Son las cuatro de la tarde y Cartagena se prepara para la época de diciembre con sus vientos alisios. La brisa ya es constante en las tardes.
Lentamente, caminamos con Óscar Santos es uno de los poco sommelier certificados de la ciudad heroica, fue el mejor de Colombia en el 2016. Y es que son más de 20 años con estudios, entre otras partes, en la Escuela de Restauración hotelería de Barcelona, la Escuela Argentina de Sommeliers y el Wine & Spirits Education Turst de Londres.
Llegamos por la calle Nuestra Señora del Carmen, allí está el Burlador GastroBar, en el centro amurallado. Me dice que aquí no tiene un trabajo. “Es la pasión por el fascinante mundo del vino y las bebidas alcohólicas”. Trabaja con el Grupo Empresarial Llamas Arenas – GELA y sus cinco restaurantes.
El sommelier de traje azul y la copa de la excelencia de la revista Wine Spectator
Óscar tiene un bléiser azul que cubre una camisa blanca. Nos presentan una botella chilena, es un Don Melchor, reconocido internacionalmente como mejor vino del mundo por la revista WS. Es un Cabernet Sauvignon.
Quien la lleva forma parte de su equipo de trabajo. Ellos están en constante formación académica, han aprendido a distinguir entre un vino español, el Marqués de Riscal Reserva, Tempranillo de un Carménère Casa Silva, Reserva chileno.
“Lo más importante en la vitivinícola, el arte de cultivo de la vid es transmitir el conocimiento” y es que lo hace constantemente con el equipo de trabajo que tiene en el grupo Gela.
“Un sommelier es un puente de comunicación entre la bodega y el consumidor. Es la persona encargada de explicar, asesorar, recomendar, comunicar el vino y su ámbito de consumo gastronómico”. La botella se mantiene a la temperatura perfecta, algo muy importante, luego de estar guardada en una cava térmica.
Agrega que existen evidencias de que los primeros asesores de vinos estarían en la gastronomía de Londres y Francia entre 1889 y 1906.
Han servido el vino y aparecen palabras que como buen profesor Óscar explica. Aroma, esa descripción de sensaciones percibidas al oler el vino. El bouquet, son aromas más complejos y que guardan relación con la edad del vino. El cuerpo, la crianza, el equilibrio, las piernas, la mineralidad y otras que confieren los expertos, luego del primer sorbo.
Con modestia habla del reconocimiento que recibieron recientemente en sus restaurantes, la Copa de la Excelencia.
“Cartagena de Indias se perfila como destino para los Wine Lovers o amantes del vino, recibimos un gran premio por parte de Wine Spectator”, dice mientras nos sirven la segunda y última copa de vino.
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Cuatro restaurantes de Colombia están entre 2.150 ganadores a nivel mundial de la Copa de la Excelencia. Dos de los restaurantes de Cartagena hacen parte del Grupo Empresarial GELA, Candé, cocina 100% cartagenera, su cuarta vez, y El Burlador Gastrobar, donde nos hacemos la entrevista que ha recibido la distinción por tres veces.
Los otros dos son, 1621 del Sofitel Santa Clara y un restaurante de Medellín.
El premio es obtenido teniendo en cuenta criterios como; selección de vinos, cantidad de referencias, niveles de precios, variedades en la producción, casas reconocidas. Además, cumple con las tendencias mundiales de vinos saludables, vinos orgánicos y dulces naturales.
José Llamas Arenas, socio de GELA afirma que para GELA representa mucho recibir el reconocimiento. “Cuarta vez para Candé, y tercera vez para El Burlador, debido a que en nuestro ADN siempre ha estado el sello de la excelencia, es dar a conocer nuestra selección de vinos del mundo en nuestros restaurantes”, sostiene
“Como cartagenero que ama su ciudad, es un gran orgullo poder traer una vez más esta alegría al sector gastronómico, este premio es muy poderoso para la ciudad porque la proyecta como un destino para los Wine Lovers y exalta la calidad de la oferta gastronómica”. Agrega que implica una responsabilidad enorme para que la calidad sea cada vez mejor y se pueda atraer mucho más turismo.
“Es importante resaltar, que este premio es doblemente meritorio, porque ante la situación arancelaria actual, no es fácil conseguir vinos de calidad, sin una inversión alta por parte de los restaurantes, pero el objetivo lo amerita: exaltar a Cartagena”, concluyó José Llamas.
Me despido de Óscar, atenderá una mesa. Se levanta y me recuerda su responsabilidad en las cavas de los restaurantes. Hay botellas de varios países, todos llegados al caribe, y cuidadas rigurosamente por el mar y sus murallas.
Antes de despedirme le pregunto por ese maridaje complementario que hizo en el restaurante con un amasijo de doble fritura.
