entre agricultores, chefs y emprendedores, que hoy son de gran relevancia en la economía y los gestores de un futuro más saludable y sostenible.

Al salir del aeropuerto, el destino es Miraflores, un distrito que bordea el mar y tiene un malecón adecuado para que turistas y propios puedan disfrutar de un espacio para hacer ejercicio, nadar o hacer plan con amigos y familiares. Es una zona que se caracteriza por contar con cadenas hoteleras de lujo, restaurantes innovadores, galerías y tiendas reconocidas para pasar una tarde de shopping.

Miraflores ocupa el segundo puesto en el índice de desarrollo humano en el Perú. Ahora tienen una estrategia para que locales, sector privado e integrantes del gobierno puedan promover la cultura, el arte y su gastronomía, no solamente en los lugares tradicionales, sino en espacios emergentes, plazas y barrios donde transcurre la vida y cotidianidadde los limeños.

Es una experiencia que acerca al turista y lo hace sentir en casa. Acá les mostraremos un poco de esa gastronomía que se sigue redescubriendo, hoteles de ensueño, plazas de mercado, el centro histórico y lugares que pueden visitar si están de viaje en Lima.

El puente de los Suspiros

Que nunca falte un lugar en el que el amor siempre es protagonista. El puente de los Suspiros, en el distrito de Barranco, es el punto de referencia para todos. Este puente de madera inmortaliza el amor. Los habitantes dicen que si se pasa aguantando la respiración y pensando en un deseo, este se cumplirá. Por sí o por no, se ven turistas cruzando el puente, algunos con prisa, otros concentrados en sus deseos hasta que llegan al final y se encuentran con la ermita del parque municipal. Cruzar vale la pena para ver la puesta del sol y disfrutar de los regalos que siempre trae la naturaleza. Violeta, naranja y fucsia son los colores que esconden al sol.

Las plazas que esconden los sabores del Perú

Caminar por el distrito de Barranco es encontrar plazas de mercado con los sabores ancestrales desde el campo a la casa. En la plaza El Capullo usted encuentra lo que necesite. Desde que se entra, el olor de las especias, los diferentes colores de las frutas e incluso el puesto en el que pueden arreglar desde un zapato hasta el sastre más fino son protagonistas. Uno de los locales llamativos es el Café Negro, un emprendedor que dejó su carrera como administrador con un MBA a cuestas para dedicarse al café. “Estamos creando cultura de café. Nuestro objetivo es trabajar con los agricultores y mover la economía”, dice Roberto Larrabure, su dueño. En el Café Negro podrá encontrar jugo de lúcuma acompañado de un sánduche con queso y palta, como ellos llaman al aguacate, de un sabor exquisito. Este lugar es acogedor y siempre tiene mesas disponibles para las buenas historias.

Una tarde en Barranco

En el distrito de Barranco, los turistas suelen ir a pasar una tarde visitando los lugares tradicionales de los limeños. El bar y restaurante Juanito está ubicado cerca de la Plaza Mayor y en él se dan cita abuelos, padres e hijos. Es un lugar de sabor local. El pollo, con verduras salteadas y un buen pisco, es uno de los platos favoritos. En tiempos deportivos hay que apresurarse para encontrar un espacio para los amantes del fútbol. Juanito es una típica taberna limeña de los años 30 del siglo pasado, que guarda la historia de Lima y a través de sus sabores se encarga de revivirla. Un pisco siempre estará a la mano.

Hospedaje de lujo

En esta oportunidad, el anfitrión fue el JW Marriott ubicado en el malecón de Miraflores. Ellos se caracterizan por los detalles y la calidez del servicio. Las habitaciones son amplias, con camas cómodas, y la vista es un espectáculo. Se ve el mar de fondo y personas haciendo parapente, una de las actividades que más gustan a los turistas. El restaurante La Vista es otro de sus atractivos. Chefs con amplia trayectoria son los encargados de conectar a las personas con los sabores locales. Chicha morada, ceviche, pisco sour y camote son imperdibles para degustar, y, claro, la causa limeña, que como cuentan los lugareños nació del patriotismo, cuando vivieron la guerra del Pacífico, que enfrentó a Perú contra Chile, entonces para que todos se sumaran a la causa, las mujeres hacían bolitas de papa y se las daban a los soldados antes de emprender su misión y cuando la ponían en sus manos les gritaban “Por la causa”. Es una receta que ha pasado de generación en generación.

Arte, pisco y vida

Lima, la capital de Perú, es una ciudad grande dividida en distritos, de los cuales Barranco es uno de los más bonitos y turísticos.

En el siglo XX ofició como una zona de casas de playa de la aristocracia limeña y actualmente es un barrio bohemio con casonas restauradas que funcionan como pequeños restaurantes, cafeterías, galerías de arte, tiendas de diseño y de productos gourmet, entre plazas y espacios coloridos.

El turista puede elegir entre un sinfín de planes, como pagar un tour en el Mirabús que recorre los distritos aledaños al centro histórico, ruinas y espacios de entretenimiento.

* Invitación Marriott International.

Por MARÍA ALEJANDRA MORENO TINJACÁ

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