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El paralimpismo colombiano vive el mejor momento de su historia

Luis Fernando Lucumí, en atletismo, y Nelson Crispín, en natación, le dieron el pasado jueves dos preseas plateadas al país en los Juegos Paralímpicos. Con oro cerró la jornada el atleta Mauricio Valencia, en lanzamiento de jabalina. 

Redacción Deportes
16 de septiembre de 2016 - 04:57 a. m.
Luis Fernando Lucumí (izq.), Mauricio Valencia y Nelson Crispin (der.) / CPC
Luis Fernando Lucumí (izq.), Mauricio Valencia y Nelson Crispin (der.) / CPC

Ya son 12 medallas las que suma Colombia en los Juegos Paralímpicos de Río 2016. Ya se superaron todas las expectativas, pero lo mejor de todo es que de aquí al domingo, cuando terminan las justas, podrían llegar más preseas. Sin duda, el 15 de septiembre de 2016 será recordado como el mejor día en la historia del paralimpismo colombiano, pues se sumaron tres metales: uno dorado y dos de plata. El atleta Luis Fernando Lucumí y el nadador Carlos Daniel Serrano se colgaron las plateadas y con broche de oro cerró la jornada el atleta Mauricio Valencia, en el lanzamiento de jabalina. En total, la delegación nacional ha conseguido dos oros, tres platas y siete bronces.

El segundo oro en Río

El podio se volvió su costumbre. Primero había ganado un bronce en el lanzamiento de bala, escalón que se propuso superar para ser el responsable de que en suelo brasilero sonaran a todo volumen las notas del himno nacional. Con un registro de 36,65 metros en la clasificación F34, Mauricio Valencia alcanzó ayer su segunda medalla en la máxima cita, en esta ocasión en el lanzamiento de jabalina.

Prometió y cumplió. Al término de la jornada de ayer, Valencia hizo historia al convertirse en el quinto doble medallista de Colombia en las justas, honor que comparte con Pedro Mejía, Elkin Serna, Carlos Daniel Serrano y Nelson Crispín.  “Estoy extasiado con esta medalla porque logré superar al chino Wang Yanzhang, con quien llevaba cuatro años luchando y siempre se llevaba el primer lugar. Esta es la ratificación del deporte paralímpico colombiano, que se da gracias al apoyo de Coldeportes, el Comité Paralímpico, Indervalle y de tantas personas que aportan para alcanzar estos logros”, indicó un emocionado Valencia.

La plata de Lucumí

Admirador de Usain Bolt, el objetivo de Luis Fernando Lucumí, en los Juegos Paralímpicos de Río 2016, era subir al podio de los 100 metros planos, como lo hizo el jamaiquino, pero el caucano de 18 años no pudo clasificar a la final, por eso tenía un plan B para hacer realidad su sueño de convertirse en medallista: la prueba de lanzamiento de jabalina. El jueves 15 de septiembre cumplió su objetivo y se colgó una presea de plata. “Me siento muy alegre, muy contento, porque este es un sueño hecho realidad. Lo soñé desde que supe que podía venir a competir en los Juegos Paralímpicos Río 2016. Trabajé duro para esto y por eso me siento tan feliz. Es mi sueño hecho realidad”, aseguró el colombiano luego de recibir la medalla.

Desde muy pequeño, a Luis Fernando le diagnosticaron un grado de parálisis cerebral que, aunque leve, le da también un nivel de discapacidad. Sin embargo, el joven atleta no conoció limitaciones en su adolescencia, por lo que llevaba una vida normal practicando fútbol con sus amigos cercanos en Villarrica (Cauca), su lugar de nacimiento.

Pero fue en Pekín 2008 cuando vio por primera vez a Usain Bolt por televisión. Y todo de él le llamó la atención. A pesar de su corta edad, participó en una Copa Mundo de Atletismo Paralímpico, en Dubái, donde logró parte de la clasificación a los Paralímpicos de Río 2016. Ahora ha hecho historia allí, al convertirse en el atleta más joven en colgarse un metal. Le quedan varias justas más para buscar el anhelado oro y un buen resultado en los 100 metros, la prueba por la que se enamoró de Usain Bolt.

La segunda de Crispín

Nelson Crispín comenzó a practicar natación cuando tenía ocho años. Su hermano, policía de profesión, lo animó a tomar clases y, cuando el profesor William Jiménez lo vio, le ofreció darle lecciones a la mitad del precio de un atleta convencional. Él le tenía miedo al agua y eso fue una gran limitante para desempeñarse en esta profesión, pero aprendió a nadar. No tocar el piso con los pies dejó de horrorizarlo y, por el contrario, comenzó a disfrutar de la natación y a entrenar con más frecuencia.

Con el tiempo, su constancia y empeño empezaron a dar fruto. En cuanta competencia participaba, salía con una medalla en su pecho, y esa motivación de ser siempre mejor lo ha llevado a querer ganarlo todo. Sus primeros Juegos Paralímpicos fueron en Londres 2012, adonde llegó con el objetivo de ganar medalla, pero le tocó conformarse con un diploma olímpico. Por eso, desde que se subió al avión de regreso a Colombia, se impuso la tarea de triunfar en Río 2016.

Clasificó sin problemas. De hecho, en el ciclo paralímpico fue el deportista más destacado de la delegación nacional, justamente por lo cual ganó el derecho a ser el abanderado. Y cumplió. A falta de una competencia (100 metros estilo libre), ha ganado dos platas, una de ellas el pasado jueves, en la prueba de 100 metros pecho SB6. El lunes lo despojaron de un bronce que había ganado, por no haber tocado uno de los bordes de la piscina correctamente.

Por Redacción Deportes

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