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Una mordida a la bota itálica

La cocina italiana, célebre en todo el mundo por la preparación y calidad de sus ingredientes, se ha extendido por todo el planeta. Su gastronomía es rica, variada y propone una extensa variedad de platos regionales que vale la pena probar.

Sandra del Castillo
03 de mayo de 2011 - 10:00 p. m.

Cuando se habla de gastronomía italiana lo primero que viene a la mente es la tradicional pizza, los espaguetis, la lasaña y seguramente el helado que es tan popular y conocido en la bota itálica. Pero la cocina mediterránea es mucho más que eso.

Pocas veces los visitantes se detienen a pensar en los abundantes sabores y aromas de la cocina italiana, que despierta los sentidos de los comensales más exigentes y conocedores de la buena mesa.

Los italianos son auténticos artistas, no sólo por la elaboración de sus platos, sino por la calidad de los ingredientes que utilizan y la creatividad ancestral a la hora de mezclarlos.

Son auténticos embajadores de su cocina en cualquier lugar del mundo y como anfitriones no lo pueden hacer mejor. La fragancia de las hierbas aromáticas, hermosos paisajes y ciudades románticas son el escenario perfecto para visitar la cuna de Miguel Ángel, Bocaccio, Pietro de Cortona, Botticelli y tantos otros famosos. Y de paso, dejarse contagiar por la variada gastronomía que ofrece cualquiera de sus ciudades.

La Toscana

Es un punto de referencia, conserva una excelente cocina tradicional, basada en ingredientes sencillos como el aceite de oliva, la pasta fresca hecha a mano, los asados de la caza y variedad de quesos como el ricotta y pecorino.

Una vez en la Toscana es imprescindible visitar su capital, Florencia. Como punto de partida para iniciar el recorrido se puede tomar la estación del tren y caminar tan sólo 10 minutos desde este sitio hasta la Catedral de Santa María Novella, famosa por el domo que presenta en su cúpula, luego pasear por el centro de la ciudad y llegar hasta la plaza Signoria, donde podrá disfrutar de la vista de los palacios construidos durante el Renacimiento, época de mayor resplandor de la capital toscana.

Ya a la hora del almuerzo se puede deleitar con un crostini toscani —uno de los antipastos más tradicionales en cualquier restaurante de la región, para ir abriendo el apetito—, continuar con una deliciosa ensalada caprese acompañada de una bistec a la fiorentina y, por qué no, un excelente vino de Chianti, original de esta región y uno de los más apetecidos, para terminar saboreando un delicioso postre y rematarlo con un café expreso.

Roma y el Lacio

El cordero asado con alcachofas, la ternera en escalope enrollado en jamón, los gnocchi a la mantequilla y a la parmesana, las pastas acompañadas de tripas o los calabacines rellenos son bastante apetecidos.

Los platos y ensaladas se sazonan con aceite de oliva. La bruschetta, el tradicional pan mojado en aceite y ajo, no puede faltar como acompañamiento para pastas, en tanto que el panini o típico sándwich que se sirve caliente o frío es una excelente opción para los que tienen poco tiempo para comer.

Romano que se respete siempre será un adicto a los espaguetis a la carbonara, la lasaña, los raviolis, el tortellini y los trenette, además de pescados preparados en diferentes formas con especias como el ajo, laurel, albahaca y orégano, el típico pescado  a la romana.

Los comensales que nunca han probado el queso de oveja fresco no lo pueden pasar por alto en su visita a Roma, así como tampoco los embutidos de mortadela, saltimbocca, prosciutto y la bresaola. Ya para sellar la cena un Lambrusco, delicado vino rosado o blanco casero son excelentes.

Lombardía

Si se pregunta espontáneamente a un italiano cuál es el mejor sitio en Italia para comer, no dudará en afirmar que es la cocina del sur, bien sea la de Nápoles o Sicilia.

Aunque se dice que la pizza es originaria de Nápoles, ya se ha convertido en un plato internacional y por eso sus habitantes no abandonan la riqueza de las cocinas locales.

El paisaje de la zona está dominado por cultivos de trigo, maíz y viñedos. El arroz es parte fundamental de la cocina lombarda, ya sea en sopas o risotos, desplazando las tradicionales pastas.

También es costumbre comer queso de postre. El uso de la mantequilla está más extendido que el de los aceites vegetales y las salsas se enriquecen con nata en muchas ocasiones.

Los platos típicos son el arroz amarillo al azafrán y la chuleta a la milanesa. El Mediterráneo deja sus huellas en los fogones con el tradicional aceite, pescado, albahaca y romero, que nunca faltarán a la hora de condimentar.

La riqueza de los platos de la cocina italiana es muy variada. Su aroma, sabor y frescura son características que han marcado la historia culinaria de la bota itálica.

Ingredientes básicos de la cocina

Vegetales: los más comunes son las alcachofas, calabacines, tomates, pimientos, espinacas, los cardos de piamonte, las alubias y los champiñones.

Frutas: las reinas de la mesa son las variedades de cítricos, muy utilizadas para las entradas y en la elaboración de postres.

 Carnes y pescados: la ternera está entre las carnes más consumidas, al igual que  la de buey. No hay muchas recetas con aves.

Quesos: la cantidad y calidad de los quesos italianos hacen difícil una selección, además se usan como condimento dentro de los platos y no únicamente como acompañamiento.

Por Sandra del Castillo

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