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Quienes aún no han visitado Río de Janeiro pensarán -o al menos yo lo hice- que las calles de la ciudad están repletas de canchas de fútbol y que cada carioca lleva bajo su brazo, o al ritmo del pie, un balón de futbol. Y aunque el deporte sí es común en la ‘Cidade Maravilhosa’ o Ciudad Maravillosa de Brasil, su encanto trasciende a la amabilidad de los locales y la diversidad paisajística, gastronómica, cultural y artística que ofrece la segunda ciudad más poblada del país auriverde.
La playa de Copacabana, Leblon, Ipanema, Botafogo, Flamengo, Gávea o la playa roja de Vermelha, son solo una pequeña muestra de la variedad de playas que hay en Río. Pero la magia de esta ciudad es mucho más que playa, brisa y mar. Si se llega por avión, Río de Janeiro envuelve a sus visitantes que desde el aire pueden apreciar, cual pesebre, las miles de casas que brotan de la tierra y componen las famosas favelas, escenarios emblemáticos que por ser un referente de la cultural brasilera han servido de escenario para importantes producciones audiovisuales. La taquillera película de james Bond ‘007 Moonraker’ (1979), el videoclip ‘They don’t care about us’ de Michael Jackson (1995); la cuatro veces nominada al Oscar ‘Ciudad de Dios’ (2002); ‘Los Mercenarios’ dirigida por Sylvestre Stallone (2010), y hasta la saga de ‘Crepúsculo’ eligieron a Río como escenario para las producciones que, entre otras, destacan la belleza que hace de esta ciudad un destino obligado por conocer.
Imperdibles de Río de Janeiro
Sin duda, el Carnaval de Río es uno de los más conocidos del mundo y uno de los que más personas aglomera, esto gracias a que la diversidad cultural y artística que se vive en la ciudad hace que anualmente, durante cuatro días de febrero, todo el mundo baile al son de la samba y el funky brasilero, mientras se degusta una incomparable ‘caipirinha’, bebida insignia de Brasil.
Sin embargo, los principales imperdibles de la Ciudad Maravillosa se pueden disfrutar en cualquier fecha del año. Como lo es el Cristo Redentor, ícono carioca por excelencia, que solo hace falta alzar la mirada desde casi cualquier calle de la ciudad para poderlo apreciar y que desde 1931 custodia cada rincón de Río. El Cristo de 30 metros de altura y cerca de 1200 toneladas se ubica en el cerro de Corcovado, a 710 metros sobre el nivel del mar este monumento, que es una de las siete maravillas del mundo moderno, corona el cerro central de la ‘Floresta da Tijuca’ o el Parque Nacional Tijuca, el cual alberga la selva urbana más grande del mundo, con más de 4000 hectáreas de bosque tropical protegido, que ha permitido que animales como tucanes, varios tipos de monos y algunos anfibios aprendan a convivir con la presencia de visitantes y locales.
Como si fuera poco, en el barrio de Urca, sobre una península que sobresale en el océano Atlántico, está uno de los parques más visitados de Brasil y del mundo, el ‘Parque Bondinho Pão de Açúcar’. Su principal atractivo es que allí está el teleférico más antiguo en funcionamiento del mundo y el cual posee más de un kilómetro de trayectoria. Su construcción comenzó en el siglo XIX y fueron necesarios cientos de alpinistas expertos (algunos de ellos fallecieron en la construcción) quienes estaban encargados de subir los materiales para la obra que fue inaugurada en 1912.
El parque que recibe cerca de 1,6 millones de visitantes al año cuenta con un tramo inicial de 528 metros de teleférico que conecta la playa roja de Vermelha con el Cerro de Urca, a 227 metros de altura. Y es ahí, el Cerro de Urca, el epicentro musical de Río de Janeiro, pues desde la década de 1940 artistas nacionales e internacionales como Bob Marley y Elton John se han presentado, haciendo del Anfiteatro un espacio donde acontecen, a lo largo del año, eventos musicales para todos los públicos.
