El Distrito quiere cambiarle la cara a los parques de Bogotá, en sintonía con lo que planteó el alcalde Enrique Peñalosa en su plan de desarrollo: disminuir al menos un punto porcentual el 12,21 % de ciudadanos que consideran que los escenarios deportivos han empeorado, según la encuesta multipropósito de 2014. Es por eso que la Alcaldía, a través de entidades como el Jardín Botánico, las secretarías de Ambiente y Planeación, y el IDRD, adelanta la renovación de varias zonas verdes de la ciudad, que no han sido del todo bien recibidas por los vecinos de los puntos a intervenir.
Desde hace varios días, los residentes de por lo menos 16 parques de la ciudad han manifestado su descontento con los planes del Distrito; y no por la remodelación en sí, sino porque estos planes implican un nuevo diseño paisajístico en las zonas verdes. ¿Qué significa eso? Que los parques deben cambiar sus planos, para lo cual es necesaria la tala o traslado de determinado número de árboles, según lo requiera el proyecto.
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En tal situación están los vecinos de las zonas verdes del Parque Felicidad; Bosque de San Carlos; Bosque Bavaria; Ciudad Berna; Parque de Modelia; Canal Boyacá; Parque Normandía; Parque Humboldt; Parque Nacional; Parque El Japón; Parque El Virrey; Parque Iberia; y los canales Córdoba y San Francisco, así como el humedal de este sector. La queja más recurrente de los vecinos de esos parques es que hubo muy poca participación en el diseño y desarrollo de las obras. Esto ocurre en a mayor o menor escala en más de 50 parques de Bogotá, según denuncian los ambientalistas y activistas que quieren impedir las obras.
Por eso, mediante una velatón, los residentes salieron en la noche de este sábado a protestar contra los planes del Distrito, en especial en cuanto a los procesos de tala se refiere.
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El ente de control le solicitó al alcalde Peñalosa remitir un informe técnico con las estrategias para mitigar y comepensar la tala de árboles sobre la fauna silvestre, en especial las aves. Asimismo, le pidió toda la información sobre las afectaciones a la naturaleza con la ejecución de estas obras, y los documentos y evidencias que soporten las reuniones que se llevaron a cabo para socializar las obras en el Japón. Después, un juez acogió una acción popular y otorgó medidas cautelares, ordenando así la detención de las obras en el parque.
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Justamente, Rojas reveló esta semana que el Distrito autorizó la tala de más de 34.000 árboles. De ese total, hasta noviembre de 2018, se han hecho 11.394 talas en las que el Distrito ha desembolsado $3.068.211.59. En promedio, según la cabildante, a la ciudad le cuesta $501.341 cada árbol que se tala. Teniendo en cuenta la cantidad de procesos de intervención autorizados, la Alcaldía habrá gastado $17.361.966.490 cuando se ejecuten todas las talas.
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Según cifras que maneja el Jardín Botánico, hasta 2018 se sembraron 110.369 en toda la ciudad, entre los que se han sembrado en el espacio público (30.204), espacios privados (11.176), restauraciones ecológicas (56.058) y replantes (12.931).