Las enfermedades oculares más frecuentes en los colombianos

Los errores refractivos más comunes en el mundo son: miopía, hipermetropía y astigmatismo, los cuales, si se identifican a tiempo, se puede mitigar su impacto y mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Maria Alejandra Moreno
08 de abril de 2018 - 04:51 p. m.
Getty Images
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“En el mundo se estima que para el año 2050 el 50 % de la población sean miopes. Se están realizando investigaciones que nos muestren la causa de este aumento”. Con estas palabras, el oftalmólogo Ernesto Otero Leongómez, especialista del segmento anterior de córnea y cirugía refractiva de la Escuela Superior de Oftalmología del Instituto Barraquer, explica cómo en los últimos años se ha evidenciado el aumento de la miopía en niños y adultos.

Se cree que puede estar asociado con el trabajo de visión próxima, como leer, estar mucho tiempo en el computador y el uso de celulares. Según el experto, “los ojos se adaptan a las situaciones que se enfrentan y se enfocan más en la visión cercana, perdiendo de alguna manera la visión lejana”.

Este panorama se vive en el mundo, en gran parte, por el desarrollo tecnológico y representa un reto de salud pública, pues los errores refractivos más frecuentes, como la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo, pueden limitar la realización de las tareas cotidianas de las personas y afectar la calidad de vida. En casos avanzados se puede llegar a la ceguera, aunque según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 80 % de estos son prevenibles o curables. Pero el desconocimiento de las personas a sus derechos o las barreras que existen para acceder a consultas tempranas se ven reflejados en que ocho de cada diez personas ciegas pudieron haber evitado su condición.

En este contexto, la OMS diseñó el Plan de Acción Mundial sobre salud ocular 2014-2019, que tiene como objetivo reducir la discapacidad visual evitable como problema de salud pública e intensificar los esfuerzos de los estados miembros y los asociados internacionales para garantizar el acceso a los servicios de rehabilitación para las personas con discapacidad visual.

Para alcanzar estos objetivos se plantearon mejorar el acceso a servicios de atención oftálmica que estén integrados en los sistemas de salud, aumentar los recursos para intervenciones costo eficaces y definir enfoques innovadores para prevenir y curar los errores refractivos o las enfermedades oculares.

Según cifras del Ministerio de Salud, en los últimos cuatro años 12’798.241 personas consultaron a los profesionales de la salud por trastornos de refracción, cataratas, glaucoma y en menores casos retinopatía tanto de prematuro como diabética. La Universidad de La Salle también ha realizado investigaciones que destacan el ojo perezoso y la conjuntivitis. Desde la academia, para unirse al objetivo de la OMS de reducir las enfermedades oculares, han apostado por formar optómetras y trabajar en las comunidades para capacitar a profesores y padres, quienes aprenden a identificar anomalías en los ojos, como desviaciones, alergias o párpado caído. “Esto es muy importante, porque las personas pasan a ser agentes promotores y llevar a los niños al especialista para identificar a tiempo los problemas oculares”, indica Elkin Sánchez, optómetra y decano de la Facultad de Salud de la Universidad de La Salle.

Cuando los profesores o los padres de familia identifican anormalidades en los ojos, el primer acercamiento es con el optómetra, quien es especialista en los defectos refractivos, como miopía o astigmatismo. Si el profesional encuentra signos de enfermedad en los ojos, por ejemplo, cataratas, lo remite con el oftalmólogo, quien puede realizar tratamientos quirúrgicos o médicos. Esto es un tema fundamental, porque se tratan los dos campos de la visión y permite un examen completo. En palabras del oftalmólogo Ernesto Otero, de la Clínica Barraquer, “muchas veces llegan personas que en su vida nunca han accedido a una consulta con un oftalmólogo y cuando nos visitan tienen la enfermedad avanzada. Por eso es importante realizar exámenes preventivos”.

A las medidas preventivas se suma que los niños realicen más actividades al aire libre para que su punto focal sea mayor y se pueda mitigar la miopía. También una alimentación balanceada para no llegar a tener diabetes, que es un factor importante en problemas oculares. Además, tener muy presente en qué lugar van a realizarse los exámenes oculares y la compra de los lentes, porque puede suceder que “existan empresas que se dedican al comercio, pero no son expertos en optometría y las fórmulas que emitan no serán las apropiadas”, señala Elkin Sánchez, optómetra de la Universidad de La Salle.

El reto importante para mejorar la salud visual en Colombia es lograr que las personas sean conscientes del cuidado de los ojos para que se puedan realizar diagnósticos tempranos. Además, un trabajo determinante es llegar a lugares recónditos de Colombia, en los que el acceso de las personas es complicado y no pueden recibir tratamientos que mejoren su calidad de vida. “Es nuestra responsabilidad construir esos escenarios en los que difundimos los derechos de las personas y acercarlos a tratamientos innovadores para cuidar su salud”, puntualiza Ernesto Otero, de la Clínica Barraquer.

Por Maria Alejandra Moreno

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