Mr. Jeff, una aplicación para lavar ropa a domicilio

El emprendimiento español se define como una compañía de tecnología que se dedica a lavar y planchar. Creada hace poco más de dos años, lleva tres meses en el país y espera ahorrarles a los colombianos más de 500 horas al año en estas tareas domésticas.

esteban dávila náder
06 de agosto de 2018 - 05:53 p. m.

Cuando dicen que la tecnología mejora y facilita cualquier aspecto de la vida, uno imagina cualquier cosa, menos la rutina semanal de lavado y planchado. Sin embargo, es precisamente eso lo que un trío de españoles logró hace poco más de dos años con la creación de su propia aplicación. La idea tuvo tanto éxito que hace tres meses llegaron a Colombia y ya crecen a pasos agigantados.

Eloi Gómez, Adrián Lorenzo y Rubén Muñoz solían ser consultores basados en Valencia (España). Con ese trabajo, la falta de tiempo y el cansancio, la tarea de llegar cada noche a planchar la camisa para el siguiente día parecía una tortura. Buscando soluciones, decidieron replicar una aplicación norteamericana en la que alguien viene al domicilio, se lleva la ropa, la lava y la plancha para luego entregarla en casa.

“En la serie de ‘El príncipe del rap’, el mayordomo se llamaba Geoffrey, y era la persona que cuidaba de ti. Acá pasa igual, nosotros nos preocupamos por ti, por tu ropa, de ahí que le pusiéramos Mr. Jeff”, explica Aaron Rodríguez, director de marketing de la aplicación. “Comenzamos en Valencia, y rápidamente crecimos a Madrid y Barcelona, hace pocos meses comenzamos a llegar a Latinoamérica”, agrega.

Pero antes de ello, tuvieron que transformar un poco el modelo. En principio, Mr. Jeff tomaba la ropa y la llevaba a lavanderías que ya existían para que allí se encargaran del proceso, “y vimos que no era escalable, porque al final era muy complicado de gestionar, entonces decidimos crear nuestras propias tiendas físicas y franquiciar el modelo; cosa que podamos introducir nuestra tecnología y métodos, garantizando que nada les pase a las prendas”. 

De esta forma llegaron a México, donde ya tienen 174 puntos; Perú donde hay 55 y Colombia, donde tienen 74 repartidos entre prácticamente todas las localidades de Bogotá, sin contar otros 18 que están en proceso de abrir entre la capital, Villavicencio (donde ya hay uno) y Medellín. Además, están a punto de inaugurar operación en Argentina y Chile.

La ventaja detrás del modelo de franquicias es la posibilidad de llegar a más zonas y, por ende, a más gente. Al abrir la aplicación, que ya cuenta con 9.500 descargas en el país, esta geolocaliza al usuario y ubica el punto Mr. Jeff más cercano, que será el que se encargará del servicio. De ahí en adelante la dinámica es muy sencilla: cada persona elige si quiere una membresía mensual, que viene en tres tipos, siendo la más básica la que permite una carga de diez kilos de ropa a la semana por $84.000; o si prefiere un servicio puntual, con determinado número de prendas, en el que el costo variará según el número y tipo.

Desde el celular, además, los usuarios pueden rastrear las prendas, ver en qué etapa de lavado están, si ya están en camino a la casa e incluso decidir si, para ahorrar costos en domicilio, quieren pasar en el camino del trabajo a la casa a recogerlas. El proceso entero, indica Rodríguez, toma 48 horas desde que se entregan las prendas al repartidor hasta que este las devuelve limpias, dobladas y empacadas en bolsas biodegradables.

Sobre este despliegue tecnológico, el español argumenta que “para lavar y planchar no hay mucha innovación. La tecnología lo que hace es mejorar los procesos, la eficiencia, la logística, el control y la facilidad”. Por eso, y porque solo lavan la ropa del día a día, más no las que requieren un tratamiento o desmanchado especial, se definen como una empresa de tecnología que se dedica a lavar y planchar y que no tiene como competidoras a las lavanderías tradicionales, sino a las lavadoras, secadoras y planchas domésticas.

Esto trae consigo varias ventajas. “Hicimos un análisis del tiempo, que es un poco variable dependiendo de si es una familia o una persona, pero los cálculos demuestran que un individuo normal gasta 500 horas al año entre lavar y planchar”, explica el vocero, agregando que, además, el gasto mensual de agua, luz y detergente asciende a US$15. “Eso sin contar cuánto dinero gastas por una lavadora, sobre todo si se te daña y tienes que comprar una nueva”, puntualiza.

Así mismo, hay beneficios ambientales. La eficiencia de los procesos que desarrollan en sus puntos físicos les permite ahorrar agua y energía sin mezclar ni confundir las prendas de sus clientes, además, el hecho de no hacer lavado en seco (que usa cloro) y de usar detergentes neutros disminuye el grado de contaminación con el que sale el agua a los desagües. Finalmente, el carácter hiperlocal del negocio facilita que las entregas se hagan con un carrito remolcado por bicicleta, lo que nulifica el uso de combustibles fósiles.

Al final, dice Rodríguez, es un servicio que actualiza una situación universal, ideal para quienes han usado una lavadora toda la vida y para quienes “como yo, nunca se lo han planteado, pero que son usuarios de Netflix, Rappi, Uber o Spotify y que prefieren pagar una cuota mensual y despreocuparse”.

Por esteban dávila náder

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