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¿Por qué se fue el ministro si era tan bueno?

En pocos meses al frente del Ministerio de Salud, Mauricio Santa María logró granjearse la confianza del sector y promover reformas vitales. La tarea queda en manos de una médica anestesióloga.

Redacción Vivir
14 de enero de 2012 - 09:00 p. m.

Cuando Diego Palacio, el ministro de Protección Social durante la era Uribe, dijo que el déficit del sector salud rondaba los $2,2 billones, el entonces director de Fedesarrollo, Mauricio Santa María, le recordó que el asunto según sus cuentas era más grave: cerca de $6 billones.

Cuando Palacio propuso usar las cesantías para cubrir gastos médicos, Santa María ripostó con algo de retórica cantinflesca advirtiendo que “el papel de las cesantías es precisamente servir de cesantía cuando la persona queda cesante”.

En agosto de 2010 Palacio, investigado por el caso de la yidispolítica, dejó en manos de Santa María un Ministerio de la Protección Social bastante descuadernado. Los decretos de emergencia social con que se intentó solucionar a última hora los graves problemas del sistema, no sólo fueron rechazados por los distintos sectores de opinión, sino que la Corte Constitucional los tumbó.

Una vez acomodado en el gabinete del presidente Juan Manuel Santos, Santa María logró en un par de meses lo que a su antecesor le costó varias canas: una reforma al sistema de salud con el guiño de médicos, EPS, clínicas y hospitales y pacientes. En apenas un año al frente de la cartera logró un aumento de cobertura de 2’200.000 personas, realizó la más ambiciosa actualización del plan de beneficios (POS) desde que se formuló ese listado de medicamentos y procedimientos médicos en 1994. Impulsó la unificación del POS para mayores de 60 años como lo ordenó la Corte. Destapó algunas ollas de corrupción. Además, por primera vez en 20 años los recobros al sistema bajaron en $700.000 millones. Trabajó además por poner orden en las EPS.

Detrás de esa voz con tono infantil, un estilo informal y un tanto “gomelo” según la imitación que hacen de él en el programa La Luciérnaga, siempre con una coca-cola en la mano, Santa María le demostró al país que los problemas se pueden solucionar con buena voluntad, inteligencia y escuchando a los demás.

¿Por qué entonces, si era tan buen ministro de Salud, el Gobierno decide relevar a Santa María en un año tan importante para el sector? Todo indica que las virtudes de Santa María en la administración pública van más allá de la salud. Su habilidad para ver el panorama general de los problemas y estructurar soluciones no está atada a un área particular. La arquitectura financiera y administrativa del sector ya está más o menos clara. Las tareas quedaron señaladas. Mientras, Santa María puede asumir retos más ambiciosos como el del Departamento Nacional de Planeación, donde se necesita mucha destreza para armonizar el Plan de Desarrollo con dos tareas enormes: la reconstrucción del país tras el duro invierno y conseguir el dinero necesario para hacer realidad la reforma agraria que se ha trazado el gobierno Santos.

En esta perspectiva, difícil imaginar a alguien más adecuado para heredar la tarea que comenzó Santa María, que la médica Beatriz Londoño. Siempre se la consideró la ministra en la sombra, por ser la persona que más allá de las habilidades gerenciales, conocía mejor el sector.

Londoño fue secretaria de Salud de Bogotá durante la alcaldía de Antanas Mockus. Según el exalcalde, ella “es una técnica muy competente. Una persona con mucha capacidad de gerencia, de gestión, de persuasión”.

La senadora Dilian Francisca Toro, también médica y una de las artífices de la reforma a la salud, describe a Londoño como “una persona conocedora del tema. Muy capaz. Con toda la experiencia. Le tengo fe. Todo este año y medio ha acompañado la reforma y la conoce a profundidad”.

Santa María prometió que para los pacientes 2012 iba a ser diferente. Esa promesa la tendrá que cumplir su sucesora.

Cronología: decisiones y protagonistas de la reforma a la salud

Indicadores del sector

96 por ciento es la cobertura de salud en el país, que equivale a 44,6 millones de afiliados.

3,8 billones de pesos es la deuda que las EPS y el Fosyga tienen con las clínicas y los hospitales.

2,5 billones de pesos costaron en 2010 los recobros de medicamentos y procedimiento no POS. La meta es bajar a $1 billón en 2012.

49 enfermedades quedaron cubiertas en el nuevo POS, lo que representa el 90% de las patologías más frecuentes entre los colombianos.

El próximo revolcón: las EPS

Desde junio pasado el entonces ministro de la Protección Social, Mauricio Santa María, anunció que entre 40 y 45 EPS desaparecerían con el nuevo esquema que definirá el Gobierno para el funcionamiento de estas entidades, en el que primarán los indicadores de calidad y de solvencia financiera.

Aunque se había dicho que para finales del año pasado ya estaría listo lo que Santa María llamó “el decreto de liquidación” de las EPS, el plazo se extendió porque al parecer se tratará de una reforma histórica. Fuentes del Ministerio de Salud aseguran que a finales de este mes se conocerá.

Por Redacción Vivir

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