Óscar Pérez - El Espectador
Están de moda las ensaladas de remolacha con queso de cabra, que en mi opinión hacen una combinación maravillosa. La clave para trabajar las remolachas es no cocinarlas a la manera tradicional, que es en agua hirviendo o en la olla de presión, porque con este método todo su sabor queda en el agua. A cambio, yo prefiero envolverlas –sin pelarlas– en papel de aluminio y llevarlas al horno, sobre una parrilla o directamente en los tizones. Así, su rico y dulce sabor se concentra, y quedan de textura tierna y suave. Son deliciosas. El resto es acompañarlas en el plato con lo que la imaginación permita, siempre respetando su particular sabor: espárragos, rábanos tajados, champiñones… Este carpaccio que les presento es una entrada sorprendente y ligera, que será el punto más alto en una buena cena.
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INGREDIENTES (Entrada para 4 personas)
4 remolachas
200 gramos de queso de cabra
Rúgula
Aceite de oliva virgen extra
Jugo de 2 limones
Sal y pimienta negra partida
PREPARACIÓN
Unte las remolachas con aceite de oliva, sal y azúcar. Envuélvalas en papel de aluminio y llévelas al horno precalentado a 375º F hasta que estén tiernas al pinchazo de un cuchillo. Retírelas del horno, desenvuélvalas y déjelas enfriar. Corte las remolachas en láminas muy finas, acomódelas en los platos, sazone con sal, pimienta y jugo de limón, y encima distribuya las hojitas de rúgula. Vierta un chorro de aceite de oliva y sirva.