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Ruta violeta

Cada año, entre julio y septiembre, hay una región de Francia que se tiñe de color. Los campos de Provenza, en el suroriente de este país europeo, son bañados por el violeta de la cosecha de lavanda que convierte los suelos en una alfombra digna de admirar y fotografiar.

El Espectador
23 de marzo de 2016 - 03:26 a. m.
Más de 1.000 km componen las siete rutas que atraviesan los campos de lavanda en Francia. / iStock
Más de 1.000 km componen las siete rutas que atraviesan los campos de lavanda en Francia. / iStock

Se trata de una planta de rico aroma, de la que se obtienen jabones, cremas, mieles y dulces, que crece de manera silvestre y se ha convertido en uno de los principales atractivos turísticos de la zona e incluso inspiró a artistas como Picasso y Van Gogh. Esta región se puede conocer a través de un itinerario conocido como “La ruta de la lavanda”, que en realidad son siete caminos diferentes diseñados para que, dependiendo de la fecha, se puedan apreciar estos campos morados que no sólo albergan esta flor, sino que cruzan por viñas y pueblos encantadores con calles de piedras.

Esta aventura sensorial comienza con el camino que va de Vercors a Diois. Es la menos conocida, la que está más al norte, en la región del Buëch, y la más alejada de las zonas turísticas, un factor que hace que por las noches se puedan apreciar cielos estrellados. Son 220 km que van en compañía del río Drôme, en los que los visitantes se podrán encontrar con varios pueblos ubicados en las colinas y campos de lavanda.

El recorrido continúa por los 130 km desde Drôme provenzal al Haut-Vaucluse, un área dominada por el Mont Ventoux, viñedos y olivares. Además de ser la cuna de la lavanda azul, en ella es posible degustar productos locales, como el nougat de Montélimar, el aceite de oliva de Nyons o los vinos Chateauneuf-des-papes.

El tercer escenario lo componen 300 km entre Ventoux, Lure y Luberon. Junto a extensiones gigantescas de lavanda que se pierden en el horizonte, se pueden apreciar pueblos medievales y gran parte de la riqueza natural de esta región, hogar del Centro de Descubrimiento de la Naturaleza y del Patrimonio Cinegético.

En los Prealpes provenzales, entre Baronnies y Buëch, continúa la cuarta ruta, que está llena de museos botánicos como Gap el Jardín, el Ecomuseo y la Maison des Plantes, ideales para conocer las historias de las principales plantas aromáticas y medicinales de la región.

El paseo sigue por los 168 km entre la Alta Provenza y Verdon, en donde las abejas beben solamente el néctar de las flores azules que le dan el sabor característico a la miel de lavanda. Una de las atracciones de este recorrido son los jabones artesanales que se encuentran en la jabonería de la Tour de Guet.

Las montañas y los bosques son los protagonistas de los 70 km siguientes, que incluyen Prealpes d’Azur y la región de Grasse. Durante este tramo se pasa por la famosa carretera de Napoleón, el pueblo de Gourdon y Grasse, conocida como la ciudad del perfume. Su cercanía con la Costa Azul la ubica entre las favoritas de los turistas.

La última ruta, de 155 km, recorre Orange, Vaison la Romaine, Sault, Forcalquier y Manosque. Las dos primeras ciudades albergan un extraordinario patrimonio monumental como el teatro romano en Orange y el yacimiento arqueológico más grande de Francia en Vaison la Romaine.

Este paseo de más de mil kilómetros hace que Francia y la región de Provenza se conviertan en una excelente opción para vacacionar y disfrutar de la cultura francesa de una forma diferente.

Por El Espectador

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