El Gobernador de Antioquia hace ver su referendo como el mejor instrumento para descentralizar el país y salir del centralismo agobiante que ha gobernado toda la vida en Colombia. No obstante, la realidad indica todo lo contrario, con esta propuesta ganarían las regiones más ricas del país e inexplicablemente ganaría el centro a costa de la periferia. Me explico:
Una vez conocimos la propuesta del Gobernador nos dimos cuenta lo que quiere: busca que los departamentos empiecen a recibir el 85% del total del impuesto de renta y patrimonio que hoy asciende a $161 billones y es recaudado y gastado por la Nación. Con este populismo tributario pretenden decirle al país que van a lograr autonomía y más bienestar para los territorios.
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No será así. El referendo tiene un supuesto centralista erróneo a todas luces, la fórmula de distribución de los recursos está atada únicamente a la población departamental, dicho de otra manera, los departamentos con más población tendrán más recursos, los de menos población, tendrán menos.
Los esquemas de transferencias no deben basarse únicamente en la población al momento de distribuir recursos, hay que tener en cuenta que los territorios con menos población tienen brechas sociales muy altas, problemas económicos enormes y coberturas en servicios básicos muy bajas. Los mejores sistemas de transferencias en el mundo son aquellos que logran combinar diferentes variables de distribución para lograr cerrar brechas entre las regiones, no para ampliarlas.
Es por esta razón que la propuesta del gobernador es ilógica. De llegar a aprobarse, las brechas territoriales entre diferentes regiones no se cerrarían como es de esperarse, sino se ampliarían. Jaime Bonet esta semana explicó claramente cómo con esta propuesta el gini territorial empeoraría 26%, lo que significa que los departamentos más ricos ampliarían sus diferencias sociales y económicas con los departamentos más pobres. Descentralizar es hacer todo lo contrario, es buscar la convergencia territorial no la divergencia.
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Unos cálculos sencillos sustentan lo anterior. Si seguimos la regla de distribución del gobernador, Bogotá pasaría de recibir de la Nación $4,3 billones a recibir $20,7 billones, Antioquia pasaría de $3,7 billones a $12,1 billones, Valle del Cauca pasaría de $2,8 billones a $9 billones. En estas 3 regiones los ingresos se incrementarían en 381%, 232% y 221% respectivamente. Suena bien al principio, pero no lo es, no nos engañemos.
Mientras que las regiones más prósperas disfrutarían de un crecimiento de ingresos que ni el propio DMG hubiera imaginado, departamentos como Chocó, Caquetá, Putumayo, Arauca, San Andrés, Vichada y Guaviare tendrían un crecimiento 6 veces menor a Bogotá, Antioquia y Valle. De hecho, con este referendo, Amazonas, Guainía y Vaupés tendrían menores ingresos que hoy.
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De nada sirve quitarle plata a la Nación para luego distribuirla en las zonas más ricas del país. El centralismo no necesariamente hace referencia a las decisiones que se toman en Bogotá y a los recursos que se administran desde la Nación. Centralizar también es fortalecer nodos regionales y damnificar la periferia. Centralizar es darle más plata a Antioquia menoscabando la autonomía de departamentos cómo Guainía, Vaupés o Amazonas.
El referendo quiere darle solución a una problemática real, pero en la práctica lo que hará, será seguir profundizando el problema que quiere solucionar. La medicina será peor que la enfermedad.
Uno de los aspectos más dañinos del populismo es querer solucionar problemas complejos con ideas exóticas, sencillas y llamativas, que suenan bien al oído de la ciudadanía, pero que desafortunadamente, no generan ningún cambio profundo en la sociedad. Este referendo es ejemplo de ello, con una mala idea se quiere solucionar un dolor histórico en las regiones.
Colombia no necesita propuestas sacadas de un sombrero, necesita un verdadero cambio en su estructura tributaria y de ordenamiento territorial. Este tipo de iniciativas, como este referendo, lo que genera son más divisiones que concertaciones.
La propuesta no es técnica ni jurídicamente viable, eso lo saben los promotores del referendo. Hacer política con la descentralización y el ordenamiento territorial es necesario y urgente, pero hacer politiquería no le sirve a nadie. Este referendo no va para ningún lado, es un embeleco sacado a última hora.
Sobre este tema hay investigaciones y propuestas bastante estudiadas y trabajadas, le propongo al Gobernador de Antioquia que las repase y las estudie, porque seguro encontrará algunas ideas innovadoras, interesantes y mejores que las de su referendo centralizador. Puede empezar con todo lo trabajado por la Misión de Descentralización que durante años ha convocado a expertos de las regiones para discutir y acordar cambios necesarios, reales y profundos.