Viajar se ha convertido en una de las formas más extendidas de explorar el mundo, y Colombia destaca con fuerza en el mapa turístico internacional. El país atrae por su biodiversidad, su vitalidad cultural y la diversidad de experiencias que ofrece, posicionándose a la altura de destinos consolidados en la región.
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Según datos del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo y ProColombia, entre enero y agosto de 2025 llegaron 3,1 millones de visitantes no residentes, la cifra más alta de la última década para este periodo, señal de un interés creciente y sostenido por conocer el territorio colombiano.
Sin embargo, este entusiasmo por recorrer nuevos lugares viene acompañado de preguntas inevitables. ¿Es posible seguir viajando sin poner en riesgo aquello que precisamente nos hace únicos? ¿Cómo disfrutar de la experiencia transformadora del turismo sin afectar los ecosistemas ni las comunidades que lo sostienen?
El desafío no es menor. Por eso, aquí le contamos cómo aportar su granito de arena para reconocer y promover destinos verdaderamente sostenibles.
¿Qué hace de un destino sostenible?
“Cuando hablamos de un destino sostenible en el marco del turismo, nos referimos a una práctica que no solo beneficia al visitante, sino también a las comunidades locales y a los territorios que los acogen. En Parques Nacionales hemos avanzado particularmente en el ecoturismo, entendido como una forma de viajar que responde a las necesidades de las personas y de las regiones receptoras, sin comprometer la posibilidad de que las generaciones futuras disfruten de estos espacios”, comentó Jorge Cano Restrepo, subdirector de Sostenibilidad y Negocios Ambientales en Parques Nacionales Naturales de Colombia.
Define que, de manera general, se trata de gestionar los recursos de manera que se atiendan las dimensiones económicas, sociales y culturales, garantizando al mismo tiempo la integridad ecológica, la diversidad biológica y los procesos que sostienen la vida.
Por su parte, Baleny Cortés, líder de Roadtrip Colombia —una empresa que promueve experiencias de viaje por carretera y rutas de senderismo— explica que el turismo sostenible no consiste en viajar solo por una foto ni en fomentar el turismo masivo, sino en hacerlo para regenerar y aportar. “Se trata de fortalecer las iniciativas comunitarias, rurales y locales que ya existen”, señala.
¿Cómo reconocer si un destino o una agencia es verdaderamente sostenible?
“Al seleccionar y recomendar destinos, se debe valorar especialmente la participación activa de las comunidades locales. Para nosotros, un destino sostenible no solo protege sus ecosistemas, sino que también fortalece la vida de quienes habitan el territorio. Por eso, la evaluación se centra en varios aspectos clave”, dijo Cortés.
- Manejo responsable del entorno natural: Las actividades turísticas deben realizarse sin afectar los ecosistemas. Esto incluye rutas definidas, control del número de visitantes, uso consciente del agua y protección de la biodiversidad, acompañadas de educación ambiental por parte de los guías.
- Participación y bienestar de las comunidades locales: Las experiencias deben ser construidas y dirigidas con la comunidad, respetando sus prácticas, oficios y formas de vida.“No buscamos que modifiquen su forma de vida para recibir turistas; por el contrario, el atractivo está en su autenticidad. El turismo debe reconocer sus saberes, tradiciones, oficios y artesanías como parte central de la experiencia”, especificó la experta.
- Distribución justa de beneficios: Los ingresos generados deben circular en el territorio, involucrando a guías, artesanos, cocineros, transportadores y hospedajes locales, de manera que el turismo aporte realmente al desarrollo comunitario.
“Cuando el turismo se planifica con responsabilidad, mejora la calidad de vida y evita impactos negativos como la contaminación, la saturación turística o la gentrificación”, dijo la experta.
Por su parte, Cano menciona que para evidenciar la sostenibilidad en las áreas con vocación ecoturística administradas por Parques Nacionales Naturales de Colombia, se han incorporado herramientas de planificación que incluyen capítulos específicos sobre Buenas Prácticas para visitantes y prestadores de servicios.
Estas acciones se reflejan en distintos aspectos de la experiencia ecoturística:
- Prácticas ambientales en la operación: Señalización, guías obligatorios en ciertos parques, uso de bloqueador biodegradable, reducción de plásticos.
