Hacer caminatas con un perro es una forma de compartir momentos al aire libre mientras ambos disfrutan del ejercicio y la exploración de nuevos entornos. Cada vez más personas buscan incluir a sus mascotas en este tipo de actividades, reconociéndolos como parte de su familia y compañeros de aventura. Ya sea en senderos montañosos, bosques o rutas de campo, estas experiencias ofrecen la oportunidad de fortalecer el vínculo con el animal y apreciar juntos la naturaleza en su estado más puro.
A continuación, le presentamos nueve senderos pet-friendly con distintos niveles de dificultad y opciones de recorrido, ideales para disfrutar junto a su perro en entornos naturales.
Salto de los Monos
El Salto de los Monos se erige como una majestuosa cascada natural ubicada en el corazón del Suroeste Antioqueño, específicamente entre los municipios de Tarso y Pueblorrico. Este salto de agua, que alcanza los 100 metros de altura, no solo ofrece un espectáculo visual, sino que también cuenta con piscinas naturales donde los visitantes pueden refrescarse. El entorno que rodea la cascada es un paraíso, pues alberga una rica biodiversidad que incluye aves como gavilanes, tórtolas y tangaras, además de los característicos monos aulladores que dan nombre al lugar. El paisaje se complementa con la presencia de los llamativos nidos de los pájaros gulungos o mochileros y una exuberante vegetación que despliega un amplio espectro de colores.
Esta ruta, de 3.4 kilómetros, se caracteriza por ser un sendero de dificultad moderada que típicamente se completa en una hora y 18 minutos. El camino, que tiene un desnivel positivo de 204 metros, es perfecto para el senderismo y ofrece una experiencia tranquila con poco tráfico de visitantes. La ruta es accesible durante todo el año y permite el acceso a perros, que pueden ir sin correa en determinadas zonas, siempre cuidando de recoger los desechos y de hacer un turismo responsable.
Cascada Cay
La Cascada es una reserva natural ubicada en la vereda Cay de Ibagué, a 30 minutos del centro urbano. Este destino en las montañas del Tolima permite compartir en grupo y disfrutar de su biodiversidad. Su ruta de senderismo principal abarca 18.5 kilómetros de ida y vuelta, con un desnivel de 1,284 metros y un recorrido estimado de 7 horas y 45 minutos. Los visitantes pueden realizar actividades como observación de aves y ciclismo de montaña, y las mascotas pueden estar sin correa en algunas zonas.
Ubicada en la vertiente oriental de la cordillera central, la reserva se encuentra en la confluencia del río Coello y el río Combeima, conectando con el Nevado del Tolima, cuya nieve alimenta estos cauces. El sendero, en parte pavimentado, atraviesa ecosistemas boscosos y zonas ribereñas, ofreciendo una experiencia en la naturaleza con momentos de mayor tranquilidad en ciertas horas del día.
Cerro Gobia
El Parque Natural Cerro Gobia, ubicado estratégicamente en la parte superior de la cabecera municipal de Quinchía, Risaralda, se distingue por su excepcional accesibilidad, ya que los visitantes pueden llegar caminando sin necesidad de transporte adicional. Este espacio natural alberga bosques secundarios en excelente estado de conservación y se ha convertido en un santuario para la biodiversidad, destacándose especialmente por sus 150 especies de aves silvestres, incluyendo cuatro especies endémicas de Colombia. La infraestructura del parque incluye senderos bien definidos para la interpretación ambiental con guías, y dos miradores naturales en roca conocidos como Cristo Rey y Última Piedra, desde donde los visitantes pueden contemplar gran parte del territorio municipal y las cordilleras circundantes.
El sendero principal del Cerro Gobia ofrece una experiencia moderada de senderismo de 2.7 kilómetros ida y vuelta, con un tiempo estimado de recorrido de 1 hora y 41 minutos y un desnivel positivo de 342 metros. Este camino, que se caracteriza por su abundante vegetación y clara señalización, está abierto a visitantes con mascotas, las cuales pueden ir sin correa en ciertas áreas para no incomodar ni a la fauna del lugar ni a las personas. Para disfrutar plenamente de la experiencia, se recomienda ir acompañado de guías turísticos, usar calzado y ropa apropiada para senderismo, y llevar suficiente agua para mantenerse hidratado.