Y son más de 750 metros los que separan el Cerro de Urca del icónico ‘Morro Pão de Açúcar’ o Cerro Pan de Azúcar, siendo ese el punto más alto, a 396 metros arriba del nivel del mar. La vista panorámica que se tiene de todo Río de Janeiro y del puente de 14 kilómetros que conecta con la ciudad vecina de Niterói, hacen de este lugar el espacio perfecto para una buena fotografía, un concierto inigualable o una cena romántica a la altura. Y, para los más arriesgados, también es epicentro de deportes extremos como escalada, rapel y hasta parapentismo.
Es de resaltar que el ‘Parque Bondinho Pão de Açúcar’ también cumple la función de ser una reserva ambiental, en donde varios tipos de monos salen de la espesa selva y sin temor se acercan a los visitantes para ser protagonistas de unas cuantas fotos, o, en el peor de los casos, robarse algunos alimentos que disfrutan mientras se protegen en las copas de los árboles.
A esta oferta natural se suma el paraíso de la ‘Prainha do Vidigal’, una playa tranquila y semi privada ubicada frente al único resort urbano de Río de Janeiro, el Hotel Sheraton Grand Rio. A las aguas cálidas de esta playa se suma la experiencia única para el paladar y los sentidos de disfrutar una cena con amigos o con familia en el mejor restaurante francés de la ciudad: L’Etoile. Pero si lo que busca es deleitarse con algunas comidas rápidas y con la mejor ‘caipirinha’ de Río, el lugar perfecto es ‘Casa da Cachaça’, un restaurante ubicado dentro del hotel con una terraza al aire libre ideal para degustar platos brasileños mientras se aprecia el mar.
Y es que este resort ha sido un ícono de la ciudad por más de 50 años. Sus más de 538 camas, los cuatro restaurantes, las terrazas y el Spa con vistas al mar, y el increíble servicio lo hacen una de las mejores opciones para alojarse en la Ciudad Maravillosa. Además, su ubicación estratégica en el sector de Leblon permite que sus visitantes puedan conocer algunos de los bares y restaurantes más conocidos de Río de Janeiro. Sin contar que a cualquier hora del día se puede caminar por los alrededores del Hotel Sheraton Grand Rio y encontrar ferias libres, tiendas de moda, deporte y joyas, además de insuperables playas.
Rincones con magia carioca
Como cualquier otra ciudad principal del mundo, Río posee un gran movimiento durante el día y la noche, sin embargo, este pulmón del mundo que colinda con el mar cuenta con rincones llenos de magia, que sirven para inspirar un buen texto, una famosa película o simplemente dejar un recuerdo memorable. Calles empinadas, empedradas y custodiadas por árboles cuyas copas apuntan al Cristo que conoce los secretos más íntimos de los cariocas se conectan con extensos puentes vehiculares que acercan aún más a aquellos barrios tradicionales, en donde las garotas moldean su cuerpo solo con subir y bajar las numerosas escaleras que enlazan favelas con vías principales y playas de ensueño.
Y así llegue hasta ‘Parque Lage’, un espacio de puro verde que reúne a los enamorados y fiesteros de la ‘Cidade Maravilhosa’, pues el jardín romántico de estilo europeo colinda con el bosque nativo Mata Atlántica y se ubica a los pies del cerro Corcovado. Además, sus 52 hectáreas de naturaleza rodean la casa antigua del siglo XIX en donde ahora funciona la Escuela de Artes Visuales Parque Lage, que ofrece formación gratuita a artistas principiantes, cursos de capacitación en arte para jóvenes, además de una intensa programación de exposiciones artísticas.
En el patio central también funciona una biblioteca pública y una serie de restaurantes con la mejor oferta gastronómica de la ciudad. Sus palmeras, los lagos, las cuevas naturales y los acuarios en las paredes son muy apetecidos por la tranquilidad y naturalidad que emanan, pero también, los fines de semana su oferta sobrepasa la madrugada con fiestas y festivales de arte y música.
Y es que este espacio puede ser la mejor muestra de lo que es Río de Janeiro, una ciudad versátil, romántica, artística y natural, con numerosas ofertas para todos los gustos y presupuestos. Pero, sobre todo, una capital que recibe con los brazos abiertos, cachaca y ‘feijoada’ (plato insignia de los cariocas) a los turistas, que, de seguro, la decisión más difícil que tendrán que tomar será la de elegir en cuál playa tomar el sol que no abandona esta maravillosa ciudad tropical.
*Invitado por Marriott Internacional
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