- Control del número de visitantes: Se aplican límites de capacidad de carga definidos en los Planes de Ordenamiento Ecoturístico para evitar la presión sobre ecosistemas sensibles.
- Participación de comunidades locales: Guías, alojamientos, alimentación y otros servicios son prestados por actores del territorio, garantizando beneficios económicos y fortaleciendo el tejido local.
- Ecoturismo como herramienta de conservación: Los contratos con operadores incluyen obligaciones de sostenibilidad, como ahorro de agua y energía, manejo de residuos y respeto por los valores culturales del territorio.
“Otra recomendación es buscar destinos con certificaciones”, señaló Cortés.
Algunas de las más relevantes son:
- Sellos de Turismo Sostenible otorgados por el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo.
- Bandera Azul para playas que cumplen criterios estrictos de manejo ambiental y uso responsable.
- Certificaciones internacionales como Rainforest Alliance, BioFair o Travel Life, orientadas a la conservación y buenas prácticas.
- Programas como Negocios Verdes y Destinos de Paz, que reconocen iniciativas alineadas con sostenibilidad y desarrollo comunitario.
“Estas certificaciones, además de brindar reconocimiento, buscan garantizar que las prácticas sostenibles sean reales y coherentes. Es decir, que si un destino ostenta un sello ambiental, se evidencie en la experiencia: que no exista tráfico de fauna, espectáculos con animales o prácticas que contradigan el cuidado de los ecosistemas. En otras palabras, la sostenibilidad debe vivirse, no solo declararse, evitando caer en el greenwashing“, puntualizó Cortes.
Ojo, existen destinos emergentes que aún no tienen certificaciones, pero que impulsan buenas prácticas desde lo local. En esos casos, el criterio del viajero es clave: elegir experiencias que aporten al territorio y no lo afecten, y preguntarse qué tanto se está contribuyendo al viajar allí.
¿Cómo ser un turista consciente?
Según Cortés, para quienes desean viajar de manera responsable y asegurarse de que su visita genere un impacto positivo, es importante tomar decisiones conscientes antes y durante el viaje.
- Verificar coherencia entre discurso y práctica: Antes de elegir un destino o alojamiento, revisar reseñas, redes sociales y páginas web para confirmar que las acciones sostenibles que promueven realmente se cumplen.
- Viajar despacio y con apertura: Planificar con calma, elegir destinos menos masificados y viajar con disposición al aprendizaje, respeto y curiosidad. Colombia es diversa y va mucho más allá de los destinos más conocidos y saturados.
- Apoyar la economía local: Consumir productos regionales, contratar servicios locales y valorar los oficios y saberes del territorio. Esto fortalece el tejido social y económico.
- No dejar rastro: Llevar de vuelta los residuos propios, especialmente en municipios que no tienen capacidad de reciclaje o gestión adecuada de basuras. Ser consciente de que muchos destinos naturales carecen de infraestructura para procesar desechos.
“Algo muy importante es cumplir con las normas de visita, porque son las que garantizan que el turismo no afecte los ecosistemas”, señaló Cano. “De esta forma, el visitante no solo disfruta de una experiencia ecoturística, sino que se convierte en un agente activo de conservación”.
Otras acciones son:
- Recorrer solo los senderos autorizados y respetar los horarios establecidos.
- No hacer fogatas ni acampar fuera de las zonas permitidas.
- Llevar de regreso todos los residuos y no dejar basura en el territorio.
- No alimentar ni tocar la fauna o la flora, evitando alterar sus dinámicas.
- Compartir y sensibilizar a otras personas sobre la importancia de proteger estos espacios para fomentar un turismo respetuoso y sostenible.
“Es importante recordar que el turismo sostenible no es una tendencia, sino una manera de relacionarnos con el territorio. Viajar con respeto, sensibilidad y propósito nos invita a dejar de ser solo turistas para convertirnos en guardianes de los lugares que recorremos. Cada decisión cuenta y cada gesto consciente aporta a la conservación de los ecosistemas y al bienestar de las comunidades”, finalizó Cortés.
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