Cascada La Chorrera
La Cascada La Chorrera, distinguida como la más alta de Colombia, se encuentra ubicada dentro de un parque de aventura que ofrece una experiencia inmersiva en el corazón de un bosque de niebla. El sendero hacia la cascada, que abarca una distancia total de 8 kilómetros con una altitud de 2.400 metros sobre el nivel del mar, atraviesa un ecosistema biodiverso donde los visitantes pueden maravillarse con la presencia de orquídeas, bromelias y cientos de especies de aves. La caminata, que tiene un nivel de dificultad medio y toma aproximadamente 5 horas en completarse, permite a los visitantes experimentar gradualmente la aproximación a la cascada, primero a través del sonido de su rugido y luego, en días despejados, contemplando la majestuosa caída de agua desde diversos puntos del sendero en un clima húmedo y templado característico de la región.
Los amantes de las mascotas pueden llevar a sus perros, siempre y cuando los mantengan con correa y, en casos necesarios, utilicen bozal, permitiendo así que toda la familia pueda disfrutar de esta extraordinaria experiencia en medio del exuberante bosque andino rodeado de imponentes montañas.
La Piedra Colgada
La Piedra Colgada, un atractivo natural ubicado en la vereda el Tablón del municipio de Susa, Cundinamarca, se encuentra a 118.9 kilómetros de Bogotá y representa uno de los miradores más impresionantes del departamento. Esta majestuosa formación rocosa, que se proyecta aproximadamente 4 metros hacia el vacío a una altura de 3,254 metros sobre el nivel del mar, ofrece una vista con una caída libre de casi 600 metros. Desde este punto privilegiado, los visitantes pueden contemplar gran parte de la provincia de Ubaté y la Laguna de Fúquene.
La experiencia puede complementarse con una visita a la Laguna de Fúquene, un cuerpo de agua dulce que abarca 30 kilómetros cuadrados entre Cundinamarca y Boyacá, a 2,354 metros sobre el nivel del mar. En su interior, una isla alberga diversas especies de aves y fauna nativa, permitiendo a los visitantes explorar su biodiversidad con guías locales. La combinación de la Piedra Colgada y la laguna ofrece una experiencia que integra aventura, historia y naturaleza. Se permite llevar perros, pero deben estar con correa.
Rocas de Suesca
Suesca, un destino emblemático para la escalada en roca ubicado a 59 kilómetros al noreste de Bogotá, representa un capítulo fundamental en la historia del montañismo colombiano. Este municipio cundinamarqués, cuyo nombre de origen Chibcha significa “Roca de las Aves”, se distingue por sus impresionantes farallones que se extienden por más de 2 kilómetros, con paredes que alcanzan alturas entre los 20 y 130 metros. Estas formaciones geológicas, que datan del período Cretácico en la era Mesozoica (entre 65 y 100 millones de años), han servido como campo de entrenamiento para montañistas colombianos que posteriormente conquistaron cimas legendarias como el Everest, el K2 y el Annapurna. La zona, situada a 2,584 metros sobre el nivel del mar, mantiene un clima frío con una temperatura media de 14.3°C, lo que requiere que los visitantes estén preparados con ropa adecuada para enfrentar las variaciones térmicas.
La experiencia en Suesca comienza en el casco urbano con una caminata pet-friendly que abarca aproximadamente 9 kilómetros de recorrido, con una dificultad intermedia. El trayecto incluye el cruce de un puente colgante sobre el río Bogotá, que en este punto aún conserva cierta pureza, seguido por un tramo de 2 kilómetros a lo largo de la vía férrea en dirección a Chocontá. Posteriormente, el sendero asciende hacia la parte alta de los farallones, donde operadores locales ofrecen equipos y asesoría profesional para la práctica de escalada y rappel.
