
Generalmente, durante estos vuelos el espacio para moverse suele ser muy limitado, el aire en la cabina es seco y la cantidad de oxígeno circulante es menor en comparación con lo que estamos acostumbrados.
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Pero, ¿funciona realmente alguna de ellas? Puse a prueba dos métodos populares en un viaje de dos semanas a Asia en mayo. Volé de Nueva York, donde vivo, a Seúl y Taipéi, Taiwán —ambas al otro lado del mundo, una diferencia que es literalmente como de la noche al día—, y luego de vuelta a casa.
Las dos aplicaciones a las que cedí el control de mis ritmos diarios, Flykitt y Timeshifter, son programas personalizados basados en enfoques científicos del jet lag. Ambas me indicaban cuándo dormir, exponerme a la luz, beber cafeína y tomar...