Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
El hammam, o baño turco, es una tradición ancestral que ha perdurado a lo largo de los siglos como un símbolo de purificación, relajación y bienestar integral. Su origen se remonta a las antiguas termas romanas, y con el tiempo fue adoptado y perfeccionado por las culturas bizantina y otomana, consolidándose como una de las prácticas de spa más apreciadas en el mundo.
El hammam tiene sus raíces en las termas romanas, espacios que no solo se utilizaban para la higiene personal, sino también como lugares de encuentro y socialización. Con la expansión del Imperio Bizantino y, posteriormente, del Imperio Otomano, esta práctica evolucionó hasta convertirse en lo que hoy conocemos como hammam. En la cultura islámica, además de su función higienista, el hammam adquirió una dimensión espiritual, ya que la limpieza corporal se consideraba un paso previo indispensable para la oración y la purificación del alma.
Una experiencia sensorial
El ritual del hammam se desarrolla en varias etapas, diseñadas para proporcionar una experiencia de bienestar integral. La sesión inicia en una sala cálida y húmeda, donde el vapor ayuda a abrir los poros y relajar los músculos. Luego, se realiza una exfoliación profunda con un guante especial llamado “kessa”, que elimina células muertas y toxinas, dejando la piel renovada y suave. Posteriormente, un masaje con espuma de jabón complementa el proceso, aliviando tensiones y promoviendo una sensación de bienestar total. Finalmente, el ritual concluye con un enjuague de agua fresca que revitaliza tanto el cuerpo como la mente.
Más allá del placer sensorial, el hammam ofrece importantes beneficios para la salud. La combinación de calor y humedad mejora la circulación sanguínea, facilitando la eliminación de toxinas y promoviendo una piel más saludable. La exfoliación intensiva contribuye a la regeneración cutánea y optimiza la absorción de nutrientes de otros tratamientos corporales. Además, el ambiente tranquilo y el ritmo pausado de la experiencia proporcionan un escape del estrés cotidiano, favoreciendo el equilibrio mental y emocional.
👀🌎📄 (Lea también: Turismo de lujo silencioso: qué es y dónde se puede vivir esta tendencia en Colombia)
El hammam en Colombia: una tradición que se abre paso
En Colombia, el hammam ha comenzado a ganar popularidad, especialmente en destinos turísticos de lujo que buscan ofrecer experiencias auténticas y diferenciadas. En ciudades como Cartagena, donde el turismo de bienestar está en auge, diversos spas han incorporado esta práctica milenaria en sus servicios, adaptándola a las necesidades modernas.
Uno de los ejemplos más destacados es Aurum Spa, ubicado en el Hotel Casa San Agustín. En un entorno que fusiona lo histórico con lo contemporáneo, este spa ofrece una versión moderna del hammam que captura la esencia del ritual tradicional e integra elementos locales. La propuesta de Aurum Spa refleja cómo el hammam ha sido reinterpretado en Colombia, brindando a los visitantes una oportunidad para renovar cuerpo y mente mientras se sumergen en una práctica de siglos de antigüedad.
Un atractivo en el turismo de bienestar
En un mercado turístico cada vez más competitivo, ofrecer experiencias únicas es clave para atraer a los viajeros. La incorporación del hammam en los spas colombianos no solo enriquece la oferta de bienestar del país, sino que también permite a los turistas disfrutar de una práctica que combina tradición y lujo. Esta fusión de historia y confort se convierte en un atractivo diferenciador para quienes buscan una experiencia rejuvenecedora y auténtica en su viaje.
👀🌎📄 ¿Ya está enterado de las últimas noticias del turismo en Colombia y en el mundo? Lo invitamos a verlas en El Espectador.