Cascada de Sueva
La Cascada de Sueva, también conocida como Nemustén, se ubica en una región del departamento de Cundinamarca, específicamente en la provincia del Guavio, a tan solo 75 kilómetros (aproximadamente 2 horas) al nororiente de Bogotá. Esta caída de agua de 50 metros, alimentada por las cristalinas aguas provenientes del Parque Nacional Natural Chingaza, se encuentra rodeada de impresionantes formaciones rocosas y bosques alto andinos que sirven como refugio para una rica biodiversidad, incluyendo especies emblemáticas como el oso de anteojos y los venados. La región, caracterizada por su topografía montañosa y abundantes fuentes hídricas, no solo alberga esta cascada sino que también juega un papel fundamental en el abastecimiento de energía para el centro de Colombia.
La aventura hacia la cascada comienza con un viaje desde Bogotá que atraviesa los municipios de La Calera y Guasca, seguido por una parada contemplativa en el Páramo Grande para apreciar este crucial ecosistema regulador de agua. La caminata principal inicia en la inspección de Sueva, un caserío que sirve como punto de partida para adentrarse en un sendero que serpentea a través de un exuberante bosque alto andino, donde los caminantes pueden maravillarse con la presencia de orquídeas y bromelias mientras recorren un complejo sistema de quebradas y canales diseñados para la generación de energía hidráulica. Esta experiencia, que incluye el tránsito por un túnel histórico construido alrededor de 1930, permite a los visitantes, incluyendo aquellos que deseen llevar sus mascotas con correa, sumergirse en la rica historia natural y cultural de la región del Guavio.
Caminata a Peñas Blancas
La expedición en la zona rural de Cumaca, municipio de Tibacuy, ofrece una experiencia inmersiva de senderismo de nivel medio-alto que dura aproximadamente 6 horas. Esta caminata pet-friendly comienza con un baño forestal donde los visitantes pueden apreciar árboles como el caucho y el roble, mientras ascienden hacia el alto de la cuchilla. El sendero, adornado con orquídeas que atraen una diversa población de aves y mariposas, conduce a puntos panorámicos excepcionales desde donde se pueden contemplar el Cerro Quinini, la meseta de Chinauta, Fusagasugá, Silvania y otros pueblos de la región.
Este recorrido no solo ofrece una experiencia natural extraordinaria sino que también representa un importante legado histórico y cultural, siendo parte del territorio sagrado de los indígenas Pijaos y Quimbayas, específicamente en el área del Cerro Peñas Blancas. La ruta se ha convertido en un ejemplo sobresaliente de conservación ambiental, donde la siembra de más de veinte mil árboles, incluyendo la emblemática palma de cera, ha contribuido significativamente a la protección de fuentes hídricas.
Cascada San Rafael Fusagasuga
El Parque San Rafael, ubicado en la vereda La Aguadita del municipio de Fusagasugá, representa una joya ecológica y cultural que preserva el legado de los indios Sutagaos, cuyo nombre en lengua Chibcha significa “Hijos del Sol” (Suta: Sol; Gaos: Hijos). Esta reserva, declarada área protegida en mayo de 2004, constituye la mayor reserva hídrica y forestal del municipio. El parque, situado a tan solo una hora de Bogotá, ofrece a los visitantes un espectáculo natural extraordinario que incluye formaciones rocosas cubiertas de vibrantes musgos verdes, una cascada con su respectivo pozo para baño, y un bosque nativo excepcionalmente bien conservado.
La experiencia de senderismo en el Parque San Rafael consiste en una ruta de ida y vuelta de 10 kilómetros que se desarrolla a lo largo de aproximadamente 5 horas, con una dificultad moderada. El recorrido inicia en La Aguadita y sigue una carretera destapada que bordea el río Barro Blanco durante los primeros 7 kilómetros, para luego ascender por la montaña hasta la cuchilla de las Pavas y la vereda San Rafael. El sendero, que atraviesa variaciones de altura entre los 1,920 y 2,360 metros sobre el nivel del mar con un desnivel total de 490 metros tanto en ascenso como en descenso, culmina en un tramo empedrado que conduce al puente y la cascada del parque. Se permite llevar perros, pero deben estar con correa.
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