El café y las montañas

Esta es la historia de una pareja que no imagina su vida sin la producción de este grano. Y la historia de un programa de sostenibilidad que le apuesta al bienestar de los caficultores. Hoy son más de 30.000 las familias beneficiadas.

marcela díaz sandoval
18 de junio de 2018 - 02:39 p. m.
Olga Lucía y don Alfonso se conocieron sembrando café. / Cortesía Nespresso
Olga Lucía y don Alfonso se conocieron sembrando café. / Cortesía Nespresso

Olga Lucía Cardona y Alfonso Correa viven juntos desde hace 37 años. Hoy ella tiene 58 y él 59. Se conocieron en las montañas de Antioquia. Entre el colegio y los cafetales. Dicen que no se imaginan la vida el uno sin el otro. Tampoco se la imaginan sin el café. “Yo conocí este grano cuando tenía 8 años, mientras les ayudaba a mis papás. Ha pasado el tiempo y lo sigo queriendo mucho”, cuenta don Alfonso. 

Mientras lo dice le sale una sonrisa tímida y los ojos se le enchinan. Su rostro afirma que la frase nace del corazón y que es honesta. Sus manos revelan que ha pasado la vida en las montañas y su apariencia muestra que conoce la tierra mejor que nadie. El ritual diario empieza a las cuatro de la mañana y en ocasiones va hasta las ocho de la noche. De ellos depende, en gran parte, que el café que consumen los colombianos sea de excelente calidad. 

“Nosotros lo que hacemos, lo hacemos con amor y mucho cuidado. Por ejemplo, cada 25 años resembramos los árboles, porque siguen dando fruto, pero no tan bueno. Nos fijamos en recoger las cerezas realmente lindas, porque una mala hace que el café no sepa igual y que huela diferente. Hacemos el despulpado de forma manual y reducimos el agua en los procesos”, relata doña Olga.

Se trata de un trabajo en equipo, que empieza en las manos de esta amorosa pareja de campesinos - como ellos son más de 570 mil familias en Colombia las que trabajan en café solo con Nespresso-, y que continúa con el proceso de despulpado, fermentación y lavado. “Aquí llega el café que trae el campesino. Lo pesamos, sacamos una muestra para ver su color y olor (es fundamental que no tenga químicos), miramos la humedad, que debe estar entre el 10 y el 12 %. Paso seguido se lleva a la trilladora y esta le quita el cisco, es decir, el pergamino”, cuenta Francisco Velásquez, administrador del punto de compra de la Cooperativa de Jardín. 

Colombia es un país cafetero por excelencia. Es el tercer mercado productor de este grano en el mundo, después de Brasil y Vietnam. Y 22 de los 32 departamentos a nivel nacional son productores de café. Cifras que le han abierto las puertas del mundo a la economía y a las diferentes marcas, pero que también representan un reto porque el café termina siendo todas estas personas que trabajan en la mano de obra durante su proceso. 

Conscientes de ello, Nespresso (marca comercial de la compañía Nestlé), que nació con el propósito de que las personas pudieran hacer en sus casas el café perfecto a través de una cápsula, lanzó en Costa Rica, en 2003, el programa AAA Sustainable  Quality, en colaboración con la ONG Rainforest Alliance, como una respuesta directa a los riesgos sistémicos a largo plazo dentro de la cadena de suministro de café de alta calidad.

“La iniciativa se resume en tres pilares: calidad, sostenibilidad y productividad. Calidad en la selección de los granos y en las prácticas agrícolas, sostenibilidad para no afectar ni el medio ambiente ni a las personas, y productividad para mejorar los rendimientos y la gestión de las fincas. Con este proyecto, todos ganan, los agricultores, principalmente, y, desde luego, el consumidor final que disfruta de un café de primera calidad”, explica Santiago Arango, coordinador del proyecto AAA. 

En el caso de los agricultores el beneficio es múltiple. Reciben asistencia técnica y capacitaciones realizadas por agrónomos que tiene Nespresso a través de sus socios estratégicos como Caféxport. Se benefician con el plan de pensión y el seguro climático que ofrece el proyecto Farmer Future, lanzado en 2014 con el objetivo de establecer el primer plan de pensiones para los caficultores propietarios de pequeñas explotaciones. Reciben una prima cuando entregan un café de excelente calidad y disfrutan del desarrollo de proyectos en la zona donde trabajan. 

Actualmente, más de 70.000 caficultores de 12 países: Brasil, Perú, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Nicaragua, México, Etiopía, Sudán del sur, Kenia, India e Indonesia, participan en el programa. En Colombia más del 80 % del café que compra la compañía proviene del Programa AAA y hoy el país significa más del 50 % de esta iniciativa para Nespresso. 

Doña Olga y don Alfonso, hacen parte del programa AAA sustainable Quality, con su finca Capotico, desde 2009, y no hay un tema de conversación que los inunde más de alegría que este. Pues afirman que “Antes trabajábamos diferente. Hoy es mejor, porque tenemos más tecnología, más ayuda de personas que nos enseñan todo el tiempo en cosas como el tratamiento del agua, y trabajamos más animados porque nos dan recompensa si hacemos las cosas bien”. 

Premios que, aunque la labor no sea la misma durante todo el año, porque solo tienen dos cosechas: en abril y en septiembre, les permiten disfrutar de placeres citadinos como comprar una moto nueva para ir hasta el pueblo los fines de semana, estrenar televisor con TDT y celebrar juntos sus cumpleaños alrededor de una torta y un pollo asado. “A mí me preguntan que por qué no me voy para el pueblo, pero es que aquí lo tengo todo. Estos 6.500 arbolitos me alimentan y me dan felicidad. Para mí, el café lo es todo”, agregó doña Olga Lucía.

*Invitación de Nespresso.

 

Por marcela díaz sandoval

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