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Santiago en 24 horas

La arquitectura moderna y las imponentes montañas hacen parte de las maravillas de una de las ciudades más apetecidas del continente.

Jahel Mahecha Castro* Chile
14 de enero de 2014 - 09:30 p. m.
La Gran Torre de Santiago, ubicada en la comuna de Providencia, es el rascacielos más alto de Iberoamérica, con 60 pisos y una altura de 300 metros. / 123rf
La Gran Torre de Santiago, ubicada en la comuna de Providencia, es el rascacielos más alto de Iberoamérica, con 60 pisos y una altura de 300 metros. / 123rf

No basta con cerrar los ojos para imaginarlo. Descifrar el encanto de Santiago implica adentrarse en sus paisajes naturales y urbanos a través de los sentidos. Desde el aire o con los pies bien puestos en tierra, la imponente presencia de la cordillera de los Andes deja sin aliento a quien la descubre. Como si se tratara de un gran telón de fondo, un conjunto de volcanes, glaciares y montañas con más de 6.000 metros de altura, abrazan el valle y lo convierten en un lugar único, de ensueño.

Llegar a la capital chilena es encontrarse con una ciudad moderna y fresca. Amplias autopistas y un centenar de edificios con los más variados diseños la han transformado en un centro de negocios continental y en el punto de partida para conocer las tierras del sur.

Cientos de planes y actividades inundan sus calles. A pesar de la gran extensión territorial y de los más de seis millones de habitantes, Santiago puede recorrerse en un día sin dejar de disfrutar de sus mejores locaciones. Una de ellas es la Plaza de Armas, ubicada en el centro histórico, donde se percibe el espíritu político de la Colonia y se encuentra un tesoro arquitectónico que se resiste al cambio. Se trata de la Catedral Metropolitana, una construcción de 1748 que guarda entre pinturas y esculturas los valores culturales y religiosos de sus pobladores.

Fuera de aquel templo, testigo de innumerables terremotos, existen otros parajes llenos de encanto, como el barrio Londres, un fiel retrato de la arquitectura europea gracias a sus calles empedradas, cafés, tiendas y faroles. A sólo quince minutos, otro símbolo urbano hace su aparición: el Palacio de la Moneda, un complejo de estilo neoclásico italiano donde reside el presidente y funcionan algunos ministerios.

Aunque fue objeto de bombardeos durante el golpe de Estado de 1973, hoy la estructura resplandece y es punto de encuentro para turistas y locales amantes de la historia. En frente, la Plaza de la Constitución, adornada con banderas y surcada por caminos peatonales, es escenario permanente de encuentros sociales.

A unos cuantos kilómetros, sobre la avenida Libertador, se levanta el cerro de Santa Lucía, el mejor lugar para apreciar una completa panorámica de la capital. La formación rocosa que desde el siglo XIX se ha convertido en uno de los paisajes más tradicionales de la región tiene actualmente a su alrededor un bello conjunto de parques con una gran variedad de especies vegetales, ideales para conocer y recorrer en familia.

Una de las particularidades de Santiago es la forma en la que se disfruta su comida típica. En barrios y complejos gastronómicos es posible deleitarse con los mejores platos del país. En el sector de Borderío, ubicado en Vitacura, se encuentra un llamativo conjunto de restaurantes que gracias a su impecable diseño traslada a sus comensales a las costas del Mediterráneo, dándole al ambiente un toque de romance y tranquilidad. El salmón, las centollas y las carnes no tradicionales, como la del guanaco, son algunas de las especialidades más apetecidas.

Al caer la tarde un buen plan es recorrer algunos de los centros comerciales más importantes de la ciudad. Tiendas de lujo y almacenes de grandes superficies atraen a cientos de viajeros. Uno de los más reconocidos internacionalmente es el Costanera Center, que cuenta con seis pisos de locales de ropa, juguetes, artículos para el hogar, entretenimiento y tecnología.

Luego de las compras, el Patio Bellavista se prepara para recibir la noche. Catalogado como uno de los sectores más bohemios de Santiago, este lugar de encuentro se viste de colores y sonidos latinos en medio de bares y puestos de artesanías. Un rincón de la ciudad que vale la pena disfrutar para cerrar con broche de oro el paso por la capital chilena, una de las más privilegiadas del continente.

 

 

* Invitación de Lan, Hotel Fundador, Hotel Remota y Cruceros Skorpios.

 

 

 jmahecha@elespectador.com

@jahelmahecha

Por Jahel Mahecha Castro* Chile

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