Turismo

Un lugar para descubrir los secretos de la NASA

Observar algunas naves que llevaron por primera vez al hombre al espacio, hablar con un astronauta veterano o realizar un entrenamiento para ir a Marte, son algunas de las actividades que puede disfrutar en el Kennedy Space Center Complex.

María Alejandra Moreno Tinjacá*
14 de noviembre de 2017 - 07:17 p. m.
En el 2011 fue el último lanzamiento, y su respectivo aterrizaje, de los transbordadores, Challenger,  Atlantis y Endevor, de la NASA, que realizaron 135 misiones y transportaron a 355 tripulantes. / Kennedy Space Center
En el 2011 fue el último lanzamiento, y su respectivo aterrizaje, de los transbordadores, Challenger, Atlantis y Endevor, de la NASA, que realizaron 135 misiones y transportaron a 355 tripulantes. / Kennedy Space Center

En la Costa Espacial de la Florida, frente al Atlántico, a menos de una hora de Orlando, queda el Kennedy Space Center Complex. Desde que se recorre la vía principal, a lo lejos se dibujan las siluetas de los cohetes. El camino se transita en medio de los ríos Indian y Banana, que albergan en sus aguas a manatíes, delfines y lagartos, por mencionar algunos.

Al llegar al complejo de visitantes, lo primero que se ve es un globo con el nombre de la NASA y una fuente que simula el lanzamiento de los cohetes, dedicada al presidente John F. Kennedy, quien impulsó en la década de los 60 el programa espacial. En su discurso ante el Congreso sentenció que “creo que esta nación debería comprometerse a alcanzar la meta de poner a un hombre en la Luna y retornarlo sano y salvo a la Tierra antes de que termine esta década”.

En ese entonces, Estados Unidos iba perdiendo la carrera espacial. El 12 de abril de 1961 el cosmonauta soviético Yuri Gagarin se convirtió en el primer hombre en viajar al espacio. De este modo, el equipo de la NASA concentró sus esfuerzos para llegar al espacio, los cuales dieron resultados cuando John Glenn, astronauta de Mercury, le dio tres vueltas a la Tierra en el primer vuelo orbital, el 20 de febrero del 1962.

Ese fue el motor para darles paso a las misiones Gemini, en las que caminatas espaciales, acoplamientos con otras naves y vuelos que duraron hasta dos semanas sirvieron de experiencia para consolidar las bases del programa Apolo. Estas misiones se pueden vivir en la atracción Apolo Saturn V Center, donde se encuentra el cohete que llevó las naves a la Luna, totalmente restaurado. Allí las imágenes de las noticias de la época y las consolas de lanzamiento que la NASA utilizó para llegar a la Luna recobran su valor.

Es una experiencia que impacta los sentidos. Se recorre desde la primera misión Apolo, que terminó trágicamente cuando un incendio arrasó el módulo de mando y murieron tres astronautas, hasta aquel 16 de julio de 1969 en que se cumplió la meta del presidente John F. Kennedy de llegar a la Luna. Después de sentir la angustia del lanzamiento, de ver el centro de control en funcionamiento y miles de personas trabajando para hacer realidad su sueño, apareció Neil Armstrong, junto a Buzz Aldrin, caminando por la superficie lunar.

Estas hazañas sirvieron de inspiración para que varias generaciones vieran en el espacio un estilo de vida. Ese fue el caso del astronauta Jerry Roos, quien desde joven hacía álbumes con recortes de cohetes y satélites. “Aprendí que fueron ingenieros y científicos quienes lanzaron los satélites y desde ahí quise estar en el programa espacial del país”, resalta el astronauta, mientras relata con orgullo que, después de culminar sus estudios, en 1980, aplicó para aspirante a la NASA y en 1985 lo logró.

“No lo podía creer, sentí que era privilegiado de tener una perspectiva así. Es un planeta hermoso. Me sentí bendecido”. Estas conversaciones, el turista las puede tener en el programa Astronaut Encounter, incluso almorzar con los veteranos del Cuerpo de Astronautas de la NASA. También vivir la experiencia 3D Imax, en donde el sueño de los vuelos espaciales se hace realidad. A través de sorprendentes secuencias filmadas en las misiones de la NASA se observan increíbles imágenes que muestran la Tierra y la cotidianidad de los astronautas en el espacio.

Además, destaca los programas como el Orión, que es el vehículo explorador que transportará a los tripulantes al espacio y proporcionará capacidad para abordar misiones en casos de emergencia. Una de sus innovaciones es que reciclará el 100 % de la basura que se genere en el espacio. O el Programa de Servicio de Lanzamiento, que tiene como objetivo enviar sondas no tripuladas a otros planetas para observar la Tierra y el universo, hasta llevar satélites exploradores que lleguen a Marte para tener un panorama más claro de cómo sería allí la vida.

Pero, mientras las personas del común pueden llegar a Marte, en el complejo del KSC se encuentra Mars Base 1, un lugar en el que se puede abordar una nave espacial, sentir el despegue y habitar un día completo en ese planeta. Esta cápsula tiene varios compartimentos con tecnología de punta para aprender cómo sobrevivir, sembrar plantas o realizar construcciones en el cuarto planeta.

En toda la aventura participan robots y para completar se realiza un entrenamiento de astronauta. Hay un simulador de microgravedad, es como una camilla, después de estar listos el cuerpo se siente demasiado relajado y se empiezan las tareas del trabajo en el espacio. La comida es otra experiencia. Se ingieren, por ejemplo, helados en forma de cubos que explotan en la boca, una sensación llena de sabores y muchos colores. Los trajes de astronauta son otro atractivo. Hay un lugar donde se puede observar su evolución y además algunos objetos personales de astronautas que perdieron su vida por la causa espacial.

Para ellos está la más reciente atracción de KSC, Héroes y Leyendas, con el U.S. Hall de la Fama, un lugar en el que se les rinde homenaje a todos los hombres y mujeres que aceptaron el llamado a la aventura sin importar el peligro. A través de una mezcla de teatro, efectos especiales, testimonios de familiares y amigos se puede entender la pasión por el espacio y la importancia de estos héroes en lo que hoy es el programa espacial de la NASA.

Un día en el Centro Espacial John F. Kennedy no es suficiente. Falta tiempo para recorrer el Jardín de los Cohetes, sumergirse en las entrañas del transbordador espacial Atlantis, contemplar el monumento a los héroes caídos o realizar una gira por la zona industrial donde se encuentra el centro administrativo y de procesamiento de carga, las antiguas plataformas de lanzamiento, los edificios de ensamblaje o la oruga que trasladaba las naves del lugar de ensamblaje al de lanzamiento. Todo esto con una vista espectacular del Cabo Cañaveral, que tiene una laguna abierta, áreas de bosque que sirven de hábitat para aves, mamíferos, lagartos y plantas. Una aventura que mezcla lo natural y lo espacial en un solo lugar.

*Invitación del Kennedy Space Center Complex.

Por María Alejandra Moreno Tinjacá*

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