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En una enorme olla reposa el pescado. Todo. Cabeza, cuerpo y cola. Cada una de las anteriores, por separado. Hay sal, pimienta y cebolla. A su derecha, el fuego. Una brasa que un hombre alimenta con madera y cáscara de coco. Mientras tanto, Stacy Hooker mezcla harina de trigo con agua y les habla a los turistas.
“Los dumplings acompañan el guiso. Se pone todo junto, con el popocho, la papa, la yuca, el pescado, la fruta pan y el pig tail. Se puede hacer con caracol o cerdo. Todos llevan leche de coco y mucha pimienta”, explica, con instrucciones que suceden a sus acciones, a la preparación, a la receta de un plato tradicional en San Andrés y en el Caribe.
En la olla hierve todo junto. Huele a leña, leche de coco y pimienta. Tarda entre dos o tres horas en estar listo. El plato lleva el nombre de rondón o rundown y Hooker lo ha preparado 16 de sus 34 años. Ella prepara los ingredientes, los lleva a la olla, revuelve y vigila. Tres hombres, familiares y amigos, siguen sus instrucciones. Alimentan el fuego, traen platos y ayudan a servir.
“El rondón es más antiguo que el sancocho”, asegura Hooker, “nace en los tiempos de la esclavitud y no es una sopa, es un guiso”. Habla y con un hombre inclinan la olla para sacar el líquido que no se evaporó. Sirve cada ingrediente en un plato. Dice que en su hogar puede recibir hasta a 100 personas.
El rondón hace parte de la cultura de San Andrés y sus habitantes. Hooker pertenece a un grupo de personas de la isla que promueven actividades de este tipo, que sirvan de alternativa… o complemento a los tradicionales planes de playa y relajación que ofrece la isla.
Para impulsar planes de este tipo, Hoteles Decameron, OxoHotel y la Gobernación de San Andrés lanzaron la campaña “Tu Propia Isla”, una invitación a que todas las personas interesadas en visitar este destino del Caribe lo redescubran, cuiden y apropien.
Y es que en el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina se encuentra el 77 % de los arrecifes de Colombia. Ecosistemas marinos vitales para la conservación de la biodiversidad de la zona, así como de la protección de las zonas costeras. También para la economía, la pesquera, sobre todo, pues sirven de refugio y punto de interacción para diferentes especies.
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Por eso resaltan iniciativas como la de “Un Arrecife de Vida”, de Green Souls Global y Dislicores, con la que restauran y crean nuevos arrecifes en San Andrés. Trabajan creando “galletas”: pequeños bloques compuestos de vidrio reciclado y cemento. Con un 70 % de silice, los fabrican para usarlos como base de los corales que siembran por medio de técnicas de fragmentación asexual. Cuando alcanzan estabilidad, son trasplantados a su hábitat natural.
La iniciativa ha usado más de 1,4 toneladas de vidrio de Dislicores reciclado. Se han sembrado más de 24.000 fragmentos de coral, que luego serán hogar de especies marinas y promoverán el balance en su ecosistema. Han intervenido unos 20 metros cuadrados para la siembra y el trasplante de corales.
Resaltan también iniciativas como la de Hoteles Decameron. La cadena, una de las más conocidas del destino, promueve iniciativas que buscan transformar el territorio y crear oportunidades para las comunidades. Entre ellas resaltan las jornadas de limpieza de playas, donde colaboradores y parte de su equipo recorren las playas recogiendo los desechos que reposan en la arena o flotan en la costa. Son separados según su tipo, para luego ser reciclados o desechados.
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No hay que pasar por alto que Jetsmart, recientemente reconocida como la mejor aerolínea low cost de Suramérica por Kytrax en los World Airline Awards 2025, presentó su nueva ruta Cali-San Andrés. Con 15 meses de operación en Colombia, la compañía se ubicó como la tercera aerolínea del mercado doméstico.
Así, el archipiélago busca turistas interesados en algunas de las playas con las aguas más claras y los atardeceres más coloridos del Caribe, a la vez que fomenta la conservación de sus ecosistemas y la promoción de planes culturales donde sus visitantes interactúen con sus sabores, ritmos y lengua.
Mientras los turistas prueban el rondón, Hooker explica la oferta de su empresa de turismo. “Tenemos experiencias gastronómicas, como esta, y exposiciones musicales donde pueden descubrir nuestros ritmos. Los precios van entre los $150.000 y $180.000 por persona, los lunes, miércoles y sábados”. Comemos y al fondo suena una canción en creole que repite la palabra rondón. Su nombre, “San Andrés Rondón”, del grupo Caribbean New Style.
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