Turismo
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San Juan de Pasto: ciudad de artesanos, llena de paisajes

En medio de la Cordillera de los Andes, al pie del volcán Galeras y cerca de la línea del Ecuador. Allí está Pasto.

Christian Quiroga Sánchez
08 de febrero de 2011 - 10:43 p. m.

El Carnaval de Negros y Blancos le dio a Pasto la dicha de tener uno de los pocos Patrimonios Inmateriales de la Humanidad que sobreviven en Colombia y la alegría de tener cada enero a miles de turistas que se maravillan con esta fiesta, en la que se reconoce una cultura de casi cinco siglos. Pero en esa manifestación sólo se descubre una parte de una ciudad llena de arte y tradición, rodeada de una riqueza natural que merece ser visitada.

La ciudad cuenta con 17 corregimientos que guardan una fuerte herencia mestiza que se hace más viva cuando a ritmo de sonidos, fiesta y sabores, los visitantes descubren maravillosos destinos turísticos, como la laguna de La Cocha, ubicada en el corregimiento de El Encanto, cuyo valor radica en que es allí donde se concentran páramos y bosques alto-andinos, poseedores de una altísima biodiversidad tanto animal como vegetal, al tiempo que están asentadas culturas indígenas y comunidades campesinas.

Comer una deliciosa trucha arcoiris y practicar deportes náuticos como canotaje y velerismo son sólo algunas de las actividades que se pueden realizar en este centro energético, donde tanta belleza natural lo hace un lugar tranquilo, que llena a los turistas de sensaciones positivas. Puede ser algo extraño, pero real: en La Cocha la energía es diferente.

En el lago de Guamuez, como también se le conoce a la laguna de La Cocha, se encuentra la isla de La Corota, en la que se puede recorrer un sendero de 500 metros de largo mientras se encuentran variedades de orquídeas y helechos que completan un hermoso cuadro natural. Aquí también se puede visitar el santuario de la Virgen de Lourdes, que hoy es lugar de peregrinación anual.

A esto se suma la posibilidad de realizar un recorrido por El Dosel, que es un lugar en medio del sendero El Quiche, donde se encuentran árboles de diferentes especies dispuestos de manera concéntrica, cuyas copas forman un rompecabezas. Según los que saben, este sitio constituye una fuente de energía muy reconocida por los antiguos indígenas y médicos tradicionales del Putumayo.

El corregimiento de Obonuco, en las estribaciones del volcán Galeras, tiene el lago La Corotica, en cuyo interior se encuentra La Casona, un espacio para la cultura, el arte y la recreación. En este afluente también se pueden realizar paseos en lancha de pedal y avistamiento de aves (es posible conocer el pato de pico negro, nativo de la región). Obonuco también es el lugar donde se realiza el Festival del Cuy para rematar el Carnaval de Negros y Blancos, cada 7 de enero.

Uno de los grandes protagonistas naturales de Pasto es el volcán Galeras, una imponente montaña que se divisa desde casi todo los puntos de la ciudad y a la cual sus pobladores tratan con admiración (no con miedo). Se encuentra ubicado en el Santuario de Fauna y Flora Galeras, un parque creado en 1985 que comparten los municipios de Pasto, Tangua, Yacuanquer, Sandoná, Consacá y La Florida. Por sus senderos se puede llegar a pie hasta la cima del volcán, a través de un camino difícil, pero corto.

Gastronomía propia

En Pasto hay muchos platos que sólo se comen en su territorio. El primero de ellos es el cuy, preparación más típica de la región, que se consume principalmente asado y tiene su propio festival; también los turistas pueden comer frito pastuso, un menú compuesto por carne de cerdo, papa salada, maíz frito y plátano maduro. A esto se suma el hervido de frutas, una bebida caliente que mezcla aguardiente con un toque especial de frutas como lulo, maracuyá y mora.

El helado de paila es el postre que ningún turista puede dejar de probar en la capital de Nariño. La preparación consiste en que sobre una base de hielo con sal se coloca una paila de bronce, a la que se le agrega pulpa de fruta con azúcar. Esta mezcla se bate con una cuchara de madera, haciendo girar la paila. Cuando comienza a tomar consistencia, se agrega clara de huevo y de nuevo a batir. Una delicia muy natural.

En la ciudad o en los corregimientos de Catambuco, San Fernando, Obonuco y Cabrera se puede disfrutar de toda esta cocina típica que vale la pena probar al visitar esta zona del sur de Colombia. La novedad o lo extraño de los platos no puede matar la curiosidad de probar una gastronomía original.

Y antes de terminar el paseo, se recomienda visitar a los artesanos pastusos de la madera, ebanistas y talladores, famosos desde la época de la Colonia. La más importante de las manifestaciones artesanales es la elaboración de utensilios de madera tallada, cubierta con una resina obtenida del fruto de un arbusto de la selva andina, llamado mopa-mopa, sobre la cual se utiliza una técnica refinada manual que data del período prehispánico, conocida como ‘Barniz de Pasto’.

No es sólo la tierra de un gran carnaval, es un destino que todo el año ofrece abundancia de naturaleza, buena comida y mucha aventura. En Pasto sólo hay que dejarse sorprender, pues quizás lo extraño se puede volver un encanto.

Un recorrido por la ciudad

Entre los bienes de interés más representativos de la capital nariñense están sus templos, de allí que en cada uno se pueda observar una importante muestra de arte compuesta por óleos, tallas en madera y composiciones en vitrales. Y mientras se camina la ciudad y se visitan iglesias, los turistas también pueden llegar a museos como el del Oro, donde se distribuyen 432 piezas asociadas a la cultura Tumaco; el de Alfonso Zambrano, artista reconocido por su destreza al tallar en madera y por ser autor del Cristo crucificado de mayor tamaño en América Latina; el del Carnaval, un espacio de exhibición del arte popular expresado en la fiesta de Negros y Blancos, y la Casa Taminango, una reliquia arquitectónica que se remonta a 1623, y luego se  convirtió en el Museo de Artes y Tradiciones Populares.

¿Cómo llegar?

Pasto está conectada a Bogotá por la vía Panamericana, a una distancia de 798 km, que dan un tiempo de viaje por tierra de 22 horas. Expreso Bolivariano, Fronteras y Flota Magdalena son algunas de las empresas que cubren esta ruta.

Por vía aérea, las empresas Avianca y Satena ofrecen líneas con conexiones nacionales. El tiempo de viaje es más o menos una hora y 15 minutos.

 

Por Christian Quiroga Sánchez

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