Turismo

Quito, la ciudad sacramento

Caminar por la capital de Ecuador es como deambular por un convento gigantesco. En 2012, 519.554 turistas visitaron esta ciudad de 478 años de edad.

Sebastián Jiménez Herrera
12 de septiembre de 2013 - 07:44 a. m.
La Basílica del Voto Nacional es considerada el templo neogótico más grande de América / Fotos: 123rf
La Basílica del Voto Nacional es considerada el templo neogótico más grande de América / Fotos: 123rf

Por su centro histórico, el mejor conservado de América Latina, Quito fue la primera ciudad, junto con Cracovia ( Polonia) en ser declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1978. Caminar por el centro es como recorrer un convento gigantesco o hacer una procesión de 478 años. Esta ciudad de dos millones de habitantes se encuentra enclavada en medio de volcanes.

De hecho, yace en las faldas del Pichincha, que ya en varias ocasiones ha cubierto a Quito de ceniza. En las mañanas, cuando el cielo está despejado, todos estos volcanes —entre ellos el Cotopaxi y el Antizana— son visibles desde el Panecillo, el cerro en el que se asienta la Virgen que desde 1975 protege a la capital de Ecuador. Al Panecillo se sube en taxi. El precio promedio del recorrido es de US$5.

Frente a las faldas del cerro está el bulevar 24 de Mayo, que lleva su nombre en honor a la batalla de Pichincha, ocurrida el 24 de mayo de 1822 y que fue definitiva para la libertad de Ecuador y de toda Suramérica. El bulevar es una galería de arte al aire libre y en los balcones de las casas hay imágenes de los héroes de la Independencia ecuatoriana, que hacen que uno se sienta vigilado por la historia.

Al finalizar, en una pequeña pendiente, se encuentra La Ronda, una de las calles más tradicionales y que a comienzos del siglo XX fue el hogar de varios de los más importantes intelectuales, entre ellos el cantautor Carlos Guerra. Tras algunos años en el olvido, La Ronda fue recuperada por las autoridades locales, que hicieron de esta calle el escenario de la cultura y el placer. En este lugar se puede disfrutar de un canelazo, como el que se bebe en Bogotá para combatir el frío, por esta razón es insignia de la noche quiteña.

Por un costado de La Ronda se llega a la Plaza de San Francisco, construida sobre las ruinas del palacio del emperador inca Atahualpa. Hacia el norte, por la calle Sebastián de Belalcázar, está el Palacio de Carondelet, sede del gobierno de Ecuador, presidido por Rafael Correa. Desde 2007 los turistas y habitantes de Quito pueden visitarlo. Sin embargo, diariamente se arman largas filas para entrar, por lo que la recomendación es llegar temprano.

Diagonal al palacio está la Catedral Metropolitana o Catedral Primada de Quito, la de mayor jerarquía. Alrededor de la Plaza Grande o Plaza de la Independencia se encuentran también el Palacio Arzobispal, el Palacio Municipal y el Hotel Plaza Grande. La Catedral Primada es una de las siete iglesias protagonistas de la fiesta de la Semana Santa que engalana a la ciudad. Es una de las paradas obligadas de los quiteños junto con las iglesias de Santa Bárbara, La Concepción, el Sagrario, la Compañía de Jesús, el Carmen Alto y la capilla de San Juan de Dios.

Siete cuadras hacia el norte, por la calle Venezuela, se encuentra la Basílica del Voto Nacional, uno de los templos neogóticos más grandes de América, con 140 metros de largo, 35 de ancho y, además, dos torres de 115 metros de altura, que la convierten en la estructura más alta de Quito. La basílica, un recuerdo de la consagración de Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús, es visible desde casi toda la ciudad.

Más al norte está el parque El Ejido, límite entre la zona antigua y la moderna. Se puede ir en tranvía, atravesando toda la capital ecuatoriana y pagando no más de US$0,50. Hay artesanías a buen precio y amplios espacios para la práctica de cualquier deporte. Este parque, además, es la puerta de entrada al barrio Mariscal, sede de lo mejor de la vida nocturna. A comienzos del siglo XX era un área residencial de clase alta; no obstante, con el tiempo se fue convirtiendo en un sitio comercial hasta llegar a ser la zona rosa de Quito.

El epicentro de la rumba es la Plaza Foch, algo así como el Parque de la 93 quiteño. Alrededor se ubican varios restaurantes, tanto de comida internacional como ecuatoriana, y bares para todos los gustos, perfectos para divertirse un poco en esta ciudad devota y cerrar con broche de oro la visita a la reliquia mejor guardada de Ecuador.

 

 

 

jjimenez@elespectador.com

@juansjimenezh

Por Sebastián Jiménez Herrera

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar