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Es urgente que América Latina revitalice el crecimiento económico: Banco Mundial

Estas son las proyecciones del Banco Mundial para el crecimiento de Colombia y la región. Además, un informe de la entidad expresa que se debe mejorar la competencia para ayudar a superar obstáculos persistentes.

10 de abril de 2024 - 05:06 p. m.
El Banco Mundial estima que el crecimiento económico para Colombia sea del 1,3 % para este año.
El Banco Mundial estima que el crecimiento económico para Colombia sea del 1,3 % para este año.
Foto: Getty Images

El Banco Mundial presenta su informe “Competencia: ¿el ingrediente que falta para crecer?”. En él se analiza las perspectivas económicas de los países de la región en medio de los desafíos de la presión fiscal, las altas tasas de interés y los bajos niveles de inversión.

La entidad asegura que América Latina y el Caribe ha llegado a una coyuntura crítica. Si bien en las últimas décadas ha logrado avances significativos en la estabilización económica, el crecimiento se ha estancado, lo que socava el progreso. Se necesitan medidas urgentes para revertir el rumbo.

El Banco Mundial prevé que el Producto Interno Bruto (PIB) regional se expandirá un 1,6 % en 2024. Se espera un crecimiento del PIB de 2,7 y 2,6 para 2025 y 2026 %. Aunque para Colombia la estimación es del 1,3 % para este año y del 3,2 y 3,1 % para 2025 y 2026, respectivamente.

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Las tasas de la región son más bajas en comparación con todas las demás zonas del mundo e insuficientes para impulsar la prosperidad. Muchos hogares se encuentran bajo presión debido a que las transferencias sociales están disminuyendo y los salarios aún no se han recuperado a los niveles de prepandemia.

“El bajo nivel de crecimiento, de manera sostenida, no es solo una estadística económica sino una barrera para el desarrollo. Se traduce en servicios públicos reducidos, menos oportunidades de empleo, salarios deprimidos y mayor pobreza y desigualdad. Cuando las economías se estancan, el potencial de su gente se ve limitado. Debemos actuar con decisión para ayudar a América Latina y el Caribe a romper con este ciclo”, dice Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.

Los factores detrás de estas cifras incluyen bajos niveles de inversión y consumo interno, altas tasas de interés y elevados déficits fiscales, lo que representa un escenario global adverso, marcado por tensiones geopolíticas.

El buen manejo de la inflación ha sido un punto positivo en la región, reflejo de décadas de reformas macroeconómicas sólidas. La inflación regional, excluyendo Argentina y Venezuela, se sitúa en el 3,5 %, frente al 5,7 % en los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico).

En la mayoría de los países, las expectativas inflacionarias siguen ancladas y se espera que los bancos centrales alcancen sus objetivos en 2024. Para capitalizar este progreso y reavivar las economías, la región debe abordar desafíos de larga data. Las reformas en infraestructura, educación y comercio son fundamentales para mejorar la productividad y la integración al mundo.

“Una agenda que impulse el crecimiento aborda seriamente estas brechas. De lo contrario, la región quedará estancada y no podrá atraer inversiones ni aprovechar nuevas oportunidades, como la relocalización de industrias o la economía baja en carbono. La mejora de los sistemas de competencia debería ser parte de estas estrategias, lo que beneficiaría a los consumidores y las empresas”, expresa William Maloney, economista jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.

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Mejores políticas de competencia para el crecimiento

Fomentar la competencia es fundamental para reactivar la economía y recuperar la confianza de los inversores. Cuando la competencia se sustenta en políticas, instituciones y marcos sólidos, se alienta a las empresas a innovar, ser más eficientes y ofrecer avances tecnológicos. Los precios más bajos y la variedad de opciones benefician a los consumidores. Este es un asunto urgente. La región tiene bajos niveles de competencia, lo que socava la innovación y la productividad. Los consumidores también se ven perjudicados al enfrentar costos más altos que el resto del mundo.

El informe analiza las razones detrás de este escenario. El panorama empresarial está concentrado y existe un marcado contraste entre unas pocas grandes empresas que dominan los mercados y numerosas pequeñas empresas. El 70% de los trabajadores son autónomos o trabajan en empresas de menos de 10 empleados, ocupados en su mayor parte en actividades de baja productividad.

Además, pese a que muchos países de la región cuentan con agencias y leyes de competencia, su aplicación es débil debido a que muchas agencias carecen de fondos o de personal suficiente. Las firmas poderosas suelen influir en las políticas gubernamentales, lo que reduce la eficacia de las leyes de competencia.

Todo esto crea un ciclo en el que un puñado de grandes empresas dominan e influyen en los mercados, y tienen pocos estímulos para innovar. Con bajos incentivos para sobresalir, empresas poco productivas permanecen en el negocio y terminan mal preparadas para competir, sofocando su potencial para impulsar el crecimiento.

A la vez que exploran nuevas vías para revitalizar el crecimiento, los países deberían evitar la tentación de limitar la competencia, lo que podría perpetuar el actual ciclo de baja productividad y crecimiento. Para corregir los marcos de competencia y mejorar la posición de los países de la región en el mercado global, el informe sugiere áreas clave de acción, que incluyen:

· Fortalecer las agencias de competencia. El informe contiene nueva evidencia de que las agencias nacionales de competencia efectivas tienen un impacto positivo en la productividad, las ventas y los salarios. Reforzar estas agencias incluye garantizar su independencia y hacer cumplir su capacidad para hacer cumplir las regulaciones antimonopolio y a favor de la competencia, especialmente para las empresas más grandes. Esto supone también promover prácticas efectivas de gestión pública y capacitar a funcionarios.

· Apoyar las políticas de innovación. La competencia per se no es suficiente para que las empresas prosperen. Las empresas deben estar preparadas para una mayor competencia, tanto nacional como internacional. Esto requiere políticas complementarias que estimulen a las empresas a innovar y ascender en la escala tecnológica para que puedan competir, adoptar nuevas técnicas y crecer.

· Potenciar la capacidad dirigencial. Mejorar los conocimientos de gestión ayudará a las empresas a responder a los mercados, identificar nuevas oportunidades, desarrollar planes de negocios y estimular a los trabajadores. Esto debería ir acompañado de una agenda para mejorar la educación en todos los niveles, preparando a los estudiantes y a la fuerza laboral para prosperar en entornos competitivos.

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