“La arepa de huevo es un plato que tiene un gran placer y diversión, su efecto cronch de fritura y los sabores del huevo y del maíz son finamente elevados cuando se acompañan con un Champagne.
La sensaciones cronch y las burbujas finas con las notas de la guarda en lías del Champagne produce un alto placer digno de sorprender los paladares más exigentes”.
Nos comprometemos para hacer en otra oportunidad un recorrido por las diferentes cavas de los restaurantes.
El viaje del vino
Leonardo Benítez también trabaja en el Burlador, a la salida miramos la carta de vinos. Hablamos de los que se producen en Colombia, me dice que les guarda respeto y admiración.
“Están en un proceso de evolución, ya que los colombianos cada día aprenden del mundo vinícola”.
El enoturismo es una nueva modalidad turística. Cada vez es más frecuente que las bodegas se deciden a abrir sus puertas, ofreciendo una gama amplia de actividades que incluyen desde la cata de vino tours guiados, servicios gastronómicos entre otros servicios.
El año pasado ProColombia entregó una ruta del vino en el país. Se muestran viñedos en Zapatoca el Viñedo Sierra Morena, en Santander el Marqués de Puntalarga que cultiva la cepa Pinot Noir y dos variedades de Riesiling, ubicado en Nobsa en Boyacá, en el Valle el Parador Grajales y En Antioquia también Viña Sicilia entre otros viñedos.
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Datos del portal estadístico, Statista, afirma que el sector vinícola mueve a nivel mundial más de 300.000 millones de dólares estadounidenses al año.
En Cartagena el vino ya forma parte de la mesa de los comensales, una cultura que cada vez se fortalece más.
Andrea Piña Gómez, presidente ejecutiva de la Cámara de Comercio de Cartagena, en diálogo con El Espectador sostiene que, en la ciudad, a corte de octubre, existen 511 Restaurantes con Cámara de Comercio registrados en la ciudad.
“301 se ubican en la localidad turística de Cartagena en los barrios Bocagrande, Centro, Castillo, Manga, Playa Blanca, Tierra Bomba e Isla Del Rosario, que generan más de 700 empleos, y trabajan día a día por innovar en la experiencia de los comensales, y hoy por hoy la ciudad es reconocida como destino gastronómico de lujo y es un referente”
Un argentino en Cartagena con sus viñedos, premiados a nivel global
Han pasado unos cortos días de nuestro primer encuentro con el vino. Ahora vamos al restaurante Quebracho, argentino completamente, su nombre se utiliza muy a menudo en el habla rioplatense. En su carta están los sabores de carnes asadas al estilo gaucho.
Allí se realizaría una cata de vino para comensales de la ciudad de diferentes sectores, hotelero, turístico, entre otros.
“Celebro mucho que Héctor Durigutti llegue a Cartagena, aquí se está empezando a consumir más vino y este enólogo es un referente a nivel mundial. Acaba de llegar de recibir el premio por su viñedo”, le dice a este diario, Ignacio Javkin que forma parte de los propietarios de Quebracho.
“Traer a Durigutti como un embajador del vino que es parte de la cultura del país que me vio crecer y seguir afianzando esos lazos entre dos países a los que pertenezco, Colombia y Argentina”.
Nos encontramos en una mesa con Héctor Durigutti, un argentino que hacía unos días estaba en Sussex, Inglaterra, reunido con los nombres más distinguidos de la industria del vino. Allí, expertos de todo el mundo reconocieron la experiencia diferencial que su bodega ofrece en Las Compuertas, provincia Mendoza, en el centro oeste de la República Argentina.
“Hemos sido distinguidos en el puesto número 10 en el prestigioso ranking World’s Best Vineyards 2024. Somos la única bodega argentina de este año a nivel global en una posición privilegiada” dice mientras ordena sus cosas en la mesa. Me encanta Cartagena y la cata que haré esta noche será maravillosa”.
Agrega que es muy reconfortante, “estar dentro de las 10 mejores bodegas del mundo, siendo una bodega tan joven con 22 años de historia”.
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Es un hombre sencillo, habla de su familia que lo acompaña en el negocio y en todas sus respuestas siempre está el agradecimiento al talento humano de la compañía.
“Durigutti Family Winemakers comenzó en el 2002 como bodega exportadora y sueño conjunto de los hermanos y enólogos Héctor y Pablo Durigutti. Allí creció un proyecto de vida para esta primera generación de enólogos con una visión estratégica” le dice a El Espectador
“Tengo una mirada totalmente distinta a la que hubo una Argentina, se habían enfocado en hacer vinos de volumen y yo tuve la suerte de vivir afuera, trabajar y ver el mundo de otra manera y llevar todo ese conocimiento, ya estamos en 26 países”.
El tiempo se agota, la cata está próxima a empezar. Le pregunto por el mejor vino que ha probado. Hace silencio y responde.
“No recuerdo cuál, pero sí con quién y en donde, el vino es un momento